Los Simpsons, no hay un mundo mejor

Entrevista con María Cristina Rosas

La sátira hace burla de la sociedad, pero la presenta de tal manera que no ofende —aunque, claro, hay sectores conservadores que siempre se han ofendido con Los Simpsons—. Es una forma muy inteligente de decirle a la gente: “¡Oye, tu vida apesta!” Es como burlarnos de lo que tenemos, pero hasta allí.

Marge.

Uno de los programas de televisión más longevos, populares y trascendentes de la historia es Los Simpsons, serie sobre una familia estadounidense de clase media que vive en Springfield, que lleva casi tres décadas —aunque la familia amarilla debutó en cortos en el Show de Tracey Ullman en abril de 1987. No sólo ha sido un éxito comercial emblemático de Fox sino un fenómeno cultural de alcance mundial.

En diversos países la serie ya ha sido motivo de estudio desde diversas perspectivas, que van desde el entretenimiento hasta la filosofía, aunque no había sido abordada desde la disciplina de las relaciones internacionales como una parte importante del poder ejercido por Estados Unidos.

Por ello es importante la aparición del libro Los Simpson. Sátira, cultura popular y poder suave (México: Centro de Análisis e Investigación sobre Paz, Seguridad y Desarrollo Olof Palme, Australian National University/UNAM/Editorial e/Columbia University School of the Arts, 2017), de María Cristina Rosas, quien realiza un amplio análisis de la serie televisiva en el que vincula las relaciones internacionales con la cultura popular, una apuesta que a la autora le resultó “no sólo importante, sino divertida”.

Sobre ese volumen, uno de los más completos que se hayan escrito sobre Los Simpsons, conversamos con su autora, María Cristina Rosas (Ciudad de México, 1965), doctora en Relaciones Internacionales y en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Profesora de esta última institución, también lo ha sido del Centro de Estudios Superiores Navales de la Secretaría de la Marina–Armada de México. Autora, coautora y coordinadora de al menos 64 libros, ha recibido premios como la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, el de Investigación Económica Maestro Jesús Silva Herzog y el Rosario Castellanos, otorgado por la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras.

Sátira y cultura popular…

—¿Por qué hoy un libro sobre Los Simpsons? Como menciona en el libro, hay varios trabajos académicos sobre el tema.

—Efectivamente, hay muchos textos académicos, sobre todo en el mundo anglosajón pero también, por ejemplo, en Francia e incluso en Islandia. Pero el punto es que en América Latina y el Caribe, e incluso en España, no los hay, a pesar de que me he topado con que algunas universidades, como la de Rosario, en Colombia, tienen cursos dedicados a Los Simpsons. Es una tendencia que yo ya venía rastreando en el mundo anglosajón: muchas universidades de Inglaterra y Estados Unidos ofrecen cursos de series de televisión, y Los Simpson tienen muchos. En la Unión Americana cualquier serie de televisión famosa amerita algún curso en Berkeley, Stanford, etcétera. A Los Simpson se les utiliza, por ejemplo, para analizar temas espinosos, como la religión, la economía, la ciencia política y la diplomacia.

”Tuve conocimiento de esto, y también me di cuenta de que en México, al igual que en América Latina, hacemos referencia todo el tiempo a Los Simpson en nuestras actividades más cotidianas.

Asimismo, más de diez años tuve la oportunidad de conocer a todo el elenco que hace las voces en Estados Unidos, a Matt Groening y a Al Jean, y tuve entrevistas con cada uno de ellos. Reunir ese material derivó en hacer este libro, que inicialmente iba a ser de fan, porque yo tengo un gusto particular por la serie y la he seguido desde que eran cortos animados.

”Sin embargo, después de tener las entrevistas con actores, productores y creadores de la serie me pareció que hacer un libro de fan era muy pobre considerando el background que tengo y los intereses en mi especialidad. Con el paso del tiempo fui tratando de integrar esa información al análisis del poder suave, por un lado, y posteriormente de las relaciones internacionales.

”Los Simpsons son una manifestación cultural y un emporio de los mejor financiados del planeta, una exitosa serie de televisión doblada o subtitulada en todo el mundo que ha inspirado a muchas otras y que ha sido hasta copiada.

Los Simpsons son una manifestación cultural y un emporio de los mejor financiados del planeta, una exitosa serie de televisión doblada o subtitulada en todo el mundo que ha inspirado a muchas otras y que ha sido hasta copiada.

”El programa trata con sátira muchos asuntos de la sociedad, de política, de economía, de educación y otros temas. La sátira es un recurso literario con una larga historia y que es poco común encontrar en animación en televisión (como en algunas series en live action). Eso también atrajo mi atención: ¿de dónde viene ese gusto de Los Simpsons por la sátira?

”Además, es la serie más longeva —treinta años— y en términos económicos es muy rentable: está valuada en 13 mil millones de dólares. Sigue vigente a pesar de que han caído las audiencias —aunque esto es cierto para todas las series de televisión— por la competencia y las plataformas alternativas a la televisión que hay ahora.

