Cualquier pensamiento cabe entre bocanada y bocanada de humo, por ejemplo, un ataque de acné o la muerte del Chapulín Colorado.
Científicos holandeses descubrieron que entre los detonantes de un derrame cerebral están el café y el sexo. Así que ten cuidado con quien te invite una taza, sobre todo si te mira a los ojos y alternativamente a los labios: aspira a convertirse en tu asesino.
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El acné atacó tan duramente a aquel adolescente que nadie quería estar cerca cuando sonreía: varias espinillas explotaban a la vez salpicándolo todo. Dejó de sonreír y un asqueroso tumor cerebral lo fulminó al poco tiempo.
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El cadáver del Chapulín Colorado fue encontrado anoche tirado en la carretera a Chapala. Estaba embolsado y tenía un narcomensaje: “No contaban con mi astucia”. Sus agresores le arrancaron las antenitas.
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Las promesas de una vida mejor llevaron a un caballo que vivía en el campo a juntar unos cuantos dólares para dárselos a un coyote que prometió llevarlo a la ciudad y conseguirle un buen trabajo. El caballo hizo su dinerito y por fin se fue feliz a la urbe, pero en lugar de encontrar el paraíso del que había escuchado hablar fue esclavizado por una red de calandrieros que le colocaron bridas y protecciones en los ojos para que no mirara a su alrededor mientras lo explotaban. El caso está en Derechos Humanos.
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Hay un árbol de cuyas ramas no maduran frutos sino sueños. Las palomas de las plazas lo sobrevuelan y suelen llevarse uno entre las patas, para luego depositarlo sobre la cabeza de algún paseante. Si esa persona lo necesita, el sueño florece en su inconsciencia. Si se rehúsa a soñar, el sueño le cae en el hombro con una forma repugnante y para beneplácito de las tintorerías.
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Si algo le debemos a la Vía RecreActiva es la proliferación de lindas ciclistas cuyo vehículo cumple la misma función que los tacones, elevadora y tonificante, en esa exquisita geografía corporal que aquí se alude. ®