La historia de Antonia Alba

Un premio envenenado

La Ley Integral de Violencia de Género y el feminismo socialista se han convertido en el nuevo terrorismo. En España desde hace más de veinte años se entrega un antipremio con fondos públicos para denigrar y avergonzar a las voces que discrepan con la ideología de los políticos en turno.

El hombre no es malo por naturaleza ni la mujer buena por naturaleza.
—Antonia Alba, abogada

Antonio Alba, abogada, feminista. Foto de Fernando Ruso.

En su edición XXVI de los Premios Racimo y Filoxera de 2018 la humillada fue una mujer que exigía igualdad real entre hombres y mujeres.

Conil de la Frontera es un pueblo en la provincia de Cádiz, de la comunidad autónoma de Andalucía. Su actividad económica se destaca en la hostelería, el turismo y la pesca, sobre todo del atún.

Conil, conocida en tiempos remotos como Torre Guzmán, cuando bajo el señorío de don Alonso Pérez de Guzmán, apodado “el Bueno”, el pueblo creció y floreció atrayendo pobladores de todas partes de España a trabajar en la almadraba. “Cuando los atunes vienen a desovar al Mediterráneo pasan por estas aguas y aquí construimos una especie de laberinto de redes, eso es la almadraba. Con la ayuda de las redes y el esfuerzo de muchos de nosotros hacemos la levanta de atunes que da a las familias el sustento por un año entero”, cuenta Juanjo, dedicado a la pesca artesanal, e ilustra a los curiosos y a los interesados en hacerse a la mar.

Su gente es amable, cálida y trabajadora. Los verdaderos hombres y mujeres que velan por los montes de Conil son los pastores, “los cortafuegos” que trabajan en verano junto al guarda forestal y sus compañeros, y que cuando acaba el verano limpian el monte, talan los árboles que lo necesitan, las ramas secas que llegan al suelo, limpian de mala hierba y con tractores hacen cortafuegos. Los verdaderos ecologistas con pocas subvenciones, o ninguna.

Antonia Alba es abogada penalista, natural de Conil de la Frontera, de cuarenta y dos años, casada y madre de dos varones de cinco y siete. Mujer de piel blanca, alborotado y ensortijado negro cabello, negrísimo, efecto brisa de la Fontanilla, y figura generosa. Su carácter animado inspira confianza, rasgo de vital importancia cuando se trata de promover su oficio. Entre sus clientes se suman mujeres maltratadas, matrimonios en litigio por la custodia y hombres acusados por violencia de género. Antonia se ensucia los tacones en la interacción y preparación que dicta la fuerte competencia entre colegas y su contacto directo en los calabozos, donde ha conocido las trampas más inimaginables, que han sido como un balde de agua fría a la cara; ha palpado la realidad que pondría en jaque a los libros de teoría del Derecho y que no se cuenta en las noticias repetitivas de la tele. Ella la conoce, la ha visto en primera persona y la ha convertido en una profesional de fuertes convicciones.

De familia humilde, pagó sus estudios trabajando desde muy pequeña en el negocio familiar. Su padre, Manolo, montó un bar de patatas y pescado frito en pleno centro de Conil: “Saqué mis estudios simultaneando con el trabajo que hacía en la hostelería como camarera, cajera, friegaplatos y cocinera”, repite orgullosa cuando habla de sus inicios.

* * *

Es la tercera semana de febrero, Antonia acompaña a su padre al hospital para un chequeo de rutina, ahí recibe una llamada telefónica.

—Antonia Alba, ¿portavoz del Movimiento Femenino en Cádiz? —le preguntan.
—Sí, soy yo.
—Queremos hacerle llegar una invitación.
—¿De qué se trata?
—Le enviaremos los detalles vía correo electrónico, ¿sería tan amable de aceptar?

Ha sido invitada antes como activista, sabe que otros ayuntamientos congregan a diversas asociaciones para que promuevan su trabajo por medio de stands, se presenten, dialoguen e informen a los asistentes de qué va su movimiento. El de Antonia es el MovimientoFemenino por la Igualdad Real, del que es fundadora.

Después de dejar a su padre en casa revisa su e–mail y encuentra el mensaje. Se le notifica que ha sido ganadora de uno de los dos premios que otorga el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, en su edición XXVI: el Premio Filoxera. Lo que lee la toma por sorpresa:

Por sus desafortunadas declaraciones sobre el movimiento feminista, llegando a poner en duda los datos del Consejo del Poder Judicial respecto al mínimo porcentaje de denuncias falsas por violencia de género. Sabiendo que una de cada tres mujeres en el mundo sufre algún tipo de violencia de género a lo largo de su vida por el hecho de ser mujer y que no denuncian por miedo, dato proporcionado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Rogamos para que reflexione en su vida y realice los cambios necesarios para favorecer la construcción de una sociedad más igualitaria y libre de discriminación.