”Sentí que tenía que hacer este trabajo desde el ámbito de las relaciones internacionales, y cuando empecé a ver a Los Simpsons y cómo seducían a las audiencias en todo el mundo, recordé que son parte del poder suave.

”El poder es la capacidad que yo tengo para lograr que otros hagan lo que yo quiero, y esto lo puedo realizar por dos vías: por la fuerza, la coerción, la guerra, por presiones económicas, que son el poder duro, o fascinando, encantando a las audiencias: el poder suave. Esto es lo que hace Estados Unidos con Hollywood y con sus series de televisión. Manda un mensaje que conviene a sus intereses: nos podemos reír de nuestras realidades, pero no hay nada mejor, no hay una alternativa. No están proponiendo un cambio social, sino simplemente se mofan de lo que hay.

La talentosa e inteligente Lisa.

”Así, en cada episodio vemos que corren dos historias en paralelo: algún personaje provoca el caos, todo gira en torno a éste y al final todo vuelve a ser igual. Ellos no están proponiendo ningún cambio social, y yo creo que es importante señalarlo porque Estados Unidos no quiere revoluciones ni cambios sociales: quiere que la gente se entretenga.

”Me pareció fascinante que pese a ello no dejan de ser entretenidos y de ser un producto cultural referencial —las alusiones culturales de Los Simpson son pasmosas—. Quien realmente tenga un buen nivel cultural los va a disfrutar mucho más que el espectador que no lo tenga. Pero la serie está pensada para que todos la puedan disfrutar, y tiene una propuesta tan diversa intergeneracional que es la que explica su éxito.

—¿A qué se debe el déficit de estudios sobre la cultura y el poder suave, como usted menciona, en las relaciones internacionales?

—Desafortunadamente, por mucho tiempo hemos asumido que las manifestaciones culturales son utilizadas con fines de propaganda y manipuladas con fines políticos. Esto lo podemos ver incluso en Estados Unidos y en Rusia en tiempos de guerra: las manifestaciones culturales se usaron para ganar las mentes y los corazones de las audiencias. Walt Disney usó al Pato Donald para hacer propaganda antinazi y ganar el apoyo de la población para hacer la guerra contra el Eje. Ése es un ejemplo, pero hay muchos.

Por mucho tiempo nos quedamos con la idea de que la cultura es propaganda, y la empezamos a desechar en los estudios de relaciones internacionales y nos centramos más en el poder duro. Yo creo que esta disciplina se ha centrado mucho en los estudios de la guerra y la paz del poder duro y de las variables económicas, porque se ha considerado que son las que mueven al mundo. Pero lo cierto es que ahora nos damos cuenta de que la cultura es valiosísima, y sí se puede usar como propaganda para ganar mentes y corazones, y si además podemos derivar beneficios económicos, qué bien.

”Además, hay países con menos bagaje cultural que México y que se venden muy bien. El asunto es que la cultura también vale porque es una manifestación social que nos indica de dónde venimos, a dónde vamos, y es la huella que dejamos para las generaciones futuras. Tiene un valor no sólo comercial sino más allá.

”La disciplina de relaciones internacionales no lo ha querido ver. Creo que cuando acabó la Guerra Fría y aparecieron estudios como el de Samuel Huntington sobre el choque de civilizaciones, se volvió a retomar el tema cultural, pero otra vez con un perfil muy político, de “mi cultura occidental es la que importa y las otras son guerreras, conflictivas y fomentan el terrorismo”.

—Esa displicencia llega hasta la cultura popular…

—Que es despreciada porque se considera que no es cultura. Esto viene de tiempo atrás, cuando se decía que era lo que hacen los que son patrocinados por las élites, que tienen buen gusto, pero no lo que hace la chusma. Néstor García Canclini habla de culturas populares: si hablamos de cultura popular en México pues pueden ser los Burrón, Juan Gabriel, artesanías de Oaxaca. Entonces son varias, no hay una.

”Por otro lado, este dilema entre alta cultura y cultura popular es supuesto, porque en el mundo real vemos híbridos. Es lo que decía Umberto Eco en sus Apocalípticos e integrados, quienes crearon esa falsa premisa fueron las élites, que creen que la cultura se va a contaminar con las manifestaciones populares. Pero Los Simpsons es uno de los muchos ejemplos que podemos citar de cómo un híbrido resulta maravilloso.

The Fab Four.

Los Simpsons es un proyecto financiado por un gran corporativo como Fox. ¿Cómo se vincula la cultura popular con una gran empresa?

—La cultura popular fue muy impulsada por Estados Unidos a raíz de que se instauró su democracia, y tiene una utilidad económica para el establishment: tiene que ser consumida, mientras que la alta cultura sólo la consumen unos cuantos.

”Aquí veo un aspecto muy propio del capitalismo: la cultura popular puede ser aprovechada para vender y se convierte en productos, por lo que se habla de industrias culturales.

