Ya lo dijo Felisberto Hernández: el pensamiento oscila siempre entre el infinito y el estornudo.
—¿Tons qué chula? Póngase la del Puebla… ¿o qué?
—Ei.
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Después de reiterados ruegos de intelectuales y naturalistas, a los alumnos de la escuela primaria les enseñaron educación sexual pero con cuerpos de gatas muertas. Por eso al llegar a la adolescencia, cuando conocieron a las mujeres, los pupilos se decepcionaron al encontrar detrás de la blusa sólo un par de senos.
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Jamás había conocido el caso de un barrio entero capaz de contar su historia cotidiana de una manera tan sutil y tan clara: la colonia Constitución, la Consti: en sus calles abundan las licorerías, las familias adolescentes y las casas de empeño. ¿Más claro?
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La vehemencia es la madre de todas la mamadas.
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Cada vez que oigo reggaeton imagino un gran trozo de caca del que emanan las notas musicales como si fueran el vaporcito del aroma.
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No soporto las corbatas. Ese apéndice surrealista que muestra con cínica gráfica el género al que pertenece su portador, quien además parece que fue condenado a la horca pero logró cortar la soga y escapar hacia el mundo de la moda. ®