La guerra invisible contra las mujeres

Fragmentos de Guerrera nocturna

La autora, oaxaqueña y escritora, es portadora de la voz de la hermana, de la montaña y del río. Reúne, con la ayuda de otras mujeres, papel, hilo, color, fotografía y voces de la tierra que representa en libros que al primer encuentro con ellos ya comienzan a contar su historia.

Ninfa Pacheco. Fotografía de Rosalba Bustamante.

a.

Desde la cumbre del peñasco te arrojas en silencio, deslumbras, mujer al descender, en el trayecto eres rollo de Agua que se vierte en el Río en medio de la noche, rompes la cara de la corriente y al salpicar en círculos el sonido se amplifica en el vacío de la oscurana.

En tus ojos negros la noche se encontró a sí misma, ellos, la peña y el Río son el lugar donde Centli, la Mazorca, se desgrana y Tlaol, las semillas, regresan al seno de la madre.

Solitaria en el Río donde convergen los pies de aquellos cerros, no resuenas con el estruendo de la Serpiente de Agua que al mudarse de casa vuela con las trombas, con la velocidad del Viento, con los Truenos y con los cuchillos de Agua, las tormentas. Tuyo es el silencio fértil, el espacio que engrandece los sonidos, el sigilo de las Venadas al acercarse a los aguajes, junto a ti reposan las Dantas que se extinguen, los vuelos amplios de los Zopilotes en sereno regocijo, su mirada longeva y el fulgor de su plumaje.

Las aves respetan tu silencio, desde los hogares te recuerdan, tu ciclo es la noche que oscurece los plumajes y alimenta la espera germinal que adelanta los sucesos.

Hermana del otro aspecto de quien duerme y se abre camino en el vacío, viajera entre los sueños, marginal del tiempo e indiferente a su transcurso, luz que toma forma pero que no la necesita, la que atraviesa y no es atravesada, te muestras en la noche, aunque vienes de lejos, de otro mundo, aun así te conocen los Perros porque ellos mantienen el contacto. Cuerpo vivo de las Aguas, pulso vital que recuerda cómo las pencas de los magueyes llevan impresas las huellas de las primeras hojas.

Serpiente guardiana que se multiplica entre los cerros y en los árboles de los extremos, siendo una apareces diferente en cada espacio, allá roja, en el otro lado blanca, negra, azul o verde, pero te vuelves una sola como milocotl, como tallo, y al diversificarte estás en patlauac izuatl, las hojas de la Milpa que sienten como nelhualmili, la raíz, pero hablan como hojas.

En ti, el reptar de las Serpientes queda inscrito sobre el Suelo porque en él la simiente que tú otorgas halla arraigo, vida, miauatl, espiga, flor de Maíz y yelotl.

La Señora de los Ríos te recibe como amiga, en tus ojos nace el viaje, en tu boca la palabra nos envuelve en el silencio de la noche rumorosa, en tu cabello negro y en tus brazos, Matlaciua.

b.

Mientras tanto la oligarquía se empeña en quemar los Montes, contaminar los Ríos de los pueblos de Anawak, en pulverizar el vivir en amistad con la Madre Tierra, en imponer las hidroeléctricas, la minería, los polos de desarrollo, los parques eólicos, el glifosato, los herbicidas y los pesticidas cancerígenos, las semillas transgénicas, los acueductos, las granjas industriales porcinas y de aves, los trenes, los monocultivos, los parques fotovoltaicos, la policía minera, el militarismo, los gasoductos, el reordenamiento del territorio para el turismo empresarial, para las inmobiliarias. A ese despliegue destructivo los políticos y agentes de la necropolítica lo llaman desarrollo, para exterminar a los pueblos originarios, a las mujeres, para destruir a la misma Madre Tierra, eliminar la vida por la economía extractiva, para echarte de tus sedes, despojarte de los Ríos y ponerte en las reservas, Matlaciua.

c.

Una gobernante joven y estratega militar intuye las debilidades, los apoyos del ejército enemigo, los pasos a futuro; sin descuidar los flancos ataca por sorpresa a las vanguardias, a las retaguardias.

Maestra de la táctica, experta en los asaltos que le dan el triunfo, bueno, a los hombres que ejecutan, pero ella es quien decide y diseña la estrategia.

Los planos están sobre la mesa y ella rodeada por los hombres de confianza, planean en secreto las salidas, los ataques fulminantes sin exponer las tropas más allá. A lo lejos suena el atabal y la trompeta de caracol que infundirán coraje en las batallas.

El libro de Ninfa. Fotografía de Rosalba Bustamante.

Guerrera en el día, guerrera en la noche, Jaguar de la Tierra, como Águila de Sol vigila desde lo alto para descender con precisión y elevarse con el Pez. Certera en el Río y en el Suelo, cazadora de larga visión, de claridad; espera que la presa se aproxime y como Jaguar la suelta hasta que no percibe vida en ella.

Extraordinaria en la música, en el gobierno, en la estrategia; los hombres y su familia se apartan de ella por lo mismo, según, es chocante ver que una mujer sobresaliente elimina la posición para los otros que por inercia quieren estar en el centro de lo que ocurre y la elimina también para ellas que se acostumbraron a que lo estén siempre, ellas que se enojan si una mujer es más capaz que un hombre. Esos otros que no aprenden a plegarse frente a la inteligencia de una mujer, por esa cualidad la perciben como enemiga, como error.

Les es fácil rechazarla, al fin, es más cómodo que cuestionarse su compulsión a segregar, prefieren aborrecer a la brillante porque les quita el oxígeno de su propia importancia, la dominación sobre los demás y eso se castiga en las mujeres, pero en los hombres, en ellos es cosa de admirar. ®

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Publicado en: Libros y autores

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