”También entiendo que hay intereses económicos corporativos, como los de Hollywood detrás de un fenómeno como Los Simpsons, The Walking Dead o House of Cards. Las ofertas son muy amplias, pero no todas han logrado trascender. Pero Los Simpsons son un producto muy cuidado; los guionistas de las primeras temporadas eran científicos, astrónomos, matemáticos, biólogos, gente con maestrías y doctorados. Esto es muy inusual verlo en una serie de televisión.

”Después muchos guionistas dejaron Los Simpsons y se fueron a hacer otras series, como The Big Bang Theory. Ha habido una derrama de intelecto.

”La serie es muy cuidada: cada episodio cuesta cinco millones de dólares —para ponerlo en contexto: la película Arráncame la vida, la más cara de la historia nacional, costó seis millones de dólares—, y además es muy sofisticada por el talento creativo que arma los guiones. Esta gente retoma elementos de la alta cultura y de la cultura popular, y lo hace muy bien. Yo sé que eso no es sencillo de hacer, y además incluye la sátira.

”El talento creativo es lo que hace a Los Simpson sofisticados, pero también populares. La serie está diseñada para una audiencia muy amplia. Un niño —y no es una serie para niños— puede sentarse a verlos y disfrutarlos, igual que un adulto.

—¿Cuál ha sido el papel de Los Simpsons en el poder suave de Estados Unidos? Han pasado varios gobiernos y han cambiado, desde George Bush, que no los quería mucho, hasta Donald Trump.

—A todos los presidentes los han mencionado en la serie. Creo que Los Simpsons ha sido importante para la política exterior de Estados Unidos en términos de crear una percepción en las audiencias: que se puede tener un producto crítico en ese país. Me explico: nosotros hablamos mucho del imperialismo cultural, pero a mí siempre me quedó la idea de que era algo que forzosamente a mí me hacían creer y que tenía que acatar porque si no sobrevendría una sanción. Así yo lo pensaba. Pero puede ser sutil, con un producto que encanta a las audiencias y éstas se quedan con la idea de que Homero se está burlando del estadounidense promedio, Lisa es una crítica al intelectualismo que puede haber en cualquier familia, Bart se burla de la maestra, etcétera. Hay elementos que el espectador toma de Los Simpsons para darse cuenta de que Estados Unidos puede ser crítico, y esto también vende, lo cual no quiere decir, como lo refería hace un momento, que la serie nos esté planteando la revolución mundial o un mundo mejor. No, los parámetros en que se mueve usando la sátira pueden ser críticos, pero dentro de un rango. Esto es lo que está vendiendo Estados Unidos.

La gran familia americana.

—¿Cuál es la variación con el código clásico? Usted dice que Hollywood es el sueño americano, y la serie es una variante muy crítica.

—Las variaciones que podemos ver entre Los Simpsons y series precedentes de Hollywood son varias: aquella se inspira en las previas, como Los Picapiedra y otras más; pero lo que es interesante es que, a diferencia de las anteriores, primero, es una serie animada que retrata a una familia nuclear que ya no existe —desde los años setenta se estaba desmoronando—, y aun así son un himno a ella.

”Otra cuestión es el empleo de la sátira en animación, aunque previamente se usó en series de live action. Lo otro es que había un nicho de audiencia muy descuidado en Estados Unidos: la de entre 18 y 49 años, que interesa mucho, en términos de marketing, a las empresas de entretenimiento porque es la que tiene poder adquisitivo.

”Esa audiencia ve la tele de las ocho de la noche en adelante, y no había una oferta atractiva en televisión: estaba The Cosby Show, y cuando aparecen Los Simpsons se convirtieron en su competencia. Había intentos de crear series atractivas para este público, pero no acababan de aterrizar.

”Se conjugaron varios factores, como ese nicho de mercado descuidado y también el surgimiento de la televisión por cable. La Fox surgió en los años ochenta de la mano de Rupert Murdoch, magnate australiano que se tuvo que naturalizar estadounidense para poder comprar medios en Estados Unidos. La Fox necesitaba crear contenidos y que éstos vendieran, lo que es el gran drama de la televisión, incluso ahora. En eso estaba cuando en 1987 llegaron James Brooks y Matt Groening con la propuesta de una serie de televisión con una familia nuclear disfuncional. Lo que ellos le pidieron a la Fox es que hubiera libertad creativa, lo cual era inédito. Si nosotros nos pusiéramos en el plan de armar una serie de televisión y vendérsela a Fox o ahora a Disney, no nos la van a dar sino que van a querer intervenir. En el caso de Fox, como era naciente, permitió total libertad creativa. Éste es otro factor que no había aparecido en la historia de la animación y de la televisión en general.

”Todos esos elementos se conjuntaron para hacer de Los Simpsons un producto tan especial. Obviamente hubo pruebas: los cortos que aparecieron en el show de Tracey Ullman entre 1987 y 1989. Como gustaron mucho y le comenzaron a robar auditorio a The Cosby Show, se tomó la decisión de crear una serie autónoma a partir de diciembre de 1989.

