Gumersindo Lafuente fue director adjunto del diario español El País y responsable de la versión online de ese periódico, referente del periodismo 2.0 y maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Con su ponencia “Periodismo con futuro” cerró el Foro de Webperiodismo Rosario 2012 que se desarrolló en el auditorio de OSDE.
Para el español, creador del mítico Soitu.es, no existen fronteras entre lo real y lo virtual ya que considera que “la realidad está en la calle y también en las redes sociales”. El periodista posee un claro espíritu digital: “El cien por cien de la redacción de El País trabaja para la primera salida que es la de la web y luego se hace un diario en papel cada 24 horas”. Replicante dialogó con el especialista no sólo del universo web sino también de la crisis española, los indignados, la estatización de YPF [Yacimientos Petrolíferos Fiscales empresa argentina] y el gobierno de Cristina Fernández.
—¿Cómo analiza el futuro próximo del periodismo?
—El periodista va a tener que pelear en un escenario nuevo en el que la tecnología, por un lado, le pone dificultades y le complica la vida, pero por otra parte le otorga herramientas de una enorme potencia. ¿Qué está ocurriendo? En este escenario de desintermediación el periodista se ve obligado a reivindicar que él es necesario. Yo creo que el buen periodismo y el buen periodista van a seguir teniendo un papel que desempeñar. Pero vamos a tener que pelearlo.
—¿Cómo se vive en España este momento de crisis?
—La crisis en muy profunda y muy alargada en el tiempo. Al principio teníamos esperanza de que no iba a durar demasiado. Para el periodismo está siendo durísimo porque coinciden dos crisis: la del sistema, la estructural que se produce por el cambio tecnológico y la coyuntural propia de la crisis económica. Las grandes compañías la están pasando muy mal y no sabemos muy bien cómo vamos a salir. Para poder sobrevivir vamos a tener que ser más pequeños y a lo mejor —algún día— conseguimos volver a ser grandes.
—Hay una máxima: en toda crisis hay una oportunidad. Hemos asistido a la distancia al movimiento “Indignados”. ¿Cuánto tuvieron que ver las redes sociales en la protesta?
—Indignados estamos todos. Yo estoy muy indignado y no dejo de decirlo. Tenemos que tener derecho a indignarnos y a manifestarlo con el voto pero también con nuestra presencia en las calles y en las plazas digitales, que son las redes sociales. Éstas han tenido un papel importantísimo en cómo se han comunicado y cómo se fueron creando alianzas para demostrar el descontento en las calles. Como ha nacido una manera nueva de hacer periodismo, ha nacido también una nueva manera de hacer acción política. Y está funcionando en ámbitos paralelos muy distintos a la manera de hacer política de los partidos tradicionales. Los partidos clásicos no se han dado cuenta todavía que está pasando algo que va a cambiar el sistema, incluso de representación política. Lo que está ocurriendo en España y en algunos otros países es el principio de algo que va a ser muy trascendental.
¿Qué está ocurriendo? En este escenario de desintermediación el periodista se ve obligado a reivindicar que él es necesario. Yo creo que el buen periodismo y el buen periodista van a seguir teniendo un papel que desempeñar. Pero vamos a tener que pelearlo.
—En el movimiento 15-M no había un líder ¿Existieron liderazgos con alternancia?
—Eso está en la esencia del 15-M. Ellos han conjurado que no haya protagonismos personales. Cuando el movimiento estaba en Sol, en plena efervescencia, las portavocías eran por horas. Cuando los periodistas pedían por un portavoz, cada cuatro horas, había uno distinto. Han querido esquivar los protagonismos y en eso funcionaron como una maquinaria perfecta. Eso hace que el movimiento tarde más en evolucionar, en madurar, pero la esencia que lo puso en marcha está empezando a contaminar positivamente a toda la sociedad.
—¿Qué lectura hace de la estatización de YPF teniendo en cuenta la dureza de los discursos que hubo en ambos gobiernos?
—Creo que no se puede generalizar. Yo no me incluyo dentro de los que han levantado la bandera de la patria.
—¿Hubo muchos medios que sí lo hicieron?
—Yo no entiendo el discurso patriótico. Éste es un asunto económico y de seguridad jurídica. Y ahí debe estar la disputa. Creo que el gobierno argentino sí lo está usando dentro de su discurso patriótico pero este tipo de respuestas a mí no me cuadran. Me cuadra una respuesta en los ámbitos legales si es que procede y que ha de hacerla la compañía que, por cierto, es una compañía que posee accionistas y que muchos de ellos ni siquiera son españoles. Tal vez no sea políticamente correcto, pero estas empresas (sean de donde sean) que se dedican a la explotación petrolífera no son las más limpias, en el diverso sentido, que hay en el planeta.
—Siempre es interesante escuchar el análisis equidistante de una mirada extranjera. Teniendo en cuenta que dirigís uno de los medios de comunicación más importantes de habla hispana, ¿qué lectura haces del gobierno que preside Cristina Fernández?
—Me pones en un compromiso. Yo prefiero hablar del gobierno español [risas].
—Dejemos a Rajoy para otra oportunidad…
—Yo creo que es muy complicado. La situación de Argentina es una situación compleja. Las medidas que toma el gobierno de Cristina Fernández vistas desde fuera resultan de un populismo insoportable pero es una mirada bastante injusta. Cuando vengo aquí y hablo con vosotros empiezo a percibir los matices. Y los matices hacen que las cosas vistas desde fuera que parecen inaceptables se empiecen a comprender, al menos. Hay que tener una cierta prudencia a la hora de opinar. Argentina es un país fantástico, y los gobiernos, como muchas veces ocurre —como en España— no nos lo merecemos. Están en un nivel muy inferior que a los ciudadanos
Twitter: ¿Calidad o cantidad?
En marzo, Lafuente ofreció una conferencia en XIII congreso de periodismo digital de Huesca, España. Allí habló sobre la importancia que poseen para la nueva generación de periodistas su paso por las redes sociales. Parece que algunos medios sacaron de contexto algunas declaraciones, como ésta: “En el nuevo contexto es más importante a la hora de elegir los trabajadores para una nueva redacción los seguidores que el periodista tiene en twitter que el currículum adquirido y su experiencia laboral”. Replicante reavivó la polémica y preguntó por este asusnto.
—¿Cuántos seguidores de Twitter tiene que tener un aspirante para ingresar a El País?
—Me lo preguntas de una manera muy maliciosa. Yo creo que los estudiantes de periodismo no pueden ignorar a las audiencias. Y las audiencias están en las redes sociales. Todo su futuro laboral dependerá de conocer qué piensan las audiencias y ver cómo se mueven en las redes sociales. Y además, sus marcas personales las van a poder promocionar en las redes. Estén o no trabajando en un medio. Y, por lo tanto, me va a importar el talento que hayan desarrollado a través de sus enlaces, de lo que hayan hecho en la red. Me va a importar cómo es su actividad, cuántos seguidores tienen y no sólo el número sino también su calidad. Si tengo a dos personas enfrente y las tengo que contratar, si una es muy brillante en sus estudios pero no tiene actividad en la red y la otra es un poco más mediocre en sus estudios pero veo que tiene un enorme talento en la red yo te devuelvo la pregunta: ¿Tú a quién contratarías? ®