José Hernández–Claire

Tempus Instans

Una joven estudiante de arte rememora el trabajo de museografía e impresión de la exposición del entrañable fotógrafo José Hernández–Claire (1949–2021) y de cómo su obra y su legado la llevaron a conocerlo y admirarlo.

José Hernández–Claire en la inauguración de Pesadilla americana en el ExConvento del Carmen, Guadalajara, en diciembre de 2019–enero de 2020.

Fue mediante la exposición Tempus Instans, un homenaje al fotógrafo jalisciense José Hernández–Claire, en la víspera de su primer aniversario luctuoso, como lo conocí el año pasado, 2022. El nombre de la exposición alude al instante presente que se escapa y que sólo la fotografía tiene la inigualable cualidad de capturar el momento único e irrepetible.

La selección de imágenes es una significativa recopilación de más de cuarenta años de intenso trabajo en el fotodocumentalismo y el fotoperiodismo, áreas en las que el artista es definitivamente un referente imprescindible.

José Hernández–Claire, de la serie Migración.

Ésta fue una exposición muy especial para mí, pues tuve la fortuna de acompañar la mayor parte de su proceso de creación: desde el diseño de la museografía y el montaje hasta la producción de todas las impresiones.

Aunque no tuve la fortuna de conocer al maestro Hernández–Claire en vida, su legado tanto en las imágenes como en las enseñanzas a sus alumnos —a quienes sí conozco— es muy importante. Siento que durante este proceso me lo presentó su trabajo, una fotografía a la vez.

José Hernández–Claire, de la serie Migración.

Así, poco a poco fui acercándome a aquel egresado de la Universidad de Guadalajara como arquitecto en 1972, estudioso de la fotografía en el Pratt Institute de Nueva York. Becario por el Fonca y la Fundación Guggenheim; cofundador y primer editor de fotografía del diario Siglo 21 de Guadalajara; profesor en la Universidad de Guadalajara, en el ITESO y otras instituciones. Me di cuenta de que fue la llama que prendió la pasión por la fotografía en muchos jóvenes tapatíos. Esto es algo que me parece muy importante resaltar de este admirable fotógrafo: su pasión y dedicación por la enseñanza, su nulo celo por compartir lo que con años de experiencia había acumulado. Por ello no es coincidencia que su trabajo aparezca en numerosos libros y que se haya expuesto en Cuba, Estados Unidos, Francia, España y Alemania, entre otros países.

José Hernández–Claire, de la serie Migración.

La exposición inaugurada el 7 de junio de 2022 mostraba fotografías de las series Migración, 22 de Abril, Calle, Campo, Ciegos, Nueva York, Religión y Fenómeno Cowboy. Aunque su trabajo se extiende mucho más allá de lo que se presentó, en aquella sala del Museo de las Artes (MUSA) podían verse trabajos estelares como Salto al sueño americano, de 2007.

Cada una de sus fotografías se imprimieron de la manera en que el artista lohacía en vida, en papeles libres de ácido, con tintas de pigmento, para lograr una acuciosa representación del blanco y negro, siguiendo las reglas y tradiciones del mejor fotoperiodismo. Fueron enmarcadas cuidadosamente con la mejor calidad, utilizando acrílico y contramarco para que su durabilidad y preservación sean impecables. Todo esto logró que el trabajo fotográfico luciera en su mayor esplendor.

José Hernández–Claire, de la serie 22 de abril.

La museografía tampoco es una casualidad. El acomodo de las piezas, separadas por una línea horizontal que divide dos hemisferios, representa el cielo y la tierra, lo que le daba una vista dinámica a la exposición y se alejaba del acomodo tradicional. Incluía también dos fotografías a escala real, imponentes y llamativas, en el centro de la sala, con la intención de introducir al espectador en las duras escenas de la vida de un migrante.

José Hernández–Claire, de la serie 22 de abril.

A las fotografías también las acompañaba un par de mesas que contenían objetos personales de Hernández–Claire, seleccionados por su hija y su esposa, lo que le daba un toque muy especial a la experiencia del espectador que, aun sin conocerlo, le permitía adentrarse un poco en la persona que estaba detrás de la cámara. Su gorra, sus cámaras, su libro favorito que siempre cargaba consigo, Zen en el arte del tiro con arco; cada una de estas pistas nos acercaban más a quien fue uno de los fotógrafos más importantes que ha dado Jalisco, y México, ciertamente. Un gran artista que pasará a la historia de nuestro estado, y que fue acreedor del codiciado premio Rey de España de fotoperiodismo.

José Hernández–Claire, de la serie 22 de abril.

Úrsula, su hija, nos cuenta que hay más de 700 rollos sin revelar en su casa, un enorme Hernández–Claire inédito. Aunque las piezas expuestas son extremadamente valiosas, y fundamentales en la trayectoria de nuestro fotógrafo, será imprescindible realizar varias selecciones y exposiciones más. Todas las obras que vimos en la exposición son piezas que ya se han visto en varias ocasiones, incluso esta selección ya había sido expuesta anteriormente, aunque se agregaron algunas piezas de la continuación de la serie Migración, con imágenes de ambos “bandos” del conflicto en la frontera de México y Estados Unidos y el personaje detrás del odio a los migrantes, Donald Trump. Esta adición me parece de las decisiones más interesantes de aquella exposición, pues es así como se realiza un trabajo de selección del enorme acervo fotográfico de Hernández–Claire.

José Hernández–Claire, «Sólo para sus ojos», de la serie La calle. Tonalá, 1996.

Me fascinó aprender de este artista, y creo que esta exposición es el inicio de una merecida serie de homenajes; aún queda una gran cantidad de material que revisar, rollos que revelar, fotografías que imprimir y exposiciones que montar. Me encantaría hacer una revisión mucho más profunda y diversa del trabajo de este artista en el futuro próximo. ®

Todas las fotografías están tomadas de su sitio.

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Publicado en: Fotografía

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