”A todo el mundo le sorprendió y le gustó la serie. En distintos viajes yo recuerdo haber estado en tabernas a las nueve de la noche, y lo que ponían en la televisión era Los Simpsons, y la gente casi se caía de la risa. Es muy interesante cómo fue confeccionada, y cómo efectivamente llegó a las audiencias de ese rango de edad.

—Usted le da relevancia a que Los Simpsons surgió en un momento en que hubo una gran concentración de los medios por grandes corporativos, como Fox. ¿Cómo influyó esto en el desarrollo de la serie?

—Fox estaba naciendo como oferta de televisión por cable cuando llegaron Los Simpsons, y algo muy interesante es que éstos la catapultaron. Estoy segura de que Fox no sería hoy lo que es ni la habría comprado Disney ni tendría todo lo que tiene actualmente sin esa serie, que es la imagen de Fox, así como el ratón Mickey es la de Disney. Si usted se pone a ver la programación de Fox Latinoamérica, la sexta parte de su programación diaria son Los Simpsons. Es algo impresionante porque es la marca, el branding de Fox.

”¿Qué está pasando ahora? Antes existían las Seis Hermanas en Hollywood (Universal, Columbia, Sony, Disney, Fox y Warner Brothers), ahora sabemos que la Fox fue comprada por Disney, lo cual hace que se conviertan en cinco. Disney quiere aprovechar todo el expertise de la Fox en series de televisión. Fox ha sido muy exitosa en series de televisión, pero creo que ese éxito se lo debe, en buena medida, a Los Simpsons, que funcionó y generó grandes ingresos.

”También corroboró que hacía falta una oferta para el rango de edades que mencionábamos, de 18 a 49 años; la Fox dijo: “Me voy a dedicar a esto, es un buen negocio”, y ha hecho montones de series tanto animadas como de live action. Incluso se habla de los clones de Los Simpson, como Padre de familia. Todo mundo ha tratado de copiarlos y emular el éxito. No es sencillo porque, como decíamos, es un producto muy caro y muy cuidado. No hay dinero ni la capacidad de distribución, que es un tema muy importante para que una serie o una película triunfe, y Fox es creador y distribuidor. Ahora, con su adquisición por Disney, su distribución va a ser mejor todavía.

”Los Simpsons catapultaron a la Fox, le dieron una posición muy ventajosa frente a la oferta de otras corporaciones, y por supuesto es un elemento fundamental para entender su compra por parte de Disney.

—En una parte del libro usted dice que es una serie de televisión sobre la televisión. Creo que allí hay una paradoja: en el programa hay señalamientos críticos sobre las grandes corporaciones, pero también es producto de una de ellas. ¿Cómo se resuelve este problema?

Se burlan hasta de Rupert Murdoch, quien ha aparecido en varias ocasiones. Es parte de la idea de venderle al mundo que tenemos un producto que critica y que se burla hasta de sus creadores, de la empresa que la patrocina. Y eso significa que Fox está abierta a la crítica, y eso vende.

—Es muy sencillo: se burlan hasta de Rupert Murdoch, quien ha aparecido en varias ocasiones. Es parte de la idea de venderle al mundo que tenemos un producto que critica y que se burla hasta de sus creadores, de la empresa que la patrocina. Y eso significa que Fox está abierta a la crítica, y eso vende.

”La Fox es muy conservadora: Murdoch es aliado de Trump, por ejemplo. Pero si entre su programación ofrece un producto como Los Simpsons, eso le ayuda a ganar audiencia fuera de ese ámbito. Muchos conservadores han criticado de manera severa a la serie, pero para curarse en salud la compañía le ofrece a esos sectores Fox News y otras producciones, y a la vez ofrece un producto como Los Simpsons. Es una cuestión de marketing, que me parece muy bien pensada, extraordinaria, porque todos lo hemos comprado.

”Yo no creo que la Fox hubiera triunfado en el mundo empresarial con una oferta conservadora: habría quebrado hace tiempo.

—En la parte sobre la sátira, usted dice que ésta tiene una finalidad importante: desenmascarar a la sociedad tal como es, y también impactar a la realidad. En ese sentido, ¿cómo han funcionado Los Simpsons? Usted misma señala que es una serie conservadora.

—Un paréntesis sobre el conservadurismo de Los Simpsons: he presentado en varias ocasiones este libro y me han hecho un montón de preguntas, y alguien me cuestionó algo muy interesante: cómo percibía yo a las mujeres en la serie. Es un trato denigrante, patético. Todas son frustradas, que a la mejor querían hacer algo con sus vidas y no pudieron. Es un reflejo del conservadurismo, que nos dice que la mujer tiene que estar en la casa, como Marge, y si tratas de trabajar o cambiar las cosas, como las hermanas, te va de la fregada. ¡Qué mensaje más patético!

