Creo que los dictámenes del GIEI y de los forenses argentinos están distorsionados y se tuercen más por las agendas políticas que hacerse rectos por la búsqueda de la verdadera justicia.
29 de abril. Politiquería y militancia
Es muy grave lo que sucede en México, que pasan los años y no avanza el Estado de Derecho. Hay avances de todo tipo pero el respeto a la ley sigue siendo una quimera. Ni siquiera podemos decir que somos una sociedad respetuosa de la ley con un gobierno atrasado. Atrasado está pero no muy lejos del resto de la sociedad que lo engendra.
El avance democrático, la libertad de expresión, la autonomía municipal, estatal y del poder judicial son encomiables, por supuesto, pero si no se acompañan del avance del civismo de la sociedad entera muestran su verdadera naturaleza de entelequias.Los contrapesos del gobierno se han fortalecido, pero qué pena que en muchos casos, como el de la matanza de Iguala, en un porcentaje significativo se tuerzan por la politiquería. Por el uso por delante del ventajismo politiquero en lugar de presionar de manera serena, inteligente y eficaz al gobierno para que cumpla su labor.
Pero —demasiados peros— el principal culpable sin duda alguna es el gobierno, en todos sus niveles, que no cumple su misión sustantiva de proporcionar seguridad. Son inadmisibles las ligas tan estrechas con el crimen organizado.
Para acabarla de amolar, también es una pena que las instancias supranacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la OEA y la ONU padezcan también del fenómeno de la politiquería y de la militancia interesada.
Los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ayudaron poco y nada al esclarecimiento de esta lamentable tragedia. ¿Que la Procuraduría General de la República (PGR) es una mierda? Ya lo sabíamos. Por eso se acudió a su auxilio.
El problema fue que ya traían por delante el veredicto: Fue el Estado. Y como dice el lugar común, para el que trae un martillo todos los problemas tienen forma de clavo. Todo lo retorcían para acomodarlo a su sentencia previa. Desdeñaban cualquier prueba y evidencia que no se acomodara a su esquema.
Y como cereza del pastel, la intervención gringa para sacar ventaja de la debilidad circunstancial del gobierno mexicano. Trump sacó a la luz la animadversión real de muchos sectores de su país contra México. Y en todos los niveles.
La vecindad con la mayor potencia del mundo tiene ventajas… pero también sus desventajas. Ahí tenemos amigos poderosos, y enemigos muy poderosos también.
En fin, como dicen los toreros, que Dios reparta suerte.
26 de abril. De Iguala a… Ayotzinapa
Sobre la masacre de Iguala me vi tentado a difundir los textos del New York Times, pero, para el caso, sirven más los de La Jornada o Proceso, son igual de interesados, pero por lo menos están más cerca y más enterados.
Por cierto ¿por qué el GIEI titula su informe “Ayotzinapa”? La matanza fue en Iguala, todo ese infierno se desató y concluyó en Iguala y sus cercanías.
Al revés… ¿Por qué estaban los normalistas en Iguala, tan lejos de Ayotzinapa? ¿Será por eso que no lo quisieron llamar Iguala?
Toda la enjundia investigadora del GIEI evadió con notable ligereza y mucho éxito la pregunta inicial… De veras: ¿a qué y quién mandó a los estudiantes a dos largas horas de su normal? ¿Quién y por qué los envió y condujo al matadero?
Todas las hipótesis, móviles y evidencias del caso se analizan, se objetan y se debaten encarnizadamente… menos el verdadero motivo de la presencia de los normalistas en Iguala a esas precisas horas en ese preciso día.
7 de abril. De su boca
Dicen los del GIEI que, de peritajes, todo lo que no salga de sus augustas bocas “es preliminar y no conclusivo”, “inválido”, “genera confusión” y “quiebra la buena fe”.
3 de marzo. Agendas políticas
Como muchos, creo que los dictámenes del GIEI y de los forenses argentinos están distorsionados y se tuercen más por las agendas políticas que hacerse rectos por la búsqueda de la verdadera justicia.
Sin embargo, aparte de las grillas, el estado de los derechos humanos en México es desastroso. Aunque, paradójicamente, están mejor que nunca antes. Flaco consuelo es ante los miles y miles de ciudadanos delincuentes y no delincuentes que son atropellados por el abuso de los agentes del autodenominado “sistema de justicia” de nuestro país.
El Estado mexicano tiene leyes e instituciones autónomas que pugnan por la transparencia y la defensa del ciudadano ante los abusos del mismo Estado, como no los había tenido nunca antes, de nuevo. El poder judicial es independiente como nunca lo había sido, lo que también es bueno pero con sus aristas malas. La corrupción ha aumentado más que disminuido en el proceso de esa independencia.
Pero, como dijo aquel primer ministro británico, Gordon Brown: “En el establecimiento del Estado de derecho los primeros cinco siglos son los más difíciles”.
Ya nos falta poco… ®