Los jóvenes —la mayoría de menos de los 24 años que cumple la feria— no son como antes, como eran cuando Vallejo tenía su edad, ahora, dice, “pierden el mismo tiempo en sus celulares y oyen la misma música en todo el mundo”.
La literatura no le interesa tanto, el cine ya no le gusta y la vida pronto se le va a acabar, dice. Es Fernando Vallejo, premio FIL de Literatura que ayer, al inicio de la charla con Mil Jóvenes donó sus 150 mil dólares recién ganados a dos instituciones mexicanas que protegen a los animales, como lo ha hecho con otros premios.
Los jóvenes —la mayoría de menos de los 24 años que cumple la feria— no son como antes, como eran cuando Vallejo tenía su edad, ahora, dice, “pierden el mismo tiempo en sus celulares y oyen la misma música en todo el mundo”.
La primera media hora de la reunión no pareció excitante para ellos; Marisol Schulz y Benito Taibo le hicieron preguntas a Vallejo y éste las encaminó a sus temas favoritos: su compasión por los animales, los rastros deberían cerrar, Dios no existe, el cine no funciona.
Entonces Taibo recapacitó: “Pero ésta es una charla para jóvenes”, Vallejo asintió y le cedieron el micrófono a uno de ellos: “¿Cuál fue su razonamiento para concluir que Dios no existe?”, preguntó Allan, y a otro: “¿Por qué dice que el cine se está acabando”, cuestionó Óscar, y a uno más: “¿Qué piensa de sus jóvenes lectores?”, quiso saber Lorena.
“La carga de la prueba de la existencia de Dios le toca al que lo afirma. Si usted cree que en Marte hay una montaña de diamantes, allá usted, pero a mí no me toca probar que no existe, le toca a usted probar que existe”; “No dije que el cine se estuviera acabando, pero el cine es un lenguaje artificioso, las cosas vistas en planos no son reales”, y “A los lectores no los conozco”, contestó el autor de La puta de Babilonia.
El último de los jóvenes que se levantó le aseguró a Vallejo sobre aquello de que le queda poco tiempo de vida: “Usted está más vivo que nunca”. La concurrencia rompió en aplausos.
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