—¡Han tenido la desfachatez de darme un premio por decir que no lucho por la igualdad entre hombres y mujeres, cuando yo soy la que más, la que lucha por una igualdad real! —protesta Antonia—. Mi movimiento se llama Movimiento Femenino por la Igualdad Real. Nosotros queremos que se proteja a las mujeres maltratadas y a los hombres objeto de violencia, pero a las verdaderas víctimas. Si la Ley de seguridad vial y todas las campañas de prevención han conseguido que muera menos gente en carretera, por qué no hacemos una crítica constructiva y pensamos que si la Ley Integral de Violencia de Género no ha disminuido los asesinatos de mujeres, entonces, ¡no está funcionando! Esta ley es discriminatoria, incita al odio y debe legislarse en igualdad para proteger a todas las víctimas de violencia. Debemos introducir una Ley de Violencia Intrafamiliar y derogar la Ley Integral de Violencia de Género porque es inmoral que se legisle por sexo. Sinceramente, ¿tan descabellado parece este discurso que haya hecho que yo me haya merecido este premio despectivo?

Antonia se pone en contacto con los integrantes de su movimiento para avisarles que ha sido condecorada con un premio de castigo, y necesitará compañía y apoyo cuando llegue la fecha para recibirlo. También avisa a los organizadores que sí acepta el premio y que, además, lo recibirá personalmente.

Antonia se pone en contacto con los integrantes de su movimiento para avisarles que ha sido condecorada con un premio de castigo, y necesitará compañía y apoyo cuando llegue la fecha para recibirlo. También avisa a los organizadores que sí acepta el premio y que, además, lo recibirá personalmente.

La entrega será en el Ayuntamiento de Jerez el 8 de marzo de 2018 a partir de las 9:30.

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El jurado de la XXVI edición del Premio Racimo y Filoxera lo conformaron medios de comunicación locales, la Asociación de Prensa de Jerez, la Demarcación del Colegio de Periodistas de Andalucía y el Área Municipal de Igualdad.

Filoxera significa plaga, un insecto que se alimenta de las hojas y raíces de los viñedos. “Los daños que produce dependen del tipo de la vid, ya que no participa exclusivamente de su muerte, sino que suele venir acompañada de hongos y bacterias que necrosan y pudren las raíces”, dice la Wikipedia.

Las “desafortunadas” declaraciones que hicieron Antonia y su colectivo en septiembre de 2017 en torno al caso Juana Rivas, quien fue denunciada por el padre de sus hijos de sustracción y secuestro de menores, representó la “plaga” que el jurado se empeñaría en combatir, aunado a su dura crítica en contra del feminismo actual.

—Me preguntaron en la entrevista si me siento feminista y dije que no, si el feminismo se entiende con el odio que se está trabajando ahora. Si entendemos el feminismo con una lucha por la igualdad, pero una igualdad real, donde no haya supremacía de nadie sobre nadie, yo soy feminista, señores. Cada día me levanto para luchar por mis derechos, y no quiero más derechos que cualquiera, quiero los mismos. Quiero trabajar y llegar lejos por mis méritos, por mi trabajo, por mi constancia y capacidad. No por ser mujer. Ni por un sistema de cuotas. La gente debe llegar arriba o abajo por lo que vale y no por lo que es (sexo/género), y ésa es mi lucha siempre cada día.

Juana Rivas se convirtió en el estandarte de la mujer maltratada, utilizada —se dijo— por asociaciones feministas, y ganó notoriedad internacional mediática durante el verano de 2017 por los elementos que comprende: secuestro, violencia de género, denuncias falsas e irregularidades en las investigaciones. Juana Rivas huyó de Italia llevando consigo a sus dos hijos, “escapando de un marido posesivo y violento”. Durante un año logra esconderse, en tanto, su equipo de asesoras legales guarda su paradero, empeorando la situación, ya que el juez había ordenado devolver los hijos al padre. Las asociaciones feministas organizaron manifestaciones en protesta, los políticos Susana Díaz y Mariano Rajoy proclamaron Justicia para Juana Rivas. El país se divide entre disertaciones de igualdad para todos ante la ley y la presunción de inocencia. Arden las redes sociales, se empuña el hashtag #JuanaEstaEnMiCasa como una forma de gritar a las autoridades misóginas y heteropatriarcales que Juana es la víctima y que no debería entregar a los hijos.

