Nostalgia de la FIL

Y la vuelta a la realidad de siempre

“Cónclave de la derecha”, fiesta tumultuosa de propios y extraños, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara es una experiencia imperdible y necesaria. Apenas terminó y ya la echo de menos…

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.
Quemad viejos leños, leed viejos libros, bebed viejos vinos, tened viejos amigos.
—Alfonso X de Castilla, el Sabio.

La fiesta del año

¿Por qué la Feria Internacional del Libro de Guadalajara no dura todo el año? Con sus cientos de vistosos stands de libros de todos los temas posibles, revistas, cómics, discos, películas, carteles, rompecabezas, juguetes, libretas y una interminable variedad de productos relacionados con la lectura, el juego y el ocio. Con sus miles de visitantes de todo el país y del nuevo y el viejo mundo. Con viejos amigos a los que se ve solamente en esa ocasión y nuevos amigos que se vuelven entrañables de inmediato. Con decenas de presentaciones, mesas, conferencias, encuentros y homenajes, sin que falten lecturas y talleres de música, danza, títeres y teatro para niños y, además, estupendos conciertos de rock, jazz y música clásica… ¿Por qué solamente del 25 de noviembre al 3 de diciembre?

Ya sé, estoy bromeando.

Al terminar esta exultante fiesta de libros y escritores —dedicada a la Unión Europea, más Ucrania, con su riqueza y diversidad cultural— es inevitable sentir una nostalgia un tanto rara, como si se hubiese visitado un país muy lejano y al cruzar la frontera una mano invisible te arrojara abruptamente en la maloliente avenida Mariano Otero, con sus banquetas rotas y el insufrible tráfico de la tumultuosa semana libresca.

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

Vuelta a las homilías delirantes del presidente: los chicos asesinados de Celaya habían comprado droga al cártel equivocado, dice alegremente, sin pruebas, el Señor de Palacio —la autopsia revela días después que no había rastros de ninguna sustancia ilegal en sus cuerpos. Muere la madre del criminal más famoso de los últimos tiempos y el jefe de la nación envía sus condolencias a su querido Badiraguato. No ha tenido la misma deferencia con los más de 160 mil asesinados en lo que va de su malhadado sexenio, ni con las madres y padres de los más de 45 mil desaparecidos desde 2018 —Jalisco y el gobernador Alfaro no se quedan atrás—. Los habitantes de Texcapilla se enfrentan a balazos con miembros de la Familia Michoacana: once criminales y tres ciudadanos muertos. Expresa su perversa intención de desaparecer los organismos autónomos e insiste en que el país va mejor que nunca. A la reportera Reyna Haydee Ramírez le responde que los cuestionamientos sobre el fracaso de la seguridad son inventos. México pasa al lugar 116 en el índice de Estado de derecho en el mundo. El presidente emite un reglamento que excluye la opinión de investigadores, académicos y científicos en materia de salud; todas las decisiones en materia de salud serán tomadas por el gobierno federal. No entiende, no escucha, no sabe.

El cónclave de la derecha

Entre tantas otras cosas —como el periodismo, la transparencia, la rendición de cuentas o la clase media—, el presidente también detesta a la FIL. López Obrador tiene 19 libros, desde ensayos políticos hasta su experiencia como presidente de México, aunque en sus declaraciones patrimoniales no se registran ingresos por regalías como autor, ¿acaso porque no los escribió él? Aun así, presume sin pudor sus vastos conocimientos de historia (“Hace miles de años aquí ya había civilización”) y menosprecia los deplorables resultados de la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA: Programme for International Student Assessment), que dejan a México entre los países más burros del orbe. Y odia también a la FIL porque no toleraba que el finado y controvertido Raúl Padilla López tuviera como invitados frecuentes a Mario Vargas Llosa, a Enrique Krauze, a Héctor Aguilar Camín y tantos más, incluyendo a prestigiosos escritores, premios Nobel varios de ellos —recuerdo a Herta Müller, sola, a la salida del hotel Hilton, en 2011, esperando un taxi.

Es un cónclave de la derecha, acusó. Un conciliábulo al que asisten cada año, por cierto, decenas de voceros y propagandistas de su gobierno —esto no lo dijo. Pero en los pasillos y en los salones, en restaurantes y stands, en los puestos de firma de libros, ahí estaban los soflameros y activos emisarios del ficticio y cruel humanismo mexicano —¿han visto cómo las autoridades tratan a los migrantes?