”Esto lo menciono para tratar de responder a su pregunta sobre la sátira. No es fácil recurrir a ella; se requiere un talento creativo muy grande y un conocimiento cultural de la sátira. Cuando empecé a ver Los Simpsons yo decía: “Esto habría pegado tanto en la época de Moliere”.

”La sátira hace burla de la sociedad, pero la presenta de tal manera que no ofende —aunque, claro, hay sectores conservadores que siempre se han ofendido con Los Simpsons—. Es una forma muy inteligente de decirle a la gente: “¡Oye, tu vida apesta!” Es como burlarnos de lo que tenemos, pero hasta allí.

”Yo no creo que la sátira sea un elemento que fomente la subversión o el cambio del statu quo. Simplemente invita a reflexionar sobre las condiciones en las que nos encontramos, pero con humor. Es el caso de la revista Mad. Creo que los creativos de la serie se inspiraron mucho en ella porque es una publicación satírica a más no poder.

—Usted también encuentra lo que llama culture jamming, con tintes radicales, como usted lo menciona, e incluso un aspecto posmoderno.

—Sí, se introducen porque la irreverencia en el uso de la sátira no deja títere con cabeza: se critica a la religión, la escuela, la policía, el sistema político, a las instituciones. Incluso usan muchos logotipos de marcas y les colocan otro sentido de ellas, como McDonalds, Starbucks, etcétera.

Homero y la ley.

”Yo hablé con un par de activistas de esa corriente cultural en Estados Unidos, y me decían que en general los activistas aman a Los Simpsons porque los consideran el único producto de culture jamming animado que existe, pero también saben que es un producto de Fox. Me dijeron que si Los Simpson se burlaban de la Fox era nada más para jalar audiencia y para tener adeptos como nosotros, que tontamente caemos en el cariño a la serie. Por eso Los Simpsons son magníficos: pueden atraer hasta al más crítico.

—Llama la atención también el abarcamiento generacional de la serie. ¿Cómo ha sido posible que cuando menos tres generaciones la sigan, pese a los grandes cambios culturales y tecnológicos?

Los Simpsons se han transformado y han cruzado tres generaciones: la X, la de los baby boomers y la de los millennials. Creo que es muy importante el timing: cuando aparecieron había poca oferta televisiva para la Generación X, y mucha gente de ésta no los aceptó porque los consideraban obscenos; Bush padre dijo “ojalá nuestras familias nunca se parezcan a los Simpsons sino a los Walton”. Pero también hubo gente que dijo: “¡Qué interesante y divertido! Están usando sátira”.

”A los hijos de ellos, que somos los baby boomers, nos parecieron extraordinarios porque había un vacío de oferta televisiva. De cuando era pequeña recuerdo que veía la televisión a las cuatro o cinco de la tarde, y veía Bugs Bunny, La pantera rosa, El pájaro loco, que son cosas muy para el entretenimiento, no para pensar —Los Simpsons sí los son.

”Cuando vi por primera vez Los Simpsons como cortos animados en 1987 yo tenía 22 años. A mí me sorprendieron mucho; yo decía: “Es animación, pero tratan temas de adultos; además, son grotescos y horribles”. Pero atrapaban.

—Al principio eran diferentes…

—Al principio los monos eran distintos, muy grotescos. Ahora tienen un refinamiento, son lindos, pero cuando vemos sus orígenes eran bastante burdos; pero hay quien dice que entonces tenían mejores guiones que los de ahora.

”En cualquier caso, la de los baby boomers fue la generación a la que más profundamente afectó porque no había competencia, no había una oferta televisiva equivalente.

”Los millennials tienen a Los Simpsons, pero también tienen a Padre de familia y cualquier cantidad de ofertas televisivas.

”Cuando tenemos una serie tan longeva la gente que la hace se muere; en el caso de Los Simpsons han muerto varios de sus protagonistas: la actriz Marcia Wallace, que hacía a Krabappel; Phil Hartman, que hacía a Troy McClure, y varios creativos. También varios de éstos, que trabajaron mucho tiempo en Los Simpsons, se fueron a otras empresas.

”La serie ha tenido que evolucionar por esas razones y también para adaptarse a la competencia. ¿Qué tenemos en el mercado? Ofertas de animación que son sumamente sofisticadas, animación casi perfecta. En ese sentido Los Simpsons, que es una animación en 2D, ha tenido que evolucionar y perfeccionarse cada vez más, y por eso ahora los vemos tan refinados estéticamente hablando.

La serie ha tenido que evolucionar por esas razones y también para adaptarse a la competencia. ¿Qué tenemos en el mercado? Ofertas de animación que son sumamente sofisticadas, animación casi perfecta. En ese sentido Los Simpsons, que es una animación en 2D, ha tenido que evolucionar y perfeccionarse cada vez más, y por eso ahora los vemos tan refinados estéticamente hablando.

”Las historias cambiaron también porque entre los autores del ingenio creativo algunos murieron y otros se fueron. Ahora pareciera que los Simpsons, como ya son una institución, tienen un nombre y una reputación mundial, pueden hacer lo que quieran, por más burdo que sea. En sus orígenes los guionistas tuvieron que trabajar muy duro para posicionar la serie en el gusto del público, y ya que se logró hacerlo, ahora tienen libertad para hacer lo que quieran.

