La obra de Picasso

Entender el canto de un pájaro

Los críticos de Picasso piensan que todo lo que no es intelectual (con lo que se quiere decir racional) carece de calidad. Así, las últimas obras de Picasso son de gran valor, pues en ellas nos habla de la esencia del gran hombre, por eso está lejos de ser comprendido. Su obra es más filosófica que artística.

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Pablo Picasso

El periodo azul de Picasso fue una etapa de formación. En ella prescinde del color para dominar la forma sin distraerse con elementos ajenos a la composición. El periodo rosa es el complemento de su formación en la que ya incorpora el color, cuando ha dominado la línea. Estas obras son apreciadas con justicia pero son obras clásicas en las que habla a su manera, con veinte años, de la vida.

Con el cubismo Picasso analiza la forma de representación del objeto, así como el arte abstracto analiza el color. El cubismo geométrico analiza la posición de los elementos en el plano. El cubismo analítico realiza un análisis de las facetas del objeto, de las formas; el color carece de importancia. El cubismo sintético analiza los elementos que componen el objeto, por eso cambia la realidad de la que se ocupa y ya no analiza la figura humana —de la que se ocupará, no sin dificultades, al final de este periodo (Hombre con pipa, 1915, donde encontramos una obra figurativa dentro de una composición cubista), y después de él, con gran acierto, cuando oficialmente ha abandonado este estilo (partiendo de su Arlequín de 1915). Picasso llevó el estudio del objeto mediante el cubismo analítico y sintético hasta el límite, podíamos decir, en que el análisis la representación que se va a realizar mantiene relación formal con los aspectos del objeto (posición, forma y composición). Propiamente, realiza su análisis hasta que las facetas que se eligen del objeto no permiten una mayor aproximación, en el primer caso, y, en el segundo, hasta que se alcanza la mayor reducción posible en la búsqueda de la esencia de su composición. Sirvan como ejemplos, respectivamente, Guitariste (La mandoliniste), de 1910 y Guitarra, de 1913. Puede parecer que el desarrollo lógico del estudio llevará a una total desaparición del objeto, pero tal cosa ocurriría si se estudiara la pintura en lugar de la técnica; ese principio lógico no es aplicable en este caso.

Una confusión similar se puede producir con las obras surrealistas de Picasso. Para aclararlo, debemos investigar, de nuevo, la esencia de su obra. Y el origen de esa representación, no está, como en los surrealistas, en el sueño ni en el subconsciente ni en la irracionalidad; está en la propia realidad. Picasso analiza la representación, mediante el procedimiento de los surrealistas, del objeto que reproduce. Nuevamente, Picasso interpreta la realidad estudiando otra forma de expresión en la que también investigó sus límites. Tiene aspectos que parecen relacionarle con el surrealismo pero, aunque las formas coincidan, la esencia es distinta.

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Con el cubismo Picasso creó valores, estableció una forma de representación que no partía de la percepción de las formas sino de los principios de representación. Pero Picasso buscaba el drama, no sólo las bellas apariencias. Por ello, afirma Ruhrberg: “Abandonó el cubismo cuando consideró que se había vuelto demasiado científico”.1 Con lo que se quiere manifestar que Picasso buscaba expresar el sentido de la vida: “Lo increíble y monstruoso forman parte de la realidad…”2 “Que Eros y Tánatos, la alegría y la tragedia, son gemelos, se revela de forma más clara en la obra de Picasso que en la de ningún otro artista de nuestro tiempo”.3

Así, las últimas obras de Picasso son de gran valor, pues en ellas nos habla de la esencia del gran hombre, por eso está lejos de ser comprendido. Su obra es más filosófica que artística. La trasformación de Picasso no se ha entendido: Picasso se ha hecho niño en tanto, que antes, era león.