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

Y no fueron pocos los alegres compadres del presidente: Alejandro Páez, Álvaro Delgado, Alfredo Jalife Rahme, Bef, Clara Brugada, Fernando Rivera Calderón, Gerardo Esquivel, Hernán Gómez Bruera, John Ackerman, Jorge Zepeda Paterson, Julio Astillero, Paco Ignacio Taibo II, Pedro Salmerón, Rafael Barajas el Fisgón, Sabina Berman, Sergio Arau, Silvana Rabinovich, Viri Ríos y hasta el recién convertido Pedro Kumamoto, entre los más conspicuos. (No vi a Jairo Calixto Albarrán, quizá porque su libro Haz patria. Educa a un derechairo ha sido un fracaso de ventas.)

No les neguemos la gloria de la que gozan en este gobierno y que los hace sentirse como mirreyes en discoteca de Bosques de las Lomas. Algunos tienen un público numeroso que los sigue y aplaude. Cientos de personas, por ejemplo, compraron Izquierda 1923–2023. La terca travesía (Grijalbo, 2023) e hicieron una larguísima fila para que sus autores, Páez y Delgado, se los firmaran. Un error garrafal de este libro es que asume que el gobierno de la 4T es de izquierda, aunque casi todas sus acciones y políticas demuestran lo contrario. Los autores se permiten señalar las fallas y omisiones del gobierno de López Obrador, como “garantizar la justicia, erradicar la impunidad, atender a las víctimas, resolver las desapariciones, y atender la violencia contra las mujeres, entre otros, son algunos de los pendientes que la izquierda tiene con la sociedad mexicana” (La Jornada Zacatecas), es decir, casi todo. No mencionemos los 800 mil muertos directos e indirectos a causa de la pandemia del covid–19 y del desastre del sistema de salud o del cierre de las estancias infantiles y de las escuelas de tiempo completo y del tren maya y otras obras inútiles, nocivas y onerosas —ah, y la imparable corrupción de los suyos. Pero si el presidente de un gobierno negligente, moralista y militarizado no quiso o no pudo —porque no es de izquierda, insistimos, lea esto: “AMLO no es de izquierda”—, la probable presidenta Claudia Sheinbaum —que se negó a asistir a la FIL, aunque Taibo II la invitó a presentar su libro— “tendrá mayor sensibilidad”, dicen, pensando en su futuro, “no solamente por razones de género, sino porque ella proviene de movimientos sociales y no de partidos políticos”. Claro, ella tan sensible. Nada del colapso de la Línea 12 del Metro (27 muertos, no hay culpables…) o del edificio Rébsamen, del auge del narcomenudeo en la capital mexicana…

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

(Xóchitl Gálvez asistió al homenaje a Raúl Padilla y al final decenas de personas se acercaron a saludarla y pedirle selfies. Tomé algunas fotos de ella y de Consuelo Sáizar; en un momento Xóchitl me dijo: A ver, una selfie contigo. Simpática, espontánea la candidata opositora, a la que no queda sino desearle un equipo competente y una campaña inteligente, exitosa.)

Que haya algunos anacrónicos comunistas —trotskistas, maoístas o estalinistas, lo mismo da— extraviados en el organigrama de la 4T no lo convierte en un gobierno de izquierda, y por eso yerran las críticas de la oposición que se empeñan en señalar y criticar el “comunismo” del tabasqueño —vehemente impulsor del capitalismo de cuates: la fortuna de Carlos Slim alcanzó ya los cien mil millones de dólares.

