Con la emancipación de los judíos europeos durante el siglo XIX éstos accedieron a las universidades y a cargos públicos, y muy pronto los herederos del pensamiento judío antiguo, medieval y moderno saltaron a la palestra con un vigor inusitado, que continuó durante el siglo XX y cuyas enseñanzas han influido de manera indeleble en la sociedad contemporánea.
Millones de personas en todo el mundo saben de la existencia del pueblo judío porque éste es el principal protagonista de la Biblia, el best seller que ha vendido seis mil millones de ejemplares desde que Gutenberg imprimió los primeros en 1450. Los jerarcas de la primitiva Iglesia cristiana culparon a los judíos de la muerte del hijo de Dios y desde entonces han sido humillados, masacrados, confinados en guetos o desterrados. El pueblo judío vivió entre otras naciones, unas pocas veces en paz, otras muchas con el miedo al despojo o a la muerte, señalado siempre con desconfianza y acusado sucesivamente de nuevos cargos: de la celebración de rituales en los que se sacrificaba a niños cristianos a la práctica de la usura.
Al antijudaísmo de carácter religioso le sucedió otro de corte político y racista, el antisemitismo europeo del siglo XIX que señalaba a los judíos como conspiradores para adueñarse del mundo, según el plan del libelo apócrifo Los protocolos de los sabios de Sión. La máxima expresión de ese odio irracional fue el nazismo, culpable del exterminio de seis millones de judíos que eran ciudadanos de países europeos.
En el prolongado periodo que va del éxodo a la fundación de Israel, los judíos que han aportado a la filosofía, la ciencia, la tecnología, la política, el misticismo, la educación, las finanzas, el arte y la literatura forman una lista que sorprende por su enormidad, sobre todo si se advierte que los judíos constituyen el 0.2 por ciento de la población mundial.
La historia del pueblo judío tiene lugar en muchas naciones y desafía la linealidad, por lo que sería imposible resumirla en este espacio. Basten estas pocas palabras para exponer apenas la sinrazón que ha acompañado a una extensa comunidad, heterogénea, diversa y contradictoria, de la cual la parte más castigada por el delirio nazi decidió fundar el Estado de Israel en el hogar de sus ancestros.
En el prolongado periodo que va del éxodo a la fundación de Israel, los judíos que han aportado a la filosofía, la ciencia, la tecnología, la política, el misticismo, la educación, las finanzas, el arte y la literatura forman una lista que sorprende por su enormidad, sobre todo si se advierte que los judíos constituyen el 0.2 por ciento de la población mundial, poco más de trece millones de personas. En Israel solamente vive el 41 por ciento de los judíos.
Las restrictivas condiciones en que vivieron las variopintas comunidades judías las obligaron al estudio y la reflexión, una tradición que había empezado con la lectura y la discusión de la Torá. Con la emancipación de los judíos europeos durante el siglo XIX éstos accedieron a las universidades y a cargos públicos, y muy pronto los herederos del pensamiento judío antiguo, medieval y moderno —Filón de Alejandría, Abravanel, Maimónides, Spinoza— saltaron a la palestra con un vigor inusitado, que continuó durante el siglo XX y cuyas enseñanzas han influido de manera indeleble en la sociedad contemporánea. Tan sólo unos cuantos: Theodor Adorno, Hannah Arendt, Raymond Aron, Julien Benda, Walter Benjamin, Isaiah Berlin, Martin Buber, Noam Chomsky, Jacques Derrida, Norbert Elias, Sigmund Freud, Georg Lukács, Agnes Heller, Edmund Husserl, Thomas Kuhn, Claude Lévi-Strauss, Emmanuel Lévinas, Rosa Luxemburgo, Herbert Marcuse, Karl Marx, Edgar Morin, Karl Popper, Gershom Scholem.
Las listas que corresponden a las artes, la tecnología o la literatura no son menos largas. Tan sólo los judíos dentro y fuera de Israel que han recibido el premio Nobel de Medicina, Economía, Química y Física suman, de 1905 a este año, más de 170. Algunos de ellos son Prigogine, Friedman, Stiglitz, Krugman, Levi-Montalcini, Einstein, Bohr (y también su hijo, en 1975), Pauli, Feynman…
Además del nutrido contingente de escritores israelíes que estarán presentes en vivo o con su obra en esta edición de la FIL, también habrá libros de los trece premios Nobel de Literatura de raigambre judía, entre ellos Henri Bergson, Boris Pasternak, Saul Bellow, Isaac B. Singer, Elias Canetti, Joseph Brodsky, Nadine Gordimer, Imre Kertész, Elfriede Jelinek y Harold Pinter. No son pocos, por cierto, los artistas, músicos, cantantes, modistas, directores de cine, actores y actrices de origen judío, como Marc Chagall, los hermanos Marx, George Gershwin, Leonard Bernstein, Calvin Klein, Daniel Baremboim, Woody Allen, Leonard Nimoy (Mr. Spock) Stanley Kubrick, Amy Winehouse, Mila Kunis y Natalie Portman. Bienvenidos todos ellos —y ellas. ®