Es decir, buscaba la intuición y se quejaba de la comprensión racional.Parece que Ruhrberg ha intuido el sentido de la última etapa de la pintura de Picasso. Frente a quienes han valorado, por encima del resto, sus primeras obras y especialmente el cubismo, por la influencia que ha tenido en otros artistas y por la profundidad de ese estilo, méritos que son innegables, Picasso le supera por ser un conocimiento racional que acaba por reducir el pensamiento y nos ofrece una forma de conocer que, más que intuitiva, pretendía ser instintiva, y presenta un arte ajeno a toda racionalización: acabó realizando un expresionismo simple, destacando la sencillez y la inmediatez. Después de concebir la técnica más difícil acabó haciendo las obras más sencillas, en contraposición a aquellos que, cuanto más pequeños, más necesitan la seguridad de una técnica y notar el peso de los conceptos —el estilo lo es— antes que disfrutar de la liviandad de las ideas. Los críticos de Picasso piensan que todo lo que no es intelectual (con lo que se quiere decir racional) carece de calidad. Así, las últimas obras de Picasso son de gran valor, pues en ellas nos habla de la esencia del gran hombre, por eso está lejos de ser comprendido. Su obra es más filosófica que artística. La trasformación de Picasso no se ha entendido: Picasso se ha hecho niño en tanto, que antes, era león.

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Debemos intentar aclarar por qué la simplicidad que considerábamos un demérito en el arte del siglo XX es en Picasso una superación. En general, la simplicidad es un síntoma de falta de recursos y en Picasso la sencillez es el abandono de todos los recursos. Con la escasez de medios para la representación Picasso nos está demostrando el amor fati, que la vida merece ser vivida por encima de cualquier otra consideración que, por muchas limitaciones que se tengan en ella, se la pueden reconocer ventajas, sólo hace falta ser capaz de aceptar los inconvenientes y los sufrimientos para apreciarlas, para comprender el placer de vivir. Picasso se impone todas las limitaciones y se exige una precisión en su trabajo que no requiera ninguna modificación del trazo realizado y no se permite representar ningún elemento que distraiga la esencia que muestra: que esas limitaciones de la vida no pueden ser inconvenientes para ella, sino que son su esencia. Así, la simplicidad es, en unos casos, incapacidad, en otros, una superación: En la evolución de su obra no buscó la contemplación estética del arte, sino de la vida, es decir, percibía las ideas que subyacen en toda representación del mundo y nos las muestra. Picasso, acompasó su vida y su obra a su edad.

No hay en nadie en el siglo XX que haya pretendido nada semejante; desde el mundo del arte es absolutamente imposible analizarle, solo conociendo teorías filosóficas que se cuestionan el valor de la razón, se puede uno aproximar a él. Y Picasso lo entendió —instintivamente.

También en el libro citado se refleja el comentario de Picasso en el que dice que “todo el mundo quiere entender el arte” […] ¿Por qué no intentan entender el canto de un pájaro?”4 Ésta es la clave para comprender el arte de sus últimas etapas. Intenta hacer un arte que no tenga que justificarse con razonamientos, intenta evitar una interpretación racional de sus obras, lo cual al hombre moderno, es decir, al hombre teórico, le parece algo inconcebible, por lo que sus obras no han sido entendidas y, por ser inconcebible la intención, se rechaza la forma. Después de investigar todas las formas de expresión artísticas que existían en el mundo buscó las instintivas que tenía dentro de sí para mostrar su voluntad, no su conocimiento. A través del arte quiere hablarnos de la vida, de una vida superior. Lo que pretende es que la pintura se comprenda por el instinto, de tal forma que ese modelo se aplique a otras situaciones, vaciándolas también de todo compromiso e interpretación pues lo racional conduce a la confusión. Nos dice: esto es un cuadro, no intentes comprenderle, siéntele; con lo que nos quiere decir, ahí tienes la vida, no la analices, vívela; o, ante un problema, no uses la razón, aplica el instinto. Quiere que la vida se comprenda de la forma en que se escucha el canto de un pájaro, sin buscar razones. Picasso sabía, al igual que Nietzsche, que sólo la razón no sirve para la vida. Y nos mostró la tragedia de la vida. Su obra se puede llegar a conocer pero no la puede comprender quien carezca de instinto. Si el arte sólo le pueden comprender los artistas, supuestamente individuos con instinto, la obra de Picasso sólo la puede comprender un artista que a la vez sea filósofo: un artista de la vida. No hay en nadie en el siglo XX que haya pretendido nada semejante; desde el mundo del arte es absolutamente imposible analizarle, solo conociendo teorías filosóficas que se cuestionan el valor de la razón, se puede uno aproximar a él. Y Picasso lo entendió —instintivamente. ®

Notas
1. Kart Ruhrberg, Arte del siglo XX, Colonia: Taschen, Edición de Ingo F. Walter, 2005, p. 212.

2. Ibíd., p. 214.

3. Ibíd., p. 217.

4. Ibíd., p. 212.

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Publicado en: Arte, Junio 2012

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