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

Ternuritas. El linchamiento lingüístico de AMLO (El Chamuco, 2023), de David Bak Geler, no se presentó en Guadalajara —creo—, aunque tuve oportunidad de echarle un detenido vistazo. Se trata de una defensa innecesaria del lenguaje coloquial que usa el presidente contra intelectuales y opinólogos que lo critican por sus palabras, sus modismos —y sus prolijos insultos y descalificaciones; un libro que “exhibe el violento proyecto de despojo lingüístico que ha salido a la luz alentado por el acento, las referencias culturales, las redefiniciones y los vocabularios de un presidente que pone en entredicho las normas del ‘buen hablar’”. Absurdo, pues la violencia verbal la usa de manera abusiva e impune el presidente todos los días y desde la mayor tribuna del país, sin otorgar nunca derecho de réplica y repitiendo hasta la saciedad las mismas invectivas contra sus “adversarios”. El presidente, indiscutiblemente, sigue siendo el Poeta del Insulto. (Muy lejos este libro del extraordinario ejercicio que hizo en los años cuarenta Victor Klemperer, profesor de literatura en la Universidad de Dresde, judío, con su libro LTI. La lengua del Tercer Reich: apuntes de un filólogo, publicado en 1947 (en español por Minúscula, 2001), y que trata del uso del lenguaje en la propaganda nazi, al que el autor llamaba paródicamente en latín Lingua Tertii Imperii, la Lengua del Tercer Imperio. “El nazismo se introducía más bien en la carne y en la sangre de las masas a través de palabras aisladas, de expresiones, de formas sintácticas que imponía repitiéndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mecánica e inconsciente”, escribió el también filólogo.)

Así que ¿cónclave de la derecha?

Una feria para todos

Científicos, poetas, economistas, politólogos, periodistas, economistas, bibliotecarios, políticos, ilustradores, moneros, académicos, historiadores, editores y hasta charlatanes: famosos y desconocidos de México y del mundo se cruzan en los pasillos de la feria. Pascal Quignard y su mirada serena y dulce, Antonio Lazcano Araujo y su andar distraído, Antonio Muñoz Molina y su semblante de niño asombrado, la excantante de Entre Ríos e ilustradora Isol; Dacia Maraini, Elvira Lindo, Lídia Jorge…

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

(¿Por qué cobran los libros?, pregunta un anarquista en Twitter, o X, indignado porque se comercia con la cultura. Como si producirlos fuera gratis. Como si los autores vivieran, como dicen los cantantes, del puro aplauso.)

Entre las más de tres mil actividades hubo 630 presentaciones de libros con la presencia de más de 700 autores de 52 países. ¿Esto es bueno, es malo, o todo lo contrario? Puede parecer excesivo, pero así haya tres o cinco personas en una presentación, habrá un diálogo entre ellos y los escritores.

Ah, y los editores y directores de la revista Artes de México, Margarita de Orellana y Alberto Ruy Sánchez, recibieron en esta edición el Homenaje al Mérito Editorial.

El presentador de libros

Se ha convertido en un oficio éste de presentar libros. Un buen oficio, noble y que demanda tiempo y dedicación. Aunque los hay que presentan libros sin haberlos leído.

No hay nada más emocionante que saber que un amigo o amiga publicó un libro y quiere presentarlo acá, en la FIL. O que te llame Luis López Rosales, representante de Gedisa, y te pida que seas uno de los presentadores de un par de novedades.

El lunes 27 de noviembre la filósofa Julieta Lomelí y el que escribe presentamos un libro de una gran erudición: Antonio de Nebrija y su origen judeoconverso (Gedisa, 2023), de Diego Moldes, escritor español, ensayista, novelista, crítico e historiador de cine.

No sabía de Antonio de Nebrija más de lo que nos enseñaron en la preparatoria: que fue el autor de la primera Gramática castellana en 1492. Este breve libro es como una investigación detectivesca, un riguroso trabajo de análisis e investigación histórica, que se lee como una novela fascinante. Un libro inteligente y sensible, en el que se aprecia la intrincada historia de los judíos con la historia de España, y el del propio Nebrija y su estrecha relación con el nuevo mundo de la imprenta y los libros, con impresores y tipógrafos alemanes, y cómo tuvo que esconderse de la Inquisición por acusaciones de herejía.

Pleno, además, de datos sorprendentes: cuatro mil palabras hebreas pasaron directamente al latín.

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

Nebrija fue, además de gramático, lingüista, lexicógrafo, traductor, exégeta bíblico, docente, catedrático, escritor, poeta, historiador, cronista real, pedagogo, impresor y editor, y autor también de un Diccionario latín–español y otro Diccionario español–latín, 1495. Por si no bastara, pionero de los derechos de autor.

Ah, y fue protofeminista: “Así, cuando su mermada salud, y avanzada edad le impidieron continuar, pese a tener hijos varones, puso a su hija Francisca como su sustituta para impartir clases en la Cátedra de Retórica de la Universidad de Alcalá, convirtiéndola en una de las primeras mujeres del mundo en ser una docente universitaria”.

