Lo mejor del teatro mexicano en el 2015

Gran año para el teatro imaginario

El teatro con aspiraciones artísticas dobló en cifras de venta de boletos a los conciertos multitudinarios y el futbol. Se ubicó en la encuesta de consumo cultural sólo por detrás de la danza contemporánea y la ópera, que, como cada año, encabezan la preferencia de entretenimiento de los mexicanos.

Arriba el telón...

Arriba el telón…

En el 2015 la escena mexicana contemporánea destacó por su acercamiento al público; miles y miles de espectadores haciendo fila para ingresar a teatros públicos, salas alternativas y espacios no convencionales. Butacas insuficientes para el amplio número de espectadores posibles. Boletos agotados de la temporada entera en preventa y máxima difusión en medios masivos de las puestas en escena de creadores emergentes, en especial del interior del país.

El teatro con aspiraciones artísticas dobló en cifras de venta de boletos a los conciertos multitudinarios y el futbol. Se ubicó en la encuesta de consumo cultural de la Secretaría de Cultura sólo por detrás de la danza contemporánea y la ópera, que, como cada año, encabezan la preferencia de entretenimiento de los mexicanos.

Evidentemente por su naturaleza transgresora, el sentido crítico de sus creadores y la apuesta hacia un público ávido de contenidos no convencionales, enlisto lo mejor del teatro mexicano en el año por concluir:

1. Mi perfil en Facebook. Martín López Brie inauguró con éxito una nueva corriente en la dramaturgia nacional, limitar su obra creativa a los estados que propaga desde su perfil en Facebook. La puesta en escena consiste en dejar varias computadoras en el escenario a merced del público, conectadas únicamente a la red social que manipula López Brie, quien en tiempo real escribe sobre diversos temas. Mucho más interesante —y leída— que su obra dramática anterior, la apuesta de López Brie de convertirse en el máximo animador de la red de redes tuvo en Rubén Ortiz a su contraparte, quien propició la divulgación del posdramafacebookero, que pronto se convirtió en la versión vanguardista del inicial experimento de López Brie.

2. Tenerla adentro, planta de sombra. Ray Garduño creó este unipersonal en Casa La Alborada de Tijuana, bajo la dirección de Ángel Norzagaray y Felipe Tututi, en el cual vemos el proceso de metamorfosis de un personaje masculino que lentamente va mutando hasta convertirse en un avezado floricultor fronterizo que trasciende los prejuicios de su tiempo y nos enseña cómo cuidar una planta desde su habitación, dejarla unos minutos al sol y después tenerla bien adentro, como a él le gusta. Una oda a la transformación.

3. Ayotzinapa explicada a los niños. La siempre combativa y beligerante Ximena Escalante toca una vez más un tema social y bajo la dirección de Raúl Quintanilla lleva a escena esta obra de teatro para infantes en la que plantea que la desaparición y ejecución de los 43 normalistas en el municipio de Iguala no fue un acto de conspiración política, sino el justo castigo de los insurrectos ante el desacato de las normas establecidas. La obra teatral, debido al éxito, alcanzó una versión documental producida por cualquier canal de televisión mexicana.

La puesta en escena consiste en dejar varias computadoras en el escenario a merced del público, conectadas únicamente a la red social que manipula López Brie, quien en tiempo real escribe sobre diversos temas.

4. Fin del teatro musical para el mundo. Creación escénica de Ángel Hernández, quien desde Tampico propone un acercamiento finisecular y apocalíptico al teatro musical. Miles de actores–cantantes tomaron diversos puntos de la ciudad para ofrecer un espectáculo sobre hielo que maravilló a lo largo del año a los miles de turistas que continuamente llegan a Tamaulipas.

5. Mi muestra. Dramaturgia de Alejandro Ricaño con la dirección de Alberto Villarreal, esta puesta en escena de formato no convencional, estrenada en Aguascalientes, contó con un ejército de incautos de todo el país, acertadamente llamados “becarios”, cuya principal misión escénica era la de asistir ininterrumpidamente y en actitud marcial a todas y cada una de las actividades que el director y dramaturgo preparaban para ellos, convirtiéndolos al mismo tiempo en público e intérpretes. Un acierto que no pasó inadvertido para la política cultural nacional, que lo implementará efusivamente. “Teatro de becarios”, nueva corriente escénica.