—En aquella manifestación no fuimos a provocar, fuimos a visibilizar que estamos en contra de toda violencia. Violencia del hombre contra la mujer, de la mujer contra el hombre; la violencia entre personas del mismo sexo, la violencia contra los niños o mayores. Estamos en contra de cualquier tipo de violencia, por eso no podemos entender que nos tiraran la pancarta y que no toleraran ni toleren que manifestemos que un padre tiene el mismo derecho que una madre. Que una mujer por haber parido no tiene más potestad que un hombre —aclara Antonia—. Ante cualquier delito, ya se sea mujer u hombre, la ley está para cumplirse. Un padre no tiene por qué ir a un juzgado a demostrar que es buen padre para poder optar a la custodia, aunque sea compartida de sus hijos, cuando a una madre no se le exige lo mismo. Ni todos los hombres son tan malos ni todas las mujeres son tan buenas.

Antonia es consciente, y sus declaraciones, tomadas por el Diario de Jerez, la expusieron de manera repudiable ante la opinión pública. Suponen que si no se asume feminista entonces estaría en contra de los derechos de las mujeres, y esa postura se repele y combate como a la plaga.

Quizá llegue un futuro cuando los libros de historia narren lo que hoy se disimula: que hubo una época en que a las mujeres se les prohibió ser mujeres, mujeres biológicamente constituidas, volcadas a lo privado, a la familia y a elegir por gusto tal vocación. Que existió una época en que decir No soy feminista fue delito.

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La fecha para viajar a Jerez de la Frontera se acorta. Antonia será acompañada por sus padres y su esposo, además de su nutrido Movimiento Femenino por la Igualdad Real. El 8 de marzo caerá en jueves, las mujeres podrán tomarse el día libre bajo la consigna “Si nosotras paramos se para el mundo”, pero las mujeres que componen el colectivo, 98%, no lo harán por esa razón. Están convencidas de que si los hombres paran de igual manera se para el mundo. Porque todos somos importantes por el trabajo que aportamos cada día. Porque el trabajo se realiza por algo y para alguien. La mayoría de las mujeres del Movimiento Femenino acompañarán a Antonia junto a algunos de sus consortes.

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Aviso importante: la entrega del Premio Racimo y Filoxera se pospone hasta nueva fecha. No se realizará evento institucional alguno debido a la huelga del 8–M. Porque “Si nosotras paramos se para el mundo”. Todos a la huelga. Por una sociedad igualitaria y libre de violencia.

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El mes de marzo transcurre lento, y lentas son las horas de angustia y nervios. Antonia confiesa que no ha dormido bien, piensa y piensa y por más vueltas que le da al asunto no logra entender qué hizo mal. Dónde está lo malo de abogar por una igualdad real para todos. Por qué los demás sí pueden expresar una opinión y ella no. Como si la libertad de expresión fuera el privilegio de unos pocos, mas no de todos.

Avisa a familiares, amigos y colegas que se tomará un tiempo fuera de las redes sociales, pues gente que no la conoce ni sabe la labor que realiza la insulta y amenaza sin ningún escrúpulo desde que se dio a conocer la concesión del antipremio. Le desean la violación, que aparezca tirada en una cuneta para que “empatice” con la mujer maltratada, que debió haber abortado a sus hijos por ser varones, y hasta le desean la muerte.

Antonia ruega porque termine pronto la pesadilla. Insiste a los organizadores que la llamen con tiempo para preparar el viaje. Las personas que la acompañarán deberán solicitar permiso también.

—Favor de avisadme con tiempo suficiente —insiste.

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El miércoles 18 de abril el comité organizador notifica a Antonia Alba que la entrega de su Premio Filoxera será el viernes 20 de abril de 2018. La petición de ser avisada con tiempo para dejar sus pendientes resueltos fue soslayada. La gente que la acompañará tampoco alcanzará a dejar todo en orden.

—Ni el 10% de los compañeros del movimiento lograrán estar presentes a estas alturas. ¿Qué hago? ¿Por dónde empiezo? —pregunta Antonia.

—Yo me haré cargo de los niños, no te preocupes. Ocúpate, mujer, de darles una lección con la frente en alto —le responde José Antonio, su marido.

Ultima los detalles de su salida para el mismo viernes. Son 45 kilómetros de distancia entre Conil y Jerez. 57 por carretera, unos 45 minutos en coche.

Al llegar al Ayuntamiento le dicen que el acto no es allí. En cada lugarcito que entra le dan una respuesta distinta. Va de aquí para allá con su gente, como extranjeros en una sala de espera solicitando información de un vuelo con retraso.