En 1492, precisamente, se decretó la expulsión de los judíos de España. Los sefarditas se desparramaron por el mundo conocido y llegaron a lo que sería la Nueva España, donde fundan pueblos y hasta el Nuevo Reyno de León, como lo cuenta Alfonso Toro en La familia Carvajal: estudio histórico sobre los judíos y la Inquisición de la Nueva España en el siglo XVI, basado en documentos originales y en su mayor parte inéditos, que se conservan en el Archivo General de la ciudad de México (Patria, 1944). Muy pronto serían denunciados y juzgados, algunos de ellos condenados a la hoguera. Aun así, los sefarditas dejaron una honda huella en la cultura mexicana.

Diego Moldes es autor también de la monumental investigación Cuando Einstein encontró a Kafka. Contribuciones de los judíos al mundo moderno (Galaxia Gutenberg, 2019). “El novedoso enfoque de este estudio divulgativo, sin duda revelador, no radica en analizar al pueblo judío en función de su judaísmo histórico y religioso —el creador del monoteísmo— sino apoyándose en las personalidades de origen judío en tanto que individuos, hombres y mujeres cuyas enormes contribuciones al mundo actual han servido para transformar nuestras sociedades y nuestras vidas”, dice el autor.

* * *

Fuera de la FIL, pero en el marco de sus actividades, hubo presentaciones en librerías y centros culturales. En la espléndida librería Lopa tuve el honor de presentar Antwerpen, o el otro Amberes (Librosampleados, 2021), de Daniella Blejer.

Celebro siempre en un cuento, una crónica, un poema, una novela, la precisión del lenguaje, la claridad y la sencillez del estilo, la autenticidad, la carencia de artificios para embellecer el estilo. La breve novela de Daniella Blejer tiene eso y, además, una prosa elegante, armoniosa, discreta y cautivadora. La recorre un aliento poético, antiguo y contemporáneo.

Antwerpen es el nombre flamenco de la capital de Bélgica, Amberes, que es recorrida por una mujer, mexicana y judía, en busca del rastro de sus abuelos. Camina una ciudad desconocida, se pierde en ella, tratando de adivinar el azaroso camino que siguieron para escapar de la barbarie nazi.

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

La novela de Daniella es una historia que se ha contado desde el comienzo de la humanidad, del lenguaje; el regreso, la búsqueda de los orígenes… un viaje en el tiempo. Y también la honda reflexión sobre los acontecimientos que han marcado nuestra historia.

El baúl de los recuerdos de los abuelos, en la Ciudad de México, la transporta a la vieja ciudad europea, donde también quiere encontrar esas reminiscencias del pasado. Acaso esos objetos en el baúl son los pocos que pudieron traer en la accidentada fuga de una Europa convulsa.

La reconstrucción de la fuga de Amberes es memorable. Entre los relatos de los abuelos, las historias que éstos le contaron a los padres de Daniella. Una memoria que ya no existía para la abuela, una mujer de tristeza irremediable, entregada cada vez más al olvido.

Los abuelos saben que se afinan los detalles de la Solución Final y deciden huir —en tren era imposible debido a la vigilancia y la falta de documentos—, a través del campo, durmiendo en los hoyos que dejaban las bombas: una bomba no cae en el mismo lugar dos veces, había escuchado el abuelo.

Escenas de una belleza terrible: Lili, la hermana menor de la abuela, en un vestido blanco, huye en bicicleta y nadie vuelve a saber nada más de ella. La abuela la sueña, Lili desaparece al dar vuelta a la esquina.

Los seres humanos son capaces de la más tierna solidaridad y de la más terrible crueldad. Están los que ocultaban y ayudaban a los judíos —y a comunistas, disidentes, cristianos— en su huida y los que los denunciaban para ser deportados hacia la muerte.

Continúa la huida, a través de Francia, España, Portugal, la cálida Cuba. La abuela deja de creer en Dios al perder a un hijo… Hay traficantes de mujeres y vendedores de visas falsas. El drama de miles de personas que huyen de la maldad se condensa en la historia de dos personas.

Se consigna también el desencanto del socialismo y la fundación de Israel.

