Los niños son lectores inteligentes, y por eso en los cuentos de Hinojosa no hay princesas ni duendes, y sus antagonistas no son necesariamente brujas o monstruos.
Francisco Hinojosa ha lanzado una saeta que ha sabido cautivar a los lectores más exigentes. Con su pluma innovadora y satírica ha transitado su escritura por lugares y situaciones límite, poco exploradas en la literatura infantil. No sólo es su humor peculiar el que lo ha llevado a dar en el blanco de la aceptación de los niños, también su conocimiento profundo de este sector, así como su empatía y su complicidad con ellos.
El autor de La peor señora del mundo reconoce en el pequeño lector su sentido del humor para entender la vida y su falta de ingenuidad; para Hinojosa el niño es, ante todo, un ser sagaz que “rápido descubre la trampa”, como dijo en una entrevista en 2015. El también autor de A golpe de calcetín sabe con certeza lo que pocos nos atrevemos a reconocer: que los niños son los mejores lectores del país. Por este conocimiento cercano de sus lectores, con quienes además convive y entra en discusión, la flecha que ha lanzado Francisco Hinojosa en la literatura infantil ha sido contundente y precisa, tanto por la especificidad de su forma como por la ruptura con el cuento con afán pedagógico. De eso se aleja minuciosamente y deja claro que su literatura no tiene ninguna intención aleccionadora ni conciliadora con el mundo adulto, y que ésta debe reinventarse, ser auténtica, y cruzar fronteras.
En los personajes de Hinojosa ya no hay princesas ni duendes, y sus antagonistas no son necesariamente brujas o monstruos. En sus cuentos hay personas comunes que muestran las miserias humanas y se enfrentan a otros personajes que también descubren su dualidad humana, sus fortalezas y debilidades. En La peor señora del mundo, por ejemplo, los habitantes del pueblo, que diariamente sufren abusos, maltratos y toda clase de humillaciones, cobran venganza con sus propias manos, se enfrentan a la violencia de una manera inesperada, luchan, fingen su propia armonía en medio del caos y se concilian con su sufrimiento, se ponen a prueba ellos mismos para vencer un entorno ruin y miserable. En su reciente novela, Con los ojos abiertos, Sara, la joven protagonista, huye de su casa y encuentra una serie de trabajos informales para sobrevivir y se enfrenta a situaciones adversas que encuentra junto con un estudiante que padece insomnios crónicos.
Los espacios a los que hace referencia Hinojosa en sus cuentos ya no son castillos ni los tan comunes sitios idealizados de algunos autores clásicos, más bien recurre al mundo como un espacio común en el que existen lugares marginados, solitarios…
La violencia y la represión, así como otras problemáticas sociales, antes impensables en la literatura infantil, son ahora un ámbito recurrente donde los niños y jóvenes pueden reencontrarse con asombro y con gozo. La inclusión de otras temáticas ha sido una constante en Hinojosa, quien tiene la certeza de que el lector infantil “puede entender cualquier cosa”. Con esa premisa, nada es censura, y con un “buen tratamiento” se puede llegar al lector más pequeño e inteligente.
Ahora, por fortuna, encontramos una vasta riqueza literaria infantil y juvenil con una difusión cada vez más relevante en las ferias de libros, como la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) de la Ciudad de México y de otras ciudades del país. Varios escritores mexicanos también han explotado e incorporado esta diversidad temática donde la muerte, el divorcio, el estrés, el racismo, el bullying, entre otras cuestiones, son situaciones comunes e historias frecuentes donde nada es ajeno a lo que viven hoy los niños.
Conquistar al lector más exigente, dirigir el venablo en la dirección precisa no siempre ha sido una tarea menor, por el contrario, ha sido un reto constante, desde la censura y la desaprobación por parte del lector adulto, hasta el hermetismo de algunas instituciones promotoras y de casas editoriales; pero todos estos obstáculos y contras han encontrado una respuesta positiva por parte de niños y adolescentes hacia su obra, que es cada vez más afín a las editoriales, que convocan y buscan promover esta literatura.
El poeta, narrador y editor, primer embajador de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, es también autor de El peor día de mi vida, Léperas contra mocosos, Cuando los ratones se daban la gran vida, La verdadera historia de Nelson Ives, Una semana en Lugano, Buenos, malos y peores, Repugnante pajarraco y otros regalos, Yanka, Yanka, Ana ¿verdad?, El cocodrilo no sirve, es dragón, Informe negro, Mi hermana quiere ser una sirena, Manual para corregir a niños malcriados, entre otras obras, que han sido traducidas al inglés, italiano, portugués, polaco y lituano. Hinojosa es ya un referente indispensable de la literatura infantil y juvenil. ®