”Ahora han hecho otras cosas que marcan una diferencia con lo que eran: el chiste del sofá, por ejemplo. Están haciendo algo que me parece interesantísimo: invitan a animadores de todo el mundo para que lo hagan. A propósito de la culture jamming invitaron a Banksy, que es la crítica que fomentan para captar audiencias. También Guillermo del Toro hizo uno que es sensacional, una joya. Hay gente que dice que los chistes del sofá son más creativos y mucho mejores que algunos episodios de las nuevas temporadas.

”La serie ya está posicionada, va a ser difícil que alguien les dispute el lugar que ocupan en la historia del entretenimiento mundial. Yo no sé si eso los está llevando a quedarse en una zona de confort: en los orígenes, de 22 episodios había veinte buenos, y ahora, de 22 hay seis muy buenos.

”Pero, como institución que son, creo que hay que seguir observándolos. La televisión la tenemos que estudiar, y eso es algo que me gustaría dejar claro: no lo hemos hecho. Cuando Álvaro Cueva presentó el libro dijo: “¿Dónde están los libros sobre nuestras telenovelas, nuestro cine, nuestros documentales? Hay mucha producción de contenidos que no estamos analizando, y eso es patético”. Y añadía: “Éste es el primer libro sobre una serie que yo veo desde hace treinta años que trabajo en esto. Ojalá motive a que se hagan más estudios”.

—También se comenta que estas series buscan ser un elemento de la homogeneización cultural. ¿Así ha sido el caso de Los Simpson en Estados Unidos?

¡Corre, Homero, corre!

—Creo que, de entrada, como un producto de Hollywood, parten de esta idea de homogeneizar, de crear un estándar, de reflejar el del American way of life, que es muy idílico, aunque que creo que ahora está dejando de serlo.

”Si analizamos la serie, sus personajes, sus historias, hay un universo Simpson que es como el de la sociedad estadounidense: hay minorías, homosexuales, niños, ancianos, hay hippies, policías y políticos corrompidos, asaltantes, etcétera. Podemos ver replicado el idílico American way of life, que sabemos que no funciona, y Los Simpson lo dice y a la gente le da risa y no pasa a más.

”Creo que esto ayuda a la homogeneización cultural; es decir, aceptar que somos diversos, que tenemos un montón de problemas pero que no va a cambiar nada. Es parte del discurso de la homogeneidad.

”En Los Simpsons. La película todo gira en torno de que Homero contamina un río y crea el caos. Pero toda la historia gira en cómo Homero se dedica a poner las cosas en orden para que todo siga igual. Eso es homogeneizar, es decirle al público: “Quéjate: hay discriminación, las mujeres en Los Simpsons son unas frustradas, Lisa es inteligente pero nunca va a salir de allí, Bart siempre será como su papá, etcétera, y todo va a ser igual. Ríete, disfrútalo, pero todo va a ser igual”. Eso es muy frustrante: no hay camino, no hay alternativa. Y eso es lo que Estados Unidos le vende al mundo.

”Cuando tropicalizamos a Los Simpsons vía el doblaje nos identificamos mucho con ellos: ¿cuántos padres desobligados como Homero o niños inadaptados como Bart hay, o mujeres amas de casa frustradas como Marge, o la genio de la familia a la que nadie pela?

”Pero el mensaje es: “Ríete de esto porque no hay un mundo mejor, aprovecha el momento porque no hay alternativa”. Esto es aterrador, y es lo que nos está vendiendo Estados Unidos con sus productos culturales.

—¿Cómo ha sido recibida la serie en el mundo? Usted pone algunos ejemplos de que en Egipto quisieron hacer su propia versión, hay Simpson negros, en China y Rusia los aceptaban a medias…

—En general el mundo ha comprado a Los Simpson porque la primera reacción que nos genera es que es una sátira de la familia nuclear estadounidense, y como nos gusta criticar a Estados Unidos por todo lo que hace nos vienen bien.

”Pero hay variaciones por país: en Francia se les adora porque odian y aman a los estadounidenses, y hay entre ambos una cooperación muy bonita en términos de animación y mucha solidaridad. En el libro cito que cuando fueron los atentados contra Charlie Hebdo en Francia salió Maggie con la bandera de ese país, imagen que se divulgó en las redes sociales, y toda la gente, en Francia al menos, volteó a ver a los Simpsons con mucho cariño. Tengo entendido que, de los países donde se exhibió Los Simpsons. La película, fue en Francia donde rompió todos los récords de taquilla precisamente por esta relación de amor y odio.

”En Rusia Los Simpsons han sido usados para burlarse de Putin mediante el doblaje. Putin ha tratado de sabotear la serie y ha querido censurarla, como en China, pero el asunto es que a través de internet podemos acceder a las series en streaming, entonces las pueden querer boicotear pero de todos modos vamos a tener acceso a ellas.

