Taibo II necesita una coca–cola

Dos notas sobre Paco Ignacio Taibo II

1. Taibo II es el protagonista de un documental que no es sobre El Álamo sino sobre él mismo sobre El Álamo, y sobre su libro sobre El Álamo, y 2. Taibo II y su empequeñecida figura ante la del fundador del FCE.

I

Veo en Amazon Prime los documentales de Paco Ignacio Taibo II. Aunque no es él quien los dirige, son de hecho las extensiones “cinematográficas” de las extensiones historiográficas del novelista. No son de la misma calidad: hay unos mucho mejores/peores que otros. Me concentro en uno sobre la batalla decimonónica de El Álamo, estrenado en 2012. Es una más de las producciones de Ánima Films, compañía dedicada a los documentales históricos que trabaja con The History Channel y que se caracteriza por deficiencias de producción y resultados muy disparejos —por ejemplo, su pieza sobre el asesinato de Trotsky cuenta con una “recreación” atroz y la narración igualmente atroz de Julio Bracho.

Chapultepec se escribe con K, según Ánima Films.

Quien crea que el personaje protagónico del documental es algún militar histórico de Estados Unidos o México, se equivoca: el protagonista es Taibo. Casi de inmediato, en los dos primeros minutos (1:40), se lanza la payasada en suelo texano: “Me llamo Paco Ignacio Taibo y estoy aquí clandestinamente, porque si supieran lo que pienso podrían matarme en este instante”. Lo que es sugerir “Soy tan izquierdoso y tan antiimperialista, no se les olvide, soy un revolucionario, tengo que recordárselos, que creo que me matarían aquí todos estos malditos nacionalistas gringos”. Una payasada, tal cual (como si en Estados Unidos no existieran profesionalmente los intelectuales extranjeros de izquierda, radicales y críticos del país; son muchos, a decir verdad). Payasada también porque desde antes de 2012 Taibo defiende al nacionalista López Obrador, nacionalista que de todos modos se dobló como grillo gobernante ante Trump… Y porque Taibo, supuestamente tan mexicano y mexicanista, en el minuto 9:31, cuando habla del cañón de “Gonzales” que dio origen a la frase “come and get it” del mito alamense, la traduce como “vengan a por él”. A por él… Es más: se nota cómo va a decir “por él” y se frena, para decir “a por él”. Un españolismo discursivamente contradictorio, técnicamente innecesario y contextualmente insufrible que repite en el minuto 9:55 —en otros videos Taibo “cecea”, habla pronunciando como español peninsular; ¿qué es realmente, un nacionalista mexicano, un nacionalista español o un crítico humanista de todos los nacionalismos?1

Un españolismo discursivamente contradictorio, técnicamente innecesario y contextualmente insufrible que repite en el minuto 9:55 —en otros videos Taibo “cecea”, habla pronunciando como español peninsular…

Como Taibo es el protagonista no siempre deja hablar a sus entrevistados, o los interrumpe molestamente, como en los casos de Jim Crisp y Bill Groneman. Rumbo al minuto 8 los editores dejaron algo que debieron cortar por irrelevante o inútil: un encuentro con dos aparentes trabajadores del museo de Gonzales, Texas, en el que Taibo aparece a su vez como autor “admirado” y termina haciendo… un anuncio de su participación en la feria del libro de Los Ángeles. Es un anuncio que repite hacia el final del show. Si Taibo no hubiera visto el documental como oportunidad egoísta y comercial inmediata, no habría insistido en hablar de su participación en esa feria editorial, cosa no sólo fechada sino caducible en ese momento y caduca después, a diferencia de aquello a lo que debería aspirar el documental. Además, el escritor aparece constantemente a cuadro mostrando la portada de su libro sobre El Álamo. Tampoco escasean las tomas sin sentido —sin otro sentido que el taibismo—, como Taibo leyendo su libro en un viaje en camioneta o Taibo mirando al infinito.

Taibo II se autopromociona fuera de lugar.

