Sub Rosa es un incansable sello discográfico con sede en Bruselas y que cuenta en su catálogo con decenas de joyas de la música experimental y el sonido desde los inicios del siglo XX. Guy Marc, director del proyecto e investigador, se ha encargado de archivar y analizar música y sonidos de todo el mundo, publicando vinilo, CD y DVD, y también MP3.
Me llama tanto la atención escuchar o leer a músicos y personas involucradas en los circuitos de la música independiente tan preocupados por la industria discográfica comercial, como si nosotros (y lo digo en tanto creador y codirector de un sello) jugáramos las mismas reglas que las multinacionales, como si alguna vez hubiéramos maquilado cien mil copias, distribuido en cualquier almacén popular y estafado a la gente con precios estratosféricos. No. El sello alternativo, por lo general, imprime el mínimo que piden las maquiladoras: mil copias. La distribución, al menos en México, ha sido a través de conciertos y una que otra feria o conferencia, de mano en mano o en las contadísimas tiendas y espacios que ofrecen esta música. Los precios han oscilado entre los cincuenta y los cien pesos, y apenas nos han dado para recuperar la inversión en los mejores casos. ¿Así, por qué seguir involucrándonos en la discusión de la caída de los emporios de la música popular? ¿Por qué comparar al artista, al productor y al escucha con una industria que jamás ha visto a la música como arte?
Hay quienes sí entienden sobre estos asuntos y en vez de lamentarse o perder tiempo discutiendo por qué cada vez menos personas compran música físicamente se esfuerzan en ofrecer productos atractivos, tanto auditiva como visualmente, incluso en el plano textual. Sub Rosa es un ejemplo de ello, un incansable sello discográfico que tiene su sede en Bruselas y que cuenta en su catálogo con decenas de joyas de la música experimental y el sonido desde los inicios del siglo XX. Guy Marc, director del proyecto e investigador, se ha encargado de archivar y analizar música y sonidos de todo el mundo, publicando vinilo, CD y DVD, aunque también MP3, formato que el mismo sello no recomienda, tanto por la calidad (la compresión que definitivamente afecta a la música experimental que usualmente se basa en la transformación del sonido a partir de sus características físicas), como por el ritual que surge a partir de la colocación de un acetato en la tornamesa o el CD en el estéreo, que implica mayor disposición y concentración del escucha (hoy en día se reproduce música con las bocinas de la computadora, trabajando o haciendo otras actividades y en mp3 de baja calidad).
Diseccionemos un poco el catálogo de Sub Rosa. Éste se divide en diferentes etiquetas, por ejemplo, en la serie Early Electronic Music encontramos a pesos pesados como el miembro de Fluxus, Nam June Paik, la improvisadora y “chamana” de la música Pauline Oliveros, grandes del minimalismo como Tony Conrad y Charlemagne Palestine, soberbios compositores como Luc Ferrari y experimentales como Tod Dockstader, además de compilaciones de música electrónica persa producida desde 1966 o piezas tempranas de finales de los cincuenta del Instituto de Sonología de Holanda.
Aural Documents es una de las series que más llama la atención, sobre todo de estudiosos en la materia y amantes del arte en general. Aquí encontramos grabaciones de Marcel Duchamp, James Joyce, William S. Burroughs, compilaciones dadaístas y otros documentos de artistas vanguardistas y escritores de principios y mediados del siglo XX. En otros apartados desfilan importantes trabajos de gente como Giacinto Scelsi, Morton Feldman, Bill Laswell, David Toop, DJ Spooky, David Shea, Scanner, Z’ev y otros creadores de distintas geografías y épocas inmiscuidos en la exploración auditiva. Hay trabajos investigativos de determinadas regiones, por ejemplo: Tibethan Buddist Rites from the Monasteries of Butah, música de Marruecos, Guatemala y una grabación de los tzotziles realizada en San Pedro Chenalho entre 1975 y 1996.
Otro de los apartados que se ha convertido en infaltable de las audiotecas de melómanos inquietos ha sido An Anthology of Noise & Electronic Music, serie que comenzó en 2001 y que al momento ha registrado seis volúmenes, además de una investigación enfocada únicamente en China. Estas antologías delinean una interesante ruta de exploración auditiva desde el siglo pasado hasta este joven milenio, apareciendo gente como Russolo, Cage, Schaeffer, Xenakis, Reich, Lachenmann, Sun Ra, Kagel, Parmegiani, Merzbow, Neubauten, Laibach, Francisco López, Kim Cascone, Maja Ratkje, entre otros artistas, incluyendo obras de mexicanos como Rogelio Sosa y quien escribe estas líneas. Esta serie finalizará con el volumen 7 que se publicará a finales de 2011, justo cuando se cumpla una década de este proyecto de investigación.
Hace unos días Sub Rosa lanzó la séptima versión de su página en Internet, impulsando con mayor énfasis la escucha detallada, el análisis, la reflexión, el coleccionismo. Celebro este tipo de iniciativas. Al menos que Apple le sufra un poco en su batalla por embolsarse el mercado de la música, para evitar eso seguro habrá un pequeño frente de resistencia. ®
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