6. 5 de mayo, el error. La compañía nacional de teatro francés en México estrenó bajo la dirección de David Psalmon, Boris Schoemann y Arnaud Charpentier un biodrama sobre Ignacio Zaragoza, en el cual se nos ofrece una versión divergente de la historia oficial. La obra concluye con el sollozo del héroe (Zaragoza) que aparentemente se lamenta por haber impedido valerosamente la conquista de Francia del territorio mexicano, “que hoy podría ser una nación de primer mundo”, concluye. La obra es una acertada revisión histórica, desligada de atavismos y afanes etnocentristas.

7. Juliana. Ópera para títeres de excelente manufactura, con dirección de Clarissa Malherios, que tuvo una calurosa recepción de parte de la crítica y el público en el Palacio de Bellas Artes de la capital nacional. Juliana trata la historia de una niña que es incapaz de negarse a llevar a cabo un proyecto, no puede descartar ninguna propuesta, haciéndola presa de sus propios afanes.

8. El Bronco y Conarte, una historia de despecho. Bajo la dirección de Alberto Ontiveros y la actuación excepcional de Javier Serna se llevó a cabo en el Teatro de la Ciudad de Monterrey este monólogo en el cual Serna interpreta sabiamente a un rey que es al mismo tiempo el bufón de la corte y gobernador de Nuevo León. En la siempre renovada y atenta escena regiomontana la puesta en escena fue recibida con desconfianza pero triunfó en el exterior.

9. Toñito. Teatro documental producto de la imaginación del grupo Carretera 45; obra centrada en las peripecias del pequeño Antonio, un singular y modesto joven chihuahuense que trata infructuosamente de lidiar con los burócratas de una delegación política de la Ciudad de México para abrir un importante teatro de revista, al no lograrlo se conforma con un espacio alternativo en un barrio perdido de la capital. Algunos lo denominaron pomposamente “teatro de barrio”.

De Tavira frente al espejo.

De Tavira frente al espejo.

10. ¿Ya estamos en el siglo XXI? Avisen. Conmovedora puesta en escena de la Compañía Nacional de Teatro, bajo la dirección de Luis de Tavira, que narra en más o menos seis horas, con intermedio de quince minutos, la historia de un autoritario terrateniente de la escena que sobrevive a múltiples sexenios y funcionarios culturales de todo tipo, permanece firme en su intento por conquistarlo todo, por verificarlo todo, por censurarlo todo —con el favor de dios, claro está—. Cuando parece llegar a la cumbre de su poder, sustentado en el renacimiento del régimen priista al cual es afín, nadie le avisa que una cámara oculta lo está grabando en vivo, ahí ocurre el prodigio que cierra magistralmente el espectáculo: Juan Melía me la pela, Tovar y de Teresa también, el público me vale madres… ¿Qué? ¿Cómo? ¿Que ya estamos en escena? ¿Que ya llegaron el siglo XXI y la democracia? ¿Las redes sociales también? Aviseeen.

Éstas fueron a mi juicio las mejores puestas en escena del teatro mexicano en el último año. Todas las obras participaron en la renovadísima Muestra Nacional de Teatro, que cambió sustancialmente, sin ninguno de los yerros y objeciones de otras emisiones, gracias al calculado empeño de los organizadores, siempre preocupados por renovar y propiciar el sentido crítico al interior de las instituciones.

En el campo de la crítica teatral la página de Facebook Me paso de gata desbancó al Despotricador como máximo exponente de la historiografía e investigación crítica, convirtiendo al “meme” en el máximo instrumento de debate de la comunidad teatral nacional. El CITRU analiza acertadamente abrir varias plazas de investigación teatral fincadas en la elaboración de “memes”.

Mención aparte merece el Festival Internacional de Teatro Héctor Azar que se llevó a cabo en Puebla, con centenares de compañías invitadas del ámbito local e internacional, espectáculos a lo largo del estado y planificación de primer mundo, digna de los mejores gestores culturales del país. No cabe duda que el estado de Puebla sigue siendo el mejor lugar para hacer teatro en todo Occidente; aunque la prominente escena tlaxcalteca le sigue muy de cerca.

Gran año para el teatro mexicano imaginario. Esperemos que el 2016 sea tan fecundo. ®

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Publicado en: Artes escénicas

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