Sexo y democracia

Campañas sin sexo

El sexo, las sexosidades, la educación sexual, la forma de vivir la sexualidad, la orientación sexual, la identidad de género, la preferencia sexual y todas aquellas frases relacionadas con el sexo han sido desterradas de las campañas de los tres candidatos y de la candidata.

Gabriel Quadri de la Torre, candidato a la presidencia de México por Nueva Alianza, ha sido el único que ha pronunciado las palabras en voz alta: educación sexual. No importa en qué contexto (fue en el debate del pasado 10 de junio realizado en Guadalajara): a estas alturas de la contienda nos queda claro que él puede decir todas las palabras que le vengan en gana, sin tener nada que perder, y seguramente su buen tino en la elección de vocablos mantendrá a flote el partido de la inverosímil Elba Esther Gordillo, omnipresenta lideresa sindical de los educadores mexicanos.

Los demás candidatos en el debate, tras un ruego continuo del “Señor Quadro”, sólo atinaron a colgarse de la propuesta de no criminalizar a las mujeres que se ven en la necesidad de interrumpir su embarazo, y, salvo Quadri, nadie se atrevió a tomar el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo.

Andrés Manuel López Obrador, el representante de las izquierdas, ha manoseado el tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo argumentando que lo someterá a consulta ciudadana, poniendo en peligro los logros de la comunidad LGBTTTI en el Distrito Federal. Ésa es la única propuesta en firme.

En un arranque del presunto manipulador del apuntador que dicen que portaba Enrique Peña Nieto, el candidato del PRI, éste dio un repaso breve a la equidad de género: las mujeres deben recibir salarios iguales a los de los varones y se debe de incluir a las personas discapacitadas en un mayor número en las nóminas laborales. Mensaje que, si yo fuese una feminazi incendiaria, interpretaría de una forma maliciosa: relaciona a las mujeres como “incapacitadas”, ergo, saca a la luz el tema de los discapacitados porque para el patriarcado y el machismo las damas somos incapaces… pero no, ese análisis lo dejaré para otras. Incluso si el espíritu de una feminazi más malvada aún me poseyese podría decir que ninguno de los cuatro candidatos a la presidencia de la república maneja un lenguaje incluyente, y si lo hace, es porque es parte del discurso que alguien les escribió, siendo ya una acostumbrada forma de repetición de palabras que a veces ninguno de ellos entiende.

El sexo, las sexosidades, la educación sexual, la forma de vivir la sexualidad, la orientación sexual, la identidad de género, la preferencia sexual y todas aquellas frases relacionadas con el sexo han sido desterradas de las campañas.

Ni siquiera la “mujer”, Josefina Vázquez Mota, abanderada del PAN, ha sabido explotar su estatus genital y de sexo género para dar una batalla desde el reforzamiento femenino, que a todas luces se ve que no tiene. No porque sea un sujeto manipulable de su partido, como asimismo los otros tres candidatos lo son, sino porque sus “pantalones” con los que pretende gobernar emiten un mensaje machista, patriarcal y muy alejado al de una mujer, que sabe que debe de abrir una brecha para instaurar una verdadera equidad de género en un país como el nuestro, que ha desarrollado su conciencia del “deber ser hombre” a través de las películas de Pedro Infante (todavía…). (El mensaje machista es: pantalones es igual a control, poder y orden… y ella es una mujer que se los pone. ¿Dónde me deja a Coco Chanel? Ella fue quien los puso de moda).

Es preciso reconocer en la candidata el abordaje brevísimo de temas como: cero pobreza alimentaria, una ley de paternidad responsable, protección a las mujeres contra la violencia familiar (un asunto que le compete al campeón de “Las traigo muertas”, slogan para Enrique Peña Nieto en las redes por haber gobernado el estado número uno en mujeres violentadas en México).

En algunas partes del país, para algunos “vender un animal es más grave que vender a una niña”, puntualizó Josefina Vázquez Mota en su aportación del debate, quien no ha jugado su carta de sexo género en ningún momento.

Cabe mencionar que Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto y Gabriel Quadri han manejado de forma muy periférica y un tanto desdibujada la perspectiva de género en sus campañas, en especial en los planteamientos escritos. No pueden dejar de mencionarlo, pero su deber es empezar a entenderlo y aplicarlo en su manera de vivir el lenguaje.

El sexo, las sexosidades, la educación sexual, la forma de vivir la sexualidad, la orientación sexual, la identidad de género, la preferencia sexual y todas aquellas frases relacionadas con el sexo han sido desterradas de las campañas. Bajo ninguna de las aproximaciones más importantes de la sexualidad, como lo son la reproductividad, la emotividad, el erotismo y el género los candidatos se han preocupado por abordar el “tabú”.

Este desdén a lo sexoso en el discurso y en la práctica genera que la cuarta parte de embarazos en el país sea de adolescentes (de doce a 19 años); convierte a México en un territorio sin educación sexual integral, fundamental para la salud y bienestar de cualquier ser humano; ha provocado que la interrupción del embarazo sea criminalizado en México, pese a que se realice por los causales de violación, malformación del producto o peligro para la salud de la madre.

Por sólo mencionar temas urgentes de salud pública, sin entrar en diversidad sexual e intereses de la comunidad LGBTTTI (que no ha dicho esta boca es mía tampoco ni le ha exigido nada a ninguno de los candidatos de forma seria y frontal) y de equidad de género, feminicidios y violencia.

Estas campañas no tienen sexo. ®

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Publicado en: Destacados, Elecciones y democracia, Junio 2012

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  1. Cuánta razón, iba diciendo cuando fui violentamente abducido.
    Y el punto es que políticamente es de lo menos rentable entrar al tema, tomar posición y, menos aún, aventurarse con propuestas, y el caballero y la damita de a pié para nada suponen que deban los profesionales de la política “entrar en esos temas”.

    – ¿Sexualidad, erotismo? Eso qué tiene que ver con la política, ¡¡ni con la salud pública!! Si eso es privado

    Y lo más cercano que estuvimos de la piel fue –también tristemente, aunque con alguna gracia- las tetas de una playmate

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