Pausa para fumar

Entre piropos y sensaciones deliciosas

Piropos, sensaciones deliciosas, miradas lujuriosas, minifaldas del diablo y paroxismos de carnicero, son algunos de los temas que bosqueja nuestro colaborador con el humo de su cigarro.

© Roberto Mangosi

Piropo de un estudioso investigador: esa chica lo tiene digno de consulta.

Piropo de un ciego: escucho deliciosas ondulaciones en su caminar.

No hay nada más excitante para un reportero que una irregularidad.

Sensaciones deliciosas: penetrar con la mano abierta la boca de un saco rebosante de arroz crudo.

Sensaciones deliciosas: observar la crema en polvo disolverse lentamente, como si fuera creando la pintura de un nuevo universo, en el café.

Las minifaldas son del diablo. Hasta los pantalones, a su paso, se estrechan varias tallas contra la piel, de puritito miedo.

Me encanta ver a una mujer luchando por entrar en un pantalón: mueve las caderas con tan delicioso pragmatismo…

El vértigo de viajar en el asiento trasero de una moto deportiva se siente más en el sexo femenino. Van más ocupadas en tapar con la palma de la mano la línea donde termina la espalda que en sujetarse del piloto.

Mirada lujuriosa: aquella con la que se expresa el voluptuoso y deliciosamente contradictorio deseo de atacar agresivamente y a la vez proteger con ternura al objeto del deseo, el cuerpo que se observa.

Lo primero que pienso cuando mi mirada se desliza por el azar de las circunstancias en el abismo de un escote es en la vigorosa constitución que seguramente tendrá el crío al que de allí toque alimentarse. No es lujuria: pura antropología.

Uno de los inconvenientes de llevar a la horca a quien ha cometido un delito es que se han documentado casos de tremendas erecciones cuando la cuerda se tensa y deja trunco el último pensamiento del desgraciado. Maravillosa y cínica despedida del mundo de los vivos y triunfal entrada al de los muertos: bien erguido, orgulloso de sus pecados, ladino.

Paroxismo del carnicero que ama su trabajo: contar en la pared de su negocio con el póster de una chica que muestra su cuerpo, pero éste dividido en secciones: la pancita, el pescuezo, el solomillo, como los diagramas que indican las partes comestibles de una vaca. ®

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Publicado en: Abril 2012, Narrativa

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