Psicodelia, contracultura y pop

Psicodelia y ready-made, de Diedrich Diederichsen

Diedrich Diederichsen reflexiona con lucidez a partir de canciones de los Beatles, los Talking Heads, la pornografía indie, el envoltorio de los discos de vinilo, los espacios urbanos de reunión juveniles.

Después de tocar “No fun” de Iggy Pop en San Francisco en enero de 1978 los Sex Pistols, en voz de Johnny Rotten, se despiden con la pregunta “Ever get the feeling you’ve been cheated?” “El punk rock amaba la acción. Pero no amaba la acción porque solamente fuera aburrido, la amaba porque la acción era lo único que podía revelar por completo el sinsentido”. Así lo afirma Diedrich Diederichsen (Alemania, 1957), influyente crítico, periodista especializado y curador, quien a lo largo de doce ensayos que componen el libro Psicodelia y ready-made [Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2010] repasa con emoción y crítica el paso del tiempo, el devenir de la cultura pop, la contracultura y el arte experimental.

Diederichsen reflexiona con lucidez a partir de canciones de los Beatles, los Talking Heads, la pornografía indie, el envoltorio de los discos de vinilo, los espacios urbanos de reunión juveniles. Su premisa o declaración de fe es, según el prólogo de Carlos Gradin y Cecilia Pavón, “entender toda producción cultural y artística como un modo en que los hombres y mujeres procesan su experiencia, y en que se dejan entrever proyecciones, más o menos conscientes, de su situación histórica, entremezcladas con alusiones dispersas a un horizonte de futuro que sería constitutivo de los seres humanos. Mirada en retrospectiva, toda obra de arte sería, además de muchas otras cosas, un depósito de ciertos modos de imaginar esperanzadamente el futuro”, aludiendo a teóricos marxistas como Walter Benjamin y Ernst Bloch.

El libro profundiza en los temas de la experimentación, la droga, los cambios y las coyunturas históricas y de mercado. Una declaración de Oliver Stone sobre el uso de drogas permite a Diederichsen plantear tres tesis sobre las drogas en las que teorías sociales y de arte convergen con la fantasía e ilusión de los sesenta y setenta hasta la música tecno y las corrientes new age. “En los años sesenta, el ojo estaba fuera de quicio”, es la sentencia que detona el ensayo “Crítica del ojo – ojo de la crítica” sobre la experimentación en las artes visuales, acompañado por los lightshows de Andy Warhol y The Velvet Underground. En “¿Qué es redondo, negro y se esconde en los calzoncillos? El empaque del disco Sticky Fingers de los Rolling Stones es punto de partida para la crítica del envase en el sistema capitalista en el que se mezclan arte, publicidad, moda, idea, engaño y seducción.

A veces con un tono profusamente teórico, otras veces con un discurso emotivo pero sin dejar a un lado la visión crítica, Psicodelia y ready-made es un conjunto de ensayos que revaloran y replantean sin nostalgia el efecto corrosivo del paso del tiempo en las aspiraciones revolucionarias de ciertas obras.

El ensayo “No te preocupes por el gobierno: textos de canciones / textos de ciudad” es uno de los más lúdicos, inteligentes y emotivos del libro. Una revisión de los textos de algunas canciones pop de los cincuenta hasta “Don’t worry about the government” de los Talking Heads deja ver el cambio de la percepción y apropiación del lugar por excelencia de la cultura pop: la ciudad. “Está claro que la música encontró una materialidad en la ciudad, un interlocutor sonoro, que podía responder de modo distinto a como lo hacían otros objetos: el amor, los ríos, los lagos, las revoluciones y los estados de ánimo religiosos”. Las canciones invitaban a tomar la ciudad. Las letras son analizadas como quien analiza la frase de Jimi Hendrix “Are you experienced?” y contesta: “resulta claro que estaba hablando es una experiencia merecedora de ese nombre: una experiencia sensorial-política”.

A veces con un tono profusamente teórico, otras veces con un discurso emotivo pero sin dejar a un lado la visión crítica, Psicodelia y ready-made es un conjunto de ensayos que revaloran y replantean sin nostalgia el efecto corrosivo del paso del tiempo en las aspiraciones revolucionarias de ciertas obras.

Diedrich Diederichsen vuelve a las canciones de los Sex Pistols y declara, como si viera el destino de todo sueño adolescente de la contracultura: “Johnny Rotten no habla desde el infierno familiar de dramas occidentales y guerras culturales; habla desde la fealdad absoluta de la mercancía. Y para esta fealdad no existe salvación”. ®

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Publicado en: Libros y autores, Noviembre 2011

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