”El gobierno ruso dijo que la serie le parecía demasiado violenta y la censuró. En China lo más grave fue un episodio en el que los Simpson van a ese país y se burlan de Mao; en ese momento el gobierno chino dijo que ésa y otras series ya no se iban a transmitir porque querían fomentar el desarrollo de la animación china, y ésta mejoró mucho. Ahora es curioso porque China ya no los censura, levantó la restricción y ya se pueden ver en ese país. Ahora allí hay hasta dos tiendas de Los Simpsons, las únicas en el mundo dedicadas a ellos.

”En los países árabes fue horrible, porque Homero toma cerveza y come chuletas de puerco, y en las culturas musulmanas no se puede consumir alcohol ni cerdo. Entonces despersonalizaron a Homero, a quien le cambiaron el nombre, en lugar de beber cerveza toma un refresco y come rollitos de carne típicos de los países árabes. Pero la gente que veía en internet los originales no los aceptó, por lo que sólo hubo 32 episodios y fueron cancelados, un fracaso miserable. Fue un contrasentido despersonalizar a Homero, que sabemos que habla así porque está borracho, entonces ¿cómo lo presentaban con un refresco?

”En otros países se ha aplicado censura a ciertos episodios de Los Simpson: hay un episodio con una mención a Perón que fue prohibido en Argentina y tardaron mucho tiempo en transmitirlo. Cuando Homero fue a Brasil lo secuestraron y cobraron por su rescate, el gobierno de ese país dijo que eso le había dado muy mala imagen justo cuando había invertido tanto en presentar una buena por las Olimpiadas y el Mundial.

En los países árabes fue horrible, porque Homero toma cerveza y come chuletas de puerco, y en las culturas musulmanas no se puede consumir alcohol ni cerdo. Entonces despersonalizaron a Homero, a quien le cambiaron el nombre, en lugar de beber cerveza toma un refresco y come rollitos de carne típicos de los países árabes.

”Hay polémicas por la manera en que muchos países aparecen retratados en Los Simpsons, que han viajado mucho, hasta Japón y Australia. Esto ayuda a vender la serie. Recuerdo mucho que alguien me decía: “Lo importante no es que hablen bien o mal de ti, sino que hablen”, y de Los Simpson se habla todo el tiempo. Cuando fueron a Australia ridiculizaron a los habitantes de ese país, pero dicen que ese episodio ha sido de los más queridos por ellos. Matt Groening fue hace unos años a Australia y lo recibieron como rockstar. Es esa relación amor–odio que ayuda a vender el producto.

”Cuando la serie hace referencia a otros países recurre a los estereotipos que se tienen sobre ellos, lo cual es una provocación para que se siga hablando de la serie y se siga vendiendo.

—¿Cuál ha sido la relación de Los Simpsons con México?

—La mayoría de las referencias a México son estereotipadas, como la mayoría de lo que se hace en Hollywood. Por allí ha habido escenas donde aparecen vestidos de mariachis y hay comentarios peyorativos: en su película hay una parte donde Krusty anuncia una hamburguesa muy grasosa, y en inglés dice: “Si encuentran algo más grasoso que esto, es que están en México”. Aquí censuraron esa parte a la hora de doblarla y pusieron: “Si encuentro una mejor hamburguesa que ésta les daré un premio”. Así hay varias cuestiones peyorativas sobre México pero que se han salvado mediante el doblaje.

”También menciono el caso de mexicanos que han aparecido en la serie, como Guillermo del Toro, quien hizo el chiste del sofá, o gente que ha trabajado con Matt Groening, como Óscar González Loyo y Horacio Sandoval. Pero Los Simpson no han venido todavía al país; sólo han llegado a Tijuana con Krusty. Nos deben un episodio.

”Para que la serie tuviera éxito en México fue muy importante el doblaje; el del país ha tenido reconocimiento en toda América Latina, donde muchas generaciones han crecido con él. Sin embargo, el doblaje está en problemas porque las empresas no quieren contratar a trabajadores sindicalizados, lo que fue parte del problema con Humberto Vélez y parte del elenco que hizo el doblaje de la serie las primeras quince temporadas.

”Todos ellos eran miembros de la ANDA. Hubo un momento de la temporada quince en que la empresa Grabaciones y Doblajes Internacionales (la encargada del doblaje de Los Simpsons) pidió que se eliminara una cláusula del contrato con los actores, que decía que sólo se podía contratar a actores de la ANDA, para que se pudiera contratar a cualquier actor de doblaje, sindicalizado o no. Entonces los actores de la ANDA, encabezados por Humberto, hicieron una huelga; al final la empresa terminó despidiéndolos y contrató a actores no sindicalizados.

”Entonces la calidad del doblaje cayó, porque ahora las empresas se dejan guiar por el precio: a quien les cobra más barato por imitar la voz de Homero lo contratan y ya. Le pueden pagar la décima parte de lo que le pagaban a Humberto, a quien de por sí le pagaban poco.