—Parece que nadie está enterado o quieren hacerme reventar, como si no fuera suficiente la humillación para que todavía me pongan todo tipo de trabas —dice.

Finalmente, entra a la sala donde aguardan representantes políticos y mujeres funcionarias del Instituto de la Mujer. Al acto no acude la alcaldesa de Jerez, la socialista María del Carmen Sánchez Díaz, por problemas familiares.

—¿Aquí es? Sí, creo que hemos llegado —voltea a ver a su gente.

En el acto, la mujeres y hombres que la acompañan levantan sobre sus cabezas una pancarta con la palabra “Igualdad” en letras de colores, resaltando el color azul, “el color del cielo”, porque les recuerda que es el único límite. Las empleadas les ordenan bajarla. Las miradas desafiantes, los malos modos y las órdenes que les dan son de desprecio.

—Cualquier cosa que tengas que decir me lo dices a mí —le advierte una de las funcionarias a Antonia.

La tensión se siente en el aire casi como toquecitos eléctricos que erizan la piel; escalofríos. “¡Vergüenza tenía que darte!”, le grita una mujer entre los asistentes, mientras Antonia se dispone a subir al atril a leer el discurso que le llevó semanas escribir, reclamando igualdad para la mujer, pero también para el hombre. Denuncia: “La Ley de Violencia de Género genera un incentivo perverso que deja al hombre en desventaja absoluta frente a la mujer en los tribunales. Suicidios, dramas de padres con depresión, custodias perdidas sin razón, ruina económica y denuncias falsas que son sobreseídas y no se investigan posteriormente”.

Antonia Alba cuestiona tanto al Ayuntamiento de Jerez como al jurado si se habían planteado que el Premio Filoxera “podría ser la comisión de un delito por otorgar un premio malo con fondos públicos para denigrar a una persona, en este caso a una mujer, y la ley ampara a las mujeres y yo soy mujer”.

El discurso, de casi ocho minutos, convirtió la entrega del Premio Filoxera en la más polémica e irrepetible de todas.

El premio Filoxera de 2019 no fue entregado a ninguna persona sino “Al uso cobarde desde el anonimato en las redes sociales para acosar mujeres” (el Racimo fue para Rubén Guerrero por el libro Nosotras).

Video del discurso de Antonia Alba, completo

Discurso de Antonia Alba al recibir el premio el viernes 20 de abril de 2018

Mi nombre, como ya sabéis, es Antonia Alba, soy natural de Conil de la frontera. Soy abogada, soy mujer y madre de dos varones de cuatro y siete años. Y justo ésa es la razón por la que estoy aquí, porque soy madre y mujer, que pertenezco al Movimiento Femenino por la Igualdad Real y porque he decidido dar un salto político de la mano del partido Igualdad Real, porque considero que otra forma de hacer las cosas es posible.

Si entendemos el feminismo con una lucha por la igualdad, pero una igualdad real, donde no haya supremacía de nadie sobre nadie, yo soy feminista, señores. Cada día me levanto para luchar por mis derechos, y no quiero más derechos que cualquiera, quiero los mismos. Quiero trabajar y llegar lejos por mis méritos, por mi trabajo, por mi constancia y capacidad. No por ser mujer. Ni por un sistema de cuotas. La gente debe llegar arriba o abajo por lo que vale y no por lo que es.

No sé si desde el Ayuntamiento, tanto su alcaldesa como su tenienta alcalde, ambas mujeres, al igual que el jurado, en cuya foto y como se ha confirmado aquí, la mayoría son mujeres y sólo un hombre, se han planteado que este premio, el Premio Filoxera, podría suponer la comisión de un delito, por dar un premio malo con fondos públicos, para de alguna manera denigrar y humillar a una persona que soy yo, y soy mujer y la ley ampara a las mujeres. Podría, incluso, suponer la incitación de un delito al odio, porque a través de las redes sociales, gente anónima, que no me conoce de nada y que no conocen la lucha que llevo han dicho de mí barbaridades. Ha sorprendido que recogiera el premio, que insista en el mismo y no logro entender por qué. Si ya dar este premio me parece un despropósito a una profesional como yo, que habla desde la convicción y no desde lo que ve en la tele o desde lo que le cuentan, más despropósito me ha supuesto que me convoquen dos días antes, para que, de todos los compañeros que iban a venir a acompañarme no haya ni el 10% y pensaban que no íbamos a venir o iba a venir sola, ni una cosa ni otra ha ocurrido. Mi gente ha hecho el esfuerzo por venir y estar aquí conmigo, que los que no están me están apoyando en la distancia —he tenido que apagar el móvil para entrar y no estar nerviosa—. Así que, señoras, la tenienta alcalde dice que me lo ha dado la prensa [el premio], va para la prensa: Señores, si habéis tenido el coraje de darme en papel un premio, de hacer rueda de prensa, de poner a los medios de comunicación, de tener el coraje de convocarme: por eso estoy reclamando el premio. Considerar mi asistencia a este acto como un acto de respeto a todos vosotros. Me preguntaron en la entrevista si me siento feminista y dije que no, si el feminismo se entiende con el odio que se está trabajando ahora. Si entendemos el feminismo con una lucha por la igualdad, pero una igualdad real, donde no haya supremacía de nadie sobre nadie, yo soy feminista, señores. Cada día me levanto para luchar por mis derechos, y no quiero más derechos que cualquiera, quiero los mismos. Quiero trabajar y llegar lejos por mis méritos, por mi trabajo, por mi constancia y capacidad. No por ser mujer. Ni por un sistema de cuotas. La gente debe llegar arriba o abajo por lo que vale y no por lo que es (sexo/género), y ésa es mi lucha siempre cada día.

