Los suburbios de Arcade Fire
Win Butler, compositor y uno de los vocalistas de Arcade Fire, declaró en fechas recientes que su tercer álbum, The Suburbs, sería una combinación de Neil Young y Depeche Mode. El disco, con dieciséis canciones, presenta en apariencia un sonido más sencillo, directo, con elementos de los artistas citados pero sin descuidar el sonido que ha cimentado este grupo de Montreal —además de que es notoria también la influencia de Bruce Springsteen.
El corte que nombra al disco recuerda la obra de Springsteen, especialmente la etapa de The Rising (2002), que puede considerarse su respuesta a los atentados del 11 de septiembre de 2001. Ese corte es un rock pop suave, un tanto lento, con aire campirano, letra reflexiva y un sonido melancólico, no por nada la vejez es uno de los temas que trata.
La herencia de Springsteen también está presente en “Modern man”, “City with no children” y “Suburban war”. En cambio, los ecos del trío de Basildon se perciben más en los detalles así como en un mayor uso de secuencias electrónicas acompañadas de un fuerte peso melódico, tal y como se advierte en “Ready to start” y especialmente en “Half light II” y “Sprawl II (Mountains beyond mountains)”.
“Empty room” es el ejemplo más claro de la evolución de Arcade Fire, pues arranca con un vertiginoso arreglo de violines para dar paso a la banda tocando de una manera casi punk, guiada por la voz de Régine Chassagne. Algo similar sucede con “Month of may”, en la cual la violencia en la ejecución demuestra la habilidad para reflejar diferentes estados de ánimo.
El sonido de Arcade Fire ha mutado, ya no es tan complejo ni tan pretencioso a primera escucha como lo fue en Neon Bible (2007), en el que utilizaron viejos órganos de iglesia. Ahora la complejidad se encuentra en los detalles y en las letras, las cuales son abiertas y pueden darle al escucha la opción de interpretarlas de acuerdo con sus gustos, exigencias y necesidades emocionales.
De las sombras del grunge a la pureza del folk
Durante poco más de dos decenios Teenage Fanclub ha pasado de la furia a la melancolía sin parecer bipolar. Quizá se deba a que en ambas facetas es palpable su influencia y amor por Neil Young (de quien por cierto se han reeditado algunos de sus discos más importantes en los últimos 16 meses). Shadows es el nuevo álbum de los “Fannies”, como se le conoce al grupo escocés, y es su trabajo más melódico a la fecha.
La mayor parte de los trece cortes tiene un sónico acústico y melódico, con algunos arreglos de metales, vientos y cuerdas, lo cual lo hace ver un poco más sofisticado, contrastándolo con el sonido de álbumes anteriores como el Bandwagonesque, con el cual fueron considerados la respuesta al otro lado del Atlántico del grunge hecho en Seattle.
Este fenómeno se nota a lo largo del álbum, desde el arranque con “Sometimes I don’t need to believe in anything” y “Baby Lee”, en las cuales el pop sesentero y el folk tiene más fuerza que en el resto del disco, además de ser las canciones más optimistas de la banda, que no lanzaba nada desde su Man-Made de 2005.
Por su parte, “The Fall” y “Dark Clouds” demuestran que la melancolía y tristeza no están peleadas con el pop. El piano, los vientos y los arreglos de cuerdas se encargan de matizar las piezas semilentas. Vuelve a aparecer la influencia de Young. “The past” es uno de los cortes más eléctricos de esta placa, la décima de la banda encabezada por Norman Blake, Raymond McGinley y Gerard Love, a pesar de ser muy lenta pero melódica, en cuya letra se invita a despertar del pasado y vivir el presente.
Puede conocer más de la banda aquí y aquí.
Los corridos urbanos de Clorofila
El colectivo Nortec pasa por uno de los mejores años de su existencia. Prueba de esto es el lanzamiento de uno de sus proyectos, Clorofila, encabezado por Jorge Verdín. El sonido de Nortec Collective Presents: Clorofila | Corridos urbanos es atemporal y juguetón. Refleja mucho la intensidad y la intención de los diversos proyectos de Tijuana que mezclan la música norteña con la electrónica desde hace ya más de diez años. Este disco refleja la evolución de ese sonido, ya que con “Discoteca nacional”, la primera pieza, se recuerda inmediatamente lo que se hacía en esa escena hace ya varios años, cuando la base era la electrónica, en especial el house, y lo norteño un aderezo. Parece extraído del primer compilado del colectivo, The Tijuana Sessions Vol. I de 2001.
Corridos urbanos es un trabajo con el cual el colectivo Nortec demuestra que no es necesario inclinar la balanza hacia alguno de los polos, ya que si bien aquí pesa más la electrónica, lo norteño, con sus tubas, tarolas, acordeones y órganos, le da mayor personalidad. Para conocer más sobre Clorofila puede visitar su My Space o el sitio oficial. ®