¿Por qué hacer lo que está haciendo? El “popular historiador popular” —¿lo es tanto como algunos creen?— tiene una respuesta: dice, sentencia con esas palabras, que “la piedra angular” de la historia del vecino está en El Álamo. Pero, claro, es una afirmación que sacó de su ancha manga. Es cierto que sobre El Álamo se formó un mito y que éste ha durado. Ese mito se coció en la cazuela del capitalismo de entretenimiento (Disney) y sigue nutriendo la idea de muchos gringos sobre la historia de su país, pero no es creíble —no es cierto— que sea la piedra histórica angular y por tanto un mito superior a los mitos sobre “los padres fundadores”. No sólo eso. Taibo repite una idea chafa, tonta y falsa, impropia de un historiador que se respete: Estados Unidos es un país “sin historia”; como si la historia se determinara por cantidad, como si relativamente poca historia fuera lo mismo que sin historia. Un país “sin historia” y, añade, de “corazón podrido” (podría aceptarse este juicio, con matices por condiciones, lo que no hace Taibo, juicio que también puede hacerse sobre el México contemporáneo, lo que tampoco hace desde 2018). Eso sí, a la hora con 18 minutos del documental la panza suelta su reclamo: “Necesito una Coca Cola con urgencia”…

Con este documental, sobre lo que más se aprende es la relación de Hollywood con el mito alamense. No mucho más. Y no puedo dejar de notar que Taibo y los productores vieron bien dar casi cinco minutos a lo paranormal en torno a El Álamo, incluyendo entrevista a un “cazador de fantasmas históricos”. Lo más interesante de toda la pieza llega casi al final, sobre la muerte de Davy Crockett. Para quienes no gustamos del culto a la personalidad, ni de héroes gringos ni mexicanos, ni de supuestos héroes literarios, el documental se hace cansino, aburrido, simple y hasta simplemente venal. El problema es, repito, que el documental no es sobre El Álamo sino sobre Taibo sobre El Álamo, y sobre su libro sobre El Álamo. El problema es, por tanto, que así no anuncian el documental pero eso de hecho es. Como el mismo Taibo dice en el minuto 13, “Hay un momento en que el merchandising se sobrepone sobre (sic) la realidad”.

II

Paco Ignacio Taibo segundo, historiador de segunda. No dije pésimo: no exagero. Celebridad de “la cuarta”. Personaje de sí mismo. Uno de los directores de la “brigada palerear en libertad”. En la libertad que da el presupuesto federal para ser palero presidencial. Ese papel se está tragando al romántico de la “brigada para leer en libertad”. Chiquito frente a Daniel Cosío Villegas, Taibo no es ni igual ni superior a lo que don Daniel fue en el FCE, ni es frente a López Obrador lo que Cosío fue frente a Luis Echeverría. El fundador del Fondo de Cultura Económica fue un economista, politólogo e historiador crítico de la realidad negativa y del mito positivo del presidencialismo y los presidentes priistas, especialmente un crítico del presidente Echeverría y sus excesos, mientras que Taibo es simple y sencillamente un palero de un presidente similar. Regresamos al documental, minuto 21: “Rebajarlo de contenido al máximo, dejarlo en cuatro historias lo más superficialmente posible y levantar una estructura mítica”, dice Taibo que aman hacer los gringos sobre el pasado para capitalizarlo. Pero de eso, exactamente de eso, va Taibo, como El Fisgón y muchos más, en la “cuarta transformación”, un presente político y partidista que manipula a conveniencia el pasado mexicano. Cuatro historias míticas a modo de AMLO y para AMLO: Hidalgo, Juárez, Madero y Él. A eso sirven y de eso se sirven, Taibo y otros. Es su actual y principal trabajo y es penoso. ®

Nota

1 Esto nada tiene que ver con nacionalidades como estatus jurídico. Se puede tener dos nacionalidades jurídicas (o más) y ningún nacionalismo. Lo que no se puede, por definición, en un individuo, es tener verdaderamente dos nacionalismos.

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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