Todas las mujeres que formamos mi movimiento y todos los colectivos que hay aquí y distintas asociaciones representadas entre mis compañeros, nos posicionamos en contra de todo tipo de violencia y eso es lo que se ha querido manipular. La violencia hacia la mujer ¡por supuesto!, somos mujeres: Movimiento Femenino por la Igualdad Real, pero también la violencia hacia el hombre y hacia los niños.

Todas las mujeres que formamos mi movimiento y todos los colectivos que hay aquí y distintas asociaciones representadas entre mis compañeros, nos posicionamos en contra de todo tipo de violencia y eso es lo que se ha querido manipular. La violencia hacia la mujer ¡por supuesto!, somos mujeres: Movimiento Femenino por la Igualdad Real, pero también la violencia hacia el hombre y hacia los niños. Queremos que el peso de la ley caiga sobre todo aquel que levante la mano o insulte a alguien. Porque nadie es propiedad de nadie, ni nadie tiene derecho sobre nadie. También nos posicionamos en contra de todas esas personas que utilizan la ley de manera torticera para conseguir otros fines desde el odio: perjudicar al padre de sus hijos, y ahí viene el meollo de la cuestión, y el porqué estoy yo aquí, por la palabra “Denuncias falsas”. ¿Que el número que da el Consejo General de Poder Judicial es el número oficial con el que podemos trabajar? Por supuesto que sí, señores. Del número de denuncias que cogieron y de las estadísticas que han hecho ése es el número que sale, nosotros no lo podemos discutir. Ahora, ¿me podéis discutir vosotros a mí que el 80% de las denuncias de violencia de género quedan o en archivo o en sobreseimiento? ¿Por qué no se investiga ese tipo de procedimiento por parte de fiscalía para averiguar si en alguno de esos casos, de ese 80% hay, o una simulación o una denuncia falsa, y si la hay o no la hay nos quedamos tranquilos una parte u otra? ¿No interesa? ¿Lo frenan? ¿Hay miedo a desmontar el negocio? Esta gente que hace la estadística que vayan una semana día tras día a un juzgado de violencia de género, y que cuando termine la semana se sienten con los jueces, con los fiscales y con los funcionarios que trabajan en ese juzgado en cuestión. Seguro que os dirán que los juzgados están saturados por muchos casos que no deberían de llegar, y por culpa de estas denuncias que no deberían de llegar se desprotege a las verdaderas mujeres maltratadas. Nosotros queremos que se proteja a las maltratadas y a los hombres objeto de violencia, pero a las realmente víctimas. Si la Ley de seguridad vial y todas las campañas de prevención han conseguido que muera menos gente en carretera, ¿por qué no hacemos una crítica constructiva y pensamos que si esta ley lo que hace es que cada vez mueran más personas, no podemos considerar que esta ley es discriminatoria, incita al odio y que debe legislarse en igualdad para proteger a todas las víctimas de violencia? Sinceramente, ¿tan descabellado parece este discurso que haya hecho que yo me haya merecido este premio despectivo? Sinceramente, creo que no. Yo sí lucho por una igualdad, lucho por mis derechos, pero sin pisar los derechos de mis hijos. Ojalá ninguno de los del jurado, ni a la tenienta alcalde, ni a la alcaldesa le toque pasar de cerca algunos de los casos de los que digo ni tenga que llorar lágrimas de sangre como abuela por no ver a sus nietos. Pero, si esto fuera así, apunten: Movimiento Femenino por la Igualdad Real, siempre podrán recurrir a nosotras porque les tenderemos la mano. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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