El abuelo lee poemas de Quevedo, hasta que un amigo sefardita le dice que era antisemita y que le pidió al rey Felipe IV la expulsión de los judíos de España. “Con el tiempo el abuelo comprendió que lo importante no era Quevedo ni su antisemitismo, sino el efecto que la poesía tenía en su vida”. En la tumba del abuelo el epitafio es, precisamente, un verso de Quevedo: “Nada me desengaña, el mundo me ha hechizado”.

* * *

La Cartilla amoral (ensayo) (Gedisa, 2022), de Rubén Islas, es otro de los libros que comentamos con el autor el viernes 1 de diciembre.

Poco después de llegar a la presidencia López Obrador revivió a un prominente hombre de letras, pero con el más prescindible de sus trabajos: Alfonso Reyes y la “Cartilla moral”, la cual debía contener “un mínimo de preceptos morales que ayuden a cambiar las formas de vida básicas de nuestras clases bajas”, como le encargó el secretario de Educación Jaime Torres Bodet a un Reyes enfermo y cansado —para colmo, la cartilla fue alterada torpemente por el secretario particular de Torres Bodet.

Se trata de una cartilla que ya era anacrónica en su tiempo.

El presidente, se sabe, quiere un pueblo pobre, humilde y bien portado. Obediente. Pero, como dice Rubén Islas en esta obra altanera y documentada, “Todo moralista es un cretino que asume que la validez de sus principios y reglas es universalmente válida para todos…”. Ya ha dado suficientes muestras el presidente de sus afanes autoritarios al recomendar cómo deben conducirse jueces y magistrados, mamás y congresistas, jóvenes y adultos. Sus conferencias mañaneras son homilías en estado puro. El Estado laico se desvanece cada vez que cita a Jesús o exhibe sus estampitas religiosas.

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

Como el recordado Christopher Hitchens, Rubén Islas es ateo y a partir de esta convicción enarbola su afilada crítica a un discurso burdamente mesiánico. Decía Hitchens: “La religión es una creación del ser humano. Ni siquiera los seres humanos que la crearon pueden ponerse de acuerdo acerca de lo que dijeron o hicieron en realidad sus profetas, redentores o gurús”.

El pasado jueves 16 de noviembre salió una nota en los diarios en la que se lee que la Secretaría de Gobernación obligará a sus trabajadores a firmar una carta compromiso para cumplir con un nuevo código de ética, en el que se establece que deberán desempeñarse con lealtad. En esa nota se lee que el presidente pide lealtad a ciegas al proyecto de transformación, porque “el pueblo nos eligió para eso”.

La nueva disposición, que se publicó en el Diario Oficial de la Federación, considera cuatro tipos de riesgos éticos: falta de honradez, falta de respeto, falta de eficacia y falta de lealtad. Además, dice que debe combatirse la avaricia y el despilfarro.

Hay una crisis por pérdida de valores, dice un presidente que ve siempre la paja en el ojo ajeno y que niega en los hechos el acatamiento de lo que prescribe para todos. La corrupción de sus hijos y de sus funcionarios no la quiere ver el presidente magnánimo y benevolente. Un presidente que no es amigo de los pobres, sino amigo de la pobreza. Un presidente totalmente falto de civilidad. Falso profeta, predicador de la ética de la servidumbre y de la moral de la obediencia.

La cartilla amoral es una obra erudita y reflexiva que recorre la historia de la filosofía, de la literatura y del pensamiento, de Epicuro a Weber. Una sana reivindicación de la risa, de la burla, de la ironía, de la libertad, en suma. Que vivan el paganismo y la herejía, pues. Y no se olvide, como dice Rubén, que se educa para el conocimiento y la libertad.

* * *

Guillermo de la Mora y un servidor presentamos a Filpio del Puente, joven escritor, cineasta y traductor tapatío, autor de la breve novela Historia personal de la derrota (Moho, 2023). En un centenar de páginas se cuenta la minúscula odisea de una pareja, ella francesa, él mexicano, y su pequeña hija, que han decidido instalarse en la Ciudad de México. Ahí comienza la calamitosa búsqueda de un lugar para vivir. El narrador, un joven desempleado aspirante a escritor, alter ego de nuestro autor, vaga como un peregrino por las calles de una urbe monstruosa en busca de un refugio y de un oficio que les permita sobrevivir. “Y mientras recorremos con él la ciudad, sus maldiciones, sus desgarraduras, asistimos también a una crisis de creatividad, a una crisis en la vida de los personajes formada por una suma inevitable de derrotas”, se lee en la contraportada.