Ha habido incluso quejas de las audiencias mexicanas y latinoamericanas cuando ven la serie, y dicen que las voces son clonadas y no son las originales, porque se nota. Esto obedece a la mezquindad de las empresas y al hecho de que quieren ahorrar y gastar lo menos posible.

”Ahora el doblaje es muy popular, hay mucha gente que lo estudia. Las escuelas están generando muchos egresados que buscan trabajar, y están dispuestos incluso a no cobrar por una cuestión: el que su voz quede grabada en un personaje lo inmortaliza. Eso es algo que mucha gente desea.

”Pero yo creo que hay de doblajes a doblajes. Me da mucha tristeza que Humberto y los actores que doblaron Los Simpson las primeras quince temporadas ya no lo hacen, están prácticamente retirados. No los contratan porque son sindicalizados. Entonces creo que el doblaje está viviendo algo muy terrible en estos momentos.

”Ahora Humberto da clases y hace espectáculos por América Latina, pero ya casi no hace doblaje. Una persona con la experiencia que él tiene es muy valiosa para formar nuevas generaciones.

—Para concluir, quiero que me diga tres capítulos de Los Simpsons que mejor expresan lo que es la serie.

—Uno es “Bart reprueba”, de los primeros capítulos de la serie. Aunque él reprueba, le van a dar una oportunidad para que no repita el grado, por lo que va a tener que estudiar mucho. Se pone a hacerlo, pero es muy distraído y no logra concentrarse; a sabiendas de que al día siguiente tiene su examen, le reza a Dios para que cierre la escuela. Entonces empieza a nevar y logra estudiar. Después se presenta en la escuela, muestra conocimiento y aprueba. Es un capítulo relevante por la importancia que se le da a la religión, que es muy importante para la sociedad estadounidense. La escuela también lo es: que Bart, aunque sea travieso, tremendo y con déficit de atención, al final vaya a la escuela y se esmere por trabajar es algo muy del protestantismo anglosajón: “Esfuérzate, trabaja y tendrás tu recompensa”. Y eso es lo que hace.

”Otro elemento de ese episodio es la familia, que con la escuela y la Iglesia son tres aspectos que van juntos en el desarrollo de Estados Unidos. Los chicos tienen que estudiar porque van a ser los que van a tomar las riendas del país; la familia tiene que estar allí, y la religión es muy importante.

”Luego está “Bart vende su alma”, con fuertes alusiones a la religión. Cuenta la historia de cuando Bart le vende su alma a Milhouse y se la pasa penando todo el episodio porque se da cuenta de que se quedó sin ella porque él era escéptico y decía que el alma es una de esas cosas que inventaron los adultos. Pero se da cuenta de que sí la perdió y se esmera por recuperarla y hace de todo.

”Cuando quiere recuperar su alma, llora y dice: “Dios, no quiero que vaya a caer en manos de un degenerado”. Y Lisa se la entrega. Ese episodio retrata muy bien lo que son Los Simpson: está basado en un cuento de Óscar Wilde que se llama “El pescado y su alma”, en el que el protagonista vende su alma por una tontería, y después se la pasa luchando por recuperarla. Para mí es el mejor episodio de todas las temporadas.

”¿Qué elementos veo típicos de la cultura anglosajona? La religión, la lucha del protestantismo y la solidaridad de la familia porque finalmente, aunque Lisa y Bart pelean todo el tiempo, cuando hay una gran bronca la una ayuda al otro. En este caso ella lo ayuda a recuperar su alma.

”El otro es cuando Homero hace una huelga en la planta nuclear porque les quitan el plan dental. Resulta que el señor Burns quiere ahorrar gastos y lo retira a sus empleados, justo cuando a Lisa el dentista le dice que necesita frenos porque sus dientes van a crecer chuecos. Marge le dice a Homero: “Qué bueno que te dan plan dental”. Y él no sabe cómo decirle que ya se lo quitaron. Entonces se vuelve líder de los trabajadores, hace una huelga y paraliza la planta nuclear. El señor Burns le dice a Smithers: “Tráigame a ese hombre para saber qué quiere”. “Pues que nos restituya el plan dental”. Y lo hace.

”Allí vemos el fracaso del movimiento sindical, cómo se venden los líderes por cacahuates, las carencias y los gastos de una familia de clase media baja, y también la importancia de volver a cuidar de la familia.

”Todo gira en torno a preservar la familia nuclear: Lisa tiene problemas, va a tener dientes chuecos y a ser rechazada, y tiene pesadillas de que crece como monstruo. La familia es receptiva, tanto que Homero hace una huelga para recuperar el plan dental que necesita su hija. Todo es la familia, aunque se tenga que claudicar en el movimiento sindical.

”Creo que esos tres episodios resumen bien lo que es la serie. Son de la primera temporada, con todo el genio creativo innovador en aras de jalar la atención de las audiencias, y vaya que llamaron la atención. ®

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Publicado en: Televisión y videojuegos

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