Estoy con Nietzsche: “Sin música la vida sería un error”. Una frase que resonó mucho más en este fatídico año. Sin este verdadero lenguaje universal el 2020 no hubiera merecido vivirlo. Sin más palabras, éstos fueron los discos que [me] salvaron la vida en un año colmado de pandemias, claustro, olvido y muerte.
10. Ya no mires atrás, Luis Alberto Spinetta
Publicadas el día del músico en Argentina (23 de enero) y cumpleaños del verdadero poeta argentino Luis Alberto Spinetta —sólo comparado en letras con Juan L. Ortiz—, Sony Music lanzó siete canciones inéditas. Un hallazgo memorial para sus escuchas más remotos. Estas canciones fueron grabadas entre 2008 y 2009 con sus propios hijos y sus grandes músicos habituales. Un completo regalo de las galaxias.
9. Gracias por nada, Bestia Bebé
El disco más intimista y sentimental de esta banda proveniente del barrio de Boedo en la provincia de Buenos Aires. En él se escucha el compañerismo de un grupo de cuatro amigos que armaron una banda simplemente para pasarla bien después de una cascarita de soccer. En el tema “Un documental sobre mí” se aprecia ya que Tom Quintans es uno de los mejores letristas del momento.
8. The New Abnormal, The Strokes
Han pasado diecinueve años desde su debut seminal, Is This It. Y con su álbum número seis, The New Abnormal, siguen siendo cinco de los hombres blancos más hábiles de la guitarra y el rock revival, pero ahora son mayores y más sabios, y eso no es necesariamente algo malo. “Me lo estoy pasando bien, de una manera egoísta”, admitió Casablancas después de un concierto, antes de volver a verificar: “¿Pero tú también la estás pasando bien?”
La respuesta, aplicada a The New Abnormal, es que todo el álbum es un sencillo en sí, ya que si bien el disco explora algunas direcciones nuevas, a menudo sigue siendo muy reconocible. Pero, amigos míos, lo mejor siempre suena familiar: pocas personas han compuesto, o alguna vez compondrán, un riff mejor que el de “Last Nite”, y lo mejor, diferido en pequeñas cantidades que van mucho más allá de lo experimental, como si ignoraran deliberadamente lo que todos los demás están haciendo —en el indie rock— para mantenerse frescos hoy. En cambio, Julian y compañía se instalan en una vida futura de sintetizadores desarrapados que sólo pueden pertenecer a The Strokes.
7. Gigaton, Pearl Jam
Gigaton, el undécimo disco y el primero en siete años de Pearl Jam, llega en un lapsus curioso para la banda y en un nuevo status quo musical donde la eufonía de la guitarra parece haber pasado a un segundo plano. Sin embargo, el tema que abre el álbum, “Who Ever Said”, es inquietante incluso en este clima, y suena como algo de Pearl Jam de la era Yield de 1998; un vestigio de grunge adulto con un agradable toque de blues a lo Stone Temple Pilots. El álbum rebosa esperanza —muy necesaria durante el año— que evoca una sensación de urgencia.
6. 13.15.20, Childish Gambino
La voluntad de Donald Glover de compartir un momento tan sincero en una grabación es particularmente interesante, dada su proclividad en el pasado a mantener su vida privada; esto puede ser una señal de que la estrella está comenzando a bajar la guardia mientras el mundo exterior continúa tratando de mirar más allá. El álbum tiene un enfoque particular en el que Glover pone menos elementos en su producción musical y más en lo sentimental.
5. KiCk i, Arca
Es la primera vez que la bendecida de Jodorowsky y la preferida de Björk, Arca, colabora con otros artistas en un álbum en solitario, junto con el reconocido productor SOPHIE y la artista electrónica londinense Shygirl, que ayudaron a elevar el proyecto, añadiendo más colores al mundo de Arca. Teniendo en cuenta la variedad de géneros incorporados en el álbum, es sorprendente que nunca se desvíe completamente hacia uno en particular. En cambio, KiCk i incorpora pop, experimental, ruido, electrónica y psicodelia en un solo proyecto. En medio de una carrera muy aclamada, el último álbum de Arca presenta una nueva marca de agua muy particular.
4. Song Machine, Season One: Strange Timez, Gorillaz, Robert Smith
Damon Albarn tiene muchos proyectos distintos. Es el líder de Blur, el cabecilla de The Good, the Bad & the Queen y el provocador de las estupendas improvisaciones frenéticas de Africa Express. Como director de orquestación en Gorillaz, su proyecto de música y dibujos animados con el artista Jamie Hewlett, parece deleitarse al reunir a un grupo de artistas aparentemente dispares, verlos rebotar unos con otros y hacer pinball en lugares donde normalmente no se encontrarían. Esa sensación de caos alegre está en el centro de Song Machine, Season One: Strange Timez, en el que se escucha a un Albarn tan creativo como el de Humanz —hace tres años—. Es álbum es una colección alimentada con la sensación de que cada segundo en esta vida vale la pena vivirlo.
3. Rough and Rowdy Ways, Bob Dylan
Este poeta Nobel rebelde, que se acerca al crepúsculo, presenta generaciones de líricas y sabidurías ganadas con esfuerzo, sin golpes ni arrepentimientos. A los 79 años, después de un trío de álbumes de versiones —de esos estándares estadounidenses asociados en gran medida con Sinatra—, se podría esperar que Dylan hiciera un disco de carácter contemplativo y desgastado por el mundo en que vivimos, pero que tuviera poca monta de obra maestra. En cambio, con Rough and Rowdy Ways ha producido posiblemente su declaración poética más grandiosa hasta el momento; un amplio panorama de la cultura, la historia y la filosofía que se remonta a los asesinatos, las guerras mundiales, los nacimientos de naciones, las cruzadas y los mitos bíblicos, para trazar su lugar en el gran esquema eterno.
2. Paranoia Pop, Bandalos Chinos
Una fuente de misticismo, filosofía individual y de un pop muy profundo y pesado es este súper álbum conceptual, grabado y masterizado por Adán Jodorowsky completamente en análogo. Joyas del disco: “Sin señal”, “La Herida”, “AYNMG”, y “Los Puntos”.
1. Letter to You, Bruce Springsteen
En el corazón de la mayoría de las canciones del álbum están las historias de supervivencia, muerte y pérdida. Springsteen puso en escena sus memorias de Born to Run para el Springsteen on Broadway y continúa aquí con sus reflexiones.
Una de las cosas que siempre me han impresionado de Bruce Springsteen son las posibilidades melódicas que puede encontrar en los espectros de dos acordes. No lo hace todo el tiempo, eso resultaría monótono en el álbum, pero cuando lo hace es una afirmación constante del poder del rock and roll. Es como si hubiera tomado todas las inspiraciones tempranas que lo destetaron y las tocara como un instrumento más. ®