Hostess

Una migrante rumana en Japón

Según Andrea Silhagi, de 24 años, originaria de Rumania, la economía abierta no ha logrado liberar a la mayoría de sus compatriotas. “Antes teníamos dinero ahorrado, pero todo estaba racionado, así que no teníamos nada para comprar… ahora tenemos muchos productos a nuestra disposición para satisfacer todas nuestras necesidades, pero no tenemos el dinero para comprarlos.”

En consecuencia, miles de rumanos han emigrado en los últimos años para trabajar ilegalmente en otros países. Muchos de ellos trabajan como lavaplatos o afanadores. Algunos otros han sido tentados u obligados a entrar en el peligroso mundo de la industria sexual globalizada.

Los elevados costos de la vida en Transilvania obligaron a Andrea a abandonar sus estudios en la Escuela de Medicina en julio del 2000, al igual que en octubre del 2002, ya que no podía mantener a su madre y a ella misma en el pequeño departamento que comparten en Cluj Napoca.

Como muchas otras mujeres rumanas de educación universitaria que se vieron obligadas a emigrar por razones económicas en los últimos años, Andrea también sucumbió ante la promesa de hacer dinero fácil “entreteniendo” a los clientes en los clubes de hostess en Japón y otros países asiáticos. Tenía muchos temores: ¿cómo podía competir con todas aquellas hermosas chicas? ¿Podría ganar la cantidad suficiente de dinero durante los tres meses de vigencia de su visa? ¿La policía podría deportarla en caso de que la descubrieran trabajando? ¿Tendría jefes abusivos?

Irónicamente, al igual que para Andrea, trabajar como hostess en Japón se ha convertido en algo muy codiciado por muchas mujeres jóvenes del bloque oriental-europeo. En la gran mayoría de los casos se trata de mujeres bien instruidas y muy conscientes de los riesgos. Sin embargo, la recompensa económica es demasiado tentadora como para rechazarla. Andrea trabajó durante tres meses en Japón y ahorró cerca de 3,000 dólares, más de lo que necesitaba para continuar con sus estudios. Ella, al igual que otras mujeres de su vecindario, desean volver a Japón.

Janet Jarman visitó a Andrea en Cluj Napoca a principios de octubre del 2002 mientras ésta se preparaba para su segundo trabajo como hostess en Japón. Jarman documentó la corta pero lucrativa tarea de Andrea como hostess de un club nocturno en Tokio. ®

—Traducción de Ari Volovich. Publicado originalmente en Replicante no. 1, “Migraciones, racismo y mestizaje”, otoño de 2004. © Janet Jarman/Corbis

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Publicado en: Destacados, Noviembre 2012, Oriente vs Occidente

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  1. Qué angustia es la pobreza, y mientras la mujer sepa lo que quiera, y decida nadie puede juzgarla, me pregunto: ¿no es, la misma en todos lados? en el caso d e Andrea, es visible que sí que no hubo otra oportunidad que los reisgos y peligros que se corren y los malos tratos a los cuales se exponen las sexoservidora, se sabe son altos y muchos

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