Es evidente que la clase política en nuestro país ignora, o pretende ocultar, que la realidad y los movimientos sociales transitan en su propio tiempo y van gestando los elementos para que todo suceda “de repente”, una y otra vez, alentados por una histórica y subterránea (contra)corriente. La realidad no acepta sobornos y la indignación de la gente ante un sistema político ignominioso está latente, como un constante latido, como una insubordinación que sólo espera el momento adecuado para hacer emerger su fuerza y su desbordada creatividad a través de la movilización social.
Así fue lo acontecido en 2006 y 2007 en Oaxaca, donde diversos actores sociales, maestros, organizaciones civiles, artistas anónimos y ciudadanos tomaron por asalto las calles y las plazas de la ciudad colonial, confrontándose a un poder criminal y negligente que todavía permanece en la entidad. Por ello, la vigencia y la importancia de la memoria colectiva impresa y del largo ambulantaje que ha seguido el libro Memorial de agravios (Oaxaca: Marabú Ediciones, 2008) transitando por algunas ciudades del mundo (Oaxaca, Cuernavaca, Ciudad de México, Puebla, Tijuana, La Habana, Guantánamo, Madrid, Marsella, París, Londres). En su recorrido, el libro ha provocado múltiples reflexiones, encontrando una amplia fraternidad en organizaciones, grupos sociales y artistas acorazados en sus propias batallas pero conscientes de que las luchas hoy en día son universales, sin pasaportes ni territorialidades delimitadas.
Memorial de agravios es una memoria viva, un documento fotográfico y ensayístico que recuenta el movimiento social que convulsionó a México durante 2006, a fin de motivar una reflexión crítica sobre la violencia desde una perspectiva ciudadana. Es una propuesta analítica pero también una propuesta estética, mediante memorables imágenes escritas y visuales que se suman al caudal de expresiones culturales nacidas en torno al conflicto social que cobró la vida de 23 ciudadanos (maestros, población civil y periodistas) en la entidad, y cuyos asesinatos aún permanecen impunes.
Con la esmerada curaduría y el diseño del pintor Rubén Leyva, quien financió con su obra este trabajo colectivo, el libro incluye cinco ensayos (traducidos al inglés, francés e italiano) de los escritores Fernando Solana Olivares, Jorge Pech Casanova, Luis Hernández Navarro, Abraham Nahón y Fernando Matamoros, además del texto titulado “Okupa”, que constituye el primer manifiesto del movimiento juvenil Ocupación Cultural en Resistencia.
La publicación contiene más de doscientas imágenes de fotógrafos nacionales e internacionales, configurando una propuesta estética que refleja la realidad de Oaxaca y su complejidad social, restituyéndole al arte la función vital y sensible que ha tenido al plasmar, a lo largo de la historia de la humanidad, algunas de las tragedias más conmovedoras, expresando el desasosiego que se vive en tiempos de estallido social. Se incluye además el trabajo gráfico de los colectivos de artistas anónimos quienes transformaron las paredes de la ciudad, a través del grafitti y el esténcil, en lienzos del imaginario social, generando un lenguaje artístico singular, entrecruzando el humor, la ironía, la creatividad y la denuncia social, revelando signos de una iconografía combativa y popular. Los fotógrafos que participan en la publicación son Luis Cruz, Alejandro Echeverría, Ezequiel Gómez Leyva, Blanca Hernández, Mario Jiménez Leyva, Jorge Luis Plata, Juan Carlos Reyes, Félix Reyes Matías, Baldomero Robles Menéndez, Jorge Santiago, Barak Torres, Fabrizzio Velasco Carmona, Edson Caballero Trujillo, Alicia Huerta Cortez, Max Núñez, Bruno Varela, Juan Robles-Brizheyda Herrera, Marcela Taboada, Gabriela León, Heinrich Shultze, Katie Orlinsky y Gregorie Korganow.
Memorial de agravios convoca a la memoria y a la crítica social, tratando de contribuir al debate y a la transformación de un país tan degastado por una política cupular de derecha, por estados empoderados con gobiernos autoritarios y por un clima de violencia alarmante, donde los secuestros, el narcotráfico y la corrupción flagelan la incipiente democracia y la convivencia comunitaria. ®