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

Historia personal de la derrota es una breve obra que podría ser la de muchos escritores que persiguen, como quería Virginia Woolf, una habitación propia, un lugar para escribir. Ah, pero ¿y la vida, la pareja, la familia? ¿Cómo pagar ese lugar?

Fin de feria

Quisiera no haber faltado ningún día a la FIL. Al recorrer los pasillos no sabes lo que vas a encontrar: libros, amigos, presentaciones… Hay stands a los que se vuelve una y otra vez. El de los Libros del Zorro Rojo, por ejemplo, o el de Malpaso. El stand de Israel se llama Shalom (paz), quizá una medida prudente en vista del resurgimiento del antisemitismo en el mundo.

Seis días de errancia y no son suficientes —falté tres porque esta semana coincide con el fin del semestre en la universidad en la que trabajo… aun así salgo una vez más con bolsas repletas de libros. En el stand de la Universidad Autónoma de Nuevo León consigo Edward Hopper en el norte de México, de mi querido amigo saltillense Alejandro Pérez Cervantes, “un libro que aborda por primera vez las rutas formales y simbólicas con las que el pintor norteamericano construyó su obra mexicana entre 1943 y 1951”.

Me llevo Borges y la memoria. De “Funes el memorioso” a la neurona de Jennifer Aniston (NED, 2021), de Rodrigo Quian Quiroga. Ya les contaré.

También En el corazón de la Europa civilizada. Los progromos de 1918 a 1921 y el comienzo del Holocausto (Galaxia Gutenberg, 2022), de Jeffrey Veidlinger.

Y Notas sobre la literatura y el sonido de las cosas (2017), del recordado poeta y ensayista Marcelo Cohen (1951–2022), a quien tuve la suerte de conocer en Buenos Aires en 2009.

Y Anatomía de la canción. Historia oral de 45 temas que transformaron el rock, el r&b y el pop (Malpaso, 2018), de Marc Myers, que escribe regularmente en el Wall Street Journal y en su blog JazzWax.

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

Y Loa a la tierra. Un viaje al jardín (Herder, 2019), del filósofo surcoreano–alemán Byung–Chul Han, confesiones y reflexiones surgidas en el tiempo dedicado a su jardín, a caballo entre la filosofía, la espiritualidad y la poesía.

Y, entre varios más, Informar las noticias. Hacia un periodismo basado en el conocimiento (CIDE, 2018), de Thomas E. Patterson. Muy pertinente, pues a la velocidad con la que ocurren los hechos los reporteros se limitan a decir lo que acontece y dejan en segundo término la investigación y el análisis que exige la labor periodística. Sí, el trabajo de un periodista es informar, pero también es darle sentido a la información para volverla accesible y de fácil entendimiento para la sociedad.

Reconocimiento al periodismo cultural

Me alegra que el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez 2023 de esta edición de la FIL lo recibiera el periodista veracruzano Jesús Alejo Santiago (1971), director desde mayo de 2022 de Radio Educación y excolaborador del diario Milenio. En la ceremonia dijo que ““El periodismo cultural juega un papel muy importante dentro de la relación de los medios de comunicación con los lectores, las audiencias, los radioescuchas, los televidentes. En ese sentido, el reportero, en algunas ocasiones visto como la última parte del eslabón, merece el reconocimiento por su labor. Claro, todas las fuentes informativas tienen sus desafíos, no olvido que hay una larga tradición de mujeres y hombres, que en medio de sus objetivos de vida, también se entregaron al periodismo”.

FIL Guadalajara 2023. Fotografía de Lilián Solórzano.

Jesús Alejo es coordinador del libro Ritos y retos del oficio (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2018), en el que reúne textos de periodistas que han incursionado en la literatura. En este sentido, dice, encontramos a “Gabriel García Márquez, quien siempre se consideró reportero. Y si nos vamos bastante más atrás, en la tradición mexicana podríamos nombrar a Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez o Ignacio Manuel Altamirano, por mencionar sólo a algunos; sin olvidar, por supuesto, plumas contemporáneas, como las de Alma Guillermoprieto, Jon Lee Anderson, Cristina Pacheco o Leila Guerriero”.

Eso ha sido todo. Nos vemos en la siguiente FIL, que estará dedicada a España. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas, FIL

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