fur / a tiny exhibition, de Chris Núñez, reúne veinte piezas en técnica mixta y marca el regreso del artista a la escena cultural, tras una década de silencio creativo.
All going to nowhere
—Beth Gibbons, Floating on a moment
En esta ocasión al minimalismo se añade una fina capa de ironía absurdista. Núñez vuelve con imaginario renovado: místicos, astronautas, nadadores y acróbatas se deslizan entre horizontes deslavados, scratches y trazos crudos.
fur explora la pulsión creativa desde sus orígenes, evocando el lenguaje de las pinturas rupestres. Pero, ojo: más allá del vórtex hay una estructura invisible, o al menos eso pretenden creer los personajes que surfean las esquirlas del ecosistema. Se acumulan rasgaduras en palimpsestos, sedimentaciones fantasmales y una tendencia obsesiva por la abstracción.
La muestra se divide en tres tiempos. En una primera instancia el espectador se siente atraído por el vacío. Hay un reconocimiento de los límites, una tímida sonrisa ante la posibilidad de danzar sobre el acantilado. La aventura comienza. Posteriormente, una ráfaga estimula los globos oculares. Cada vez notamos más distorsión, primero a escala micro, con personajes que parecen oscilar entre la luz y las tinieblas.
Algo estalla.
Los patrones se vuelven intensos. Las formas desesperadas crecen. El viejo adagio alquimista —Solve et coagula— parece cobrar nuevos significados. El vacío, el silencio, la certidumbre de la muerte y la muerte de la certidumbre. Se insinúa un viaje, un abismo, una montaña final. Pasamos de lo sensorial a lo incógnito; nuestros pies bordean la zona cero.
“Me interesa el entrecruzamiento de las ideas y las imágenes dentro de un campo de acción interdisciplinario, donde sea posible explorar las contradicciones del presente y sus paradojas simbólicas: las inconsistencias y los miedos, el territorio fértil del inconsciente, la ironía metafísica, el simulacro. Introduzco así un código que mueve a la risa nerviosa o al insight desesperado”, explica Núñez.
En el plano visual los íconos pierden su sentido al enfrentarse a nuevos contextos inquietantes; lo que Freud llama unheimlich. En su tractatus Wittgenstein lo expone de otro modo: llegará un momento en el que arrojaremos la escalera, y la renuncia tendrá más peso que la azotea desde la cual vemos, construimos y validamos la realidad.
Sobra decirlo, la realidad no existe. ®
Imágenes, de arriba a abajo:
1 Kingdom, 34x24cm, técnica mixta (2024)
2 Spider, 21×27.5cm, técnica mixta (2024
3 Wonderful Twins, 21×27.5cm, técnica mixta (2024)
4 As Above, So Below, 32.5×25, técnica mixta (2024)
5 Sacrilege, 28x43cm, impresión digital (2024)
6 Dissection, 28x43cm, impresión digital (2024)
7 Epilogue, 32x24cm, técnica mixta (2024)
8 Evergreen, 28×21.5cm, técnica mixta (2024)
9 Lobby, 34x24cm, técnica mixta (2024)
10 Aletheia, 27.5x21cm, técnica mixta (2024)
11 Fur, 42×58.5cm, técnica mixta (2024)
12 Coherence, 42×58.5cm, técnica mixta (2024)
13 Serendipity, 58.5x42cm, técnica mixta (2024)
14 Steps, 28×21.5cm, técnica mixta (2024)
15 Nautica, 28×21.5cm, técnica mixta (2024)
16 Again / Angel (Inverted), 30x22cm, impresión digital (2024)
17 Adieu (Inverted), 28×21.5cm, impresión digital (2024)
18 Outsiders (Inverted), 32x24cm, impresión digital (2024)
19 Ballade (Inverted), 33x46cm, impresión digital (2024)
20 Tarántula (Inverted), 46x33cm, impresión digital (2024)
—junio lluvioso de 2024