El gobernador de Jalisco contrató en septiembre los servicios de Héctor Aguilar Camín a fin de que, en su condición de director de la revista Nexos, coordinara un estudio sobre el tráfico y el consumo de estupefacientes, así como la violencia que se deriva de ellos. A la fecha no se sabe nada más de ese estudio.
Entre el rosario de ocurrencias que el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, ha ido engarzando a lo largo de su administración, hay una con resultados hasta ahora inciertos, no obstante que tales resultados se debieron haber dado a conocer en el pasado mes de noviembre.
La ocurrencia en cuestión fue la de encargar un estudio sobre un problema añejo que aqueja a México y que, lejos de haber sido resuelto, se ha agravado en los años recientes: el tráfico y el consumo de estupefacientes, así como la violencia que se deriva de ellos.
Pues bien, al gobernador de Jalisco se le ocurrió contratar los servicios del historiador y novelista Héctor Aguilar Camín a fin de que, en su condición de director de la revista Nexos, coordinara ese estudio.
Cabe decir que la firma de este contrato se llevó a cabo cuando Emilio González Márquez aún conservaba la ilusión de mudarse de Casa Jalisco a Los Pinos y, en pos de ese sueño, ensayaba las más variadas formas para llamar la atención de la opinión pública sobre su persona, derrochando para ello el dinero de los jaliscienses —una de las especialidades de su gobierno.
Hace tres meses el entonces aspirante a la presidencia de la república calculó que una buena forma de estar presente en el ánimo de los mexicanos —primero de la militancia panista y luego del electorado en general— era haciendo un presunto diagnóstico profesional sobre la situación del narcotráfico y sus consecuencias en la sociedad mexicana.
El acuerdo entre ambas partes se hizo del conocimiento público el pasado 26 de septiembre mediante una rueda de prensa que tuvo lugar en la Ciudad de México y en la que participaron González Márquez y Aguilar Camín. En esa ocasión se dijo que “los gastos [generados] serían absorbidos por [el gobierno] de Jalisco” y que “en noviembre” (Milenio Jalisco, 27 de septiembre) se tendrían los resultados del estudio. Pero ya estamos en diciembre y esos resultados no han sido dados a conocer ni tampoco se ha especificado cuánto pagó el gobierno de Jalisco por el estudio de marras.
Aquí cabe hacer varias preguntas. ¿El hecho de que no se haya vuelto a hablar de este asunto se debe acaso a que, en vísperas de los Juegos Panamericanos, Emilio González Márquez decidió retirarse de la carrera por la sucesión presidencial y, a raíz de ello, consideró ya no necesitaba llamar la atención nacional con un supuesto estudio sobre el narcotráfico en el país?
¿Por qué ningún funcionario estatal ha querido decir a cuánto ascendió el monto que el gobierno de Jalisco pagó a Héctor Aguilar Camín y a la revista Nexos por el estudio sobre el narcotráfico que estos últimos realizarían, un estudio cuyo propósito, según las palabras del propio Aguilar Camín, era el de “buscar opciones para reducir el daño [del narcotráfico] tanto en materia de seguridad pública y violencia, como de daños a la salud”?
¿Y por qué, si se hizo público el compromiso de entregar los resultados de ese estudio, pagado con el dinero de los jaliscienses, esos resultados no se han dado a conocer ni tampoco se ha explicado la posible causa de la demora y, peor todavía, ni siquiera se ha vuelto a hablar del asunto?
No hay duda de que las ocurrencias a destajo, y con cargo al erario, son, han sido y parece que seguirán siendo una de las señas de identidad del gobierno de Emilio González Márquez, que ahora ve cómo sus colaboradores más cercanos lo abandonan para tratar de construir una barca de salvación, ante el diluvio electoral que pareciera avecinarse para los panista del solar y también para los del resto del país.
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Antes de terminar, dos puntos nimios relacionados con la Feria Internacional del Libro, cuya vigésima quinta edición concluyó el 4 de diciembre. En este 2011 las personas que nacieron en 1987 están cumpliendo 24 años. Y la misma edad tiene la FIL, pues apareció también en 1987. Y si la Feria Internacional del Libro de Guadalajara cumple 24 años, pero lleva 25 ediciones, se debe a que, a diferencia de las personas que vieron la primera luz en 1987, la FIL no nació en ceros, sino contabilizando desde un principio su primera edición.
El otro punto, relacionado tangencialmente con la FIL, es para dar una respuesta informada a la persona que, muy amablemente, se comunicó a Radio Metrópoli, hace un par de semanas, para preguntar si el más reciente libro de un servidor, ¡Ai pinchemente! Teoría del tapatío [Almuzara], ya se podía conseguir en Guadalajara. La respuesta es sí. ®