Tema para tesis

El saldo del Festival Internacional de Cine de Guadalajara

“¿Cuántos centenares de millones de pesos, salidos de las arcas públicas, han costado las 26 ediciones del Festival Internacional de Cine en Guadalajara?”, pregunta el autor, “¿y qué beneficios reales ha dejado ese festival en la sociedad jalisciense?”

Un buen tema de tesis para estudiantes de sociología, antropología, historia y anexas; algo que además resultaría de mucha utilidad e interés más allá del ámbito académico, sería aquel que respondiera a un par de preguntas.

A saber: ¿cuántos centenares de millones de pesos, salidos de las arcas públicas, han costado las 26 ediciones del Festival Internacional de Cine en Guadalajara? ¿Y qué beneficios reales ha dejado ese festival en la sociedad jalisciense?

Hasta ahora, en los medios de comunicación se habla de los actores y actrices que han asistido, de quién sí y quién no desfila por la “alfombra roja”, de la cena que el ex rector Raúl Padilla, presidente del Festival Internacional de Cine en Guadalajara ofreció en honor de Eva Longoria, actriz de la serie de televisión Esposas desesperadas, entre otras frivolidades. Pero nada se dice del costo que tiene para el erario la organización del festival: el traslado aéreo, el hospedaje, los reconocimientos, mimos y atenciones a figuras y figurines que acuden a lo que durante años fue conocido como Muestra de Cine Mexicano.

Y como a la hora de informar sobre egresos e ingresos los dirigentes de la Universidad de Guadalajara se hacen los remolones o son muy tacaños con los datos, particularmente si se trata de las empresas universitarias que operan con números rojos, no queda otra salida que buscar esa información por otro lado. Para ello se requeriría de una acuciosa labor de investigación, que no se conformara con las cifras maquilladas, a las cuales habría que contrastar con algunos hechos por demás evidentes.

A diferencia de la FIL, a la que las autoridades de la UdeG insisten en querer presentar como una empresa autofinanciable, aun cuando la Auditoría Superior de la Federación haya dictaminado que no lo es, con el Festival Internacional de Cine —y antes con la Muestra de Cine Mexicano— nadie en la Universidad de Guadalajara, ni siquiera el ex rector Raúl Padilla, se atreve a hablar de autofinanciamiento, lo cual significa que los dirigentes udegeístas reconocen, tácitamente, que su encuentro cinematográfico no sólo gravita sobre presupuesto de la casa de estudios, sino también en el de muchos otras instituciones y dependencias oficiales que subsidian el festival de marras.

Porque a diferencia de los más grandes y afamados festivales de cines del orbe, cuya organización se costea mayoritariamente con dinero privado, el festival de Guadalajara ha podido subsistir gracias a los fondos públicos, al dinero de los contribuyentes.

Basta con revisar ahora mismo la lista de “auspiciadores” del festival cinematográfico tapatío, con 25 años de existencia, para convencerse de que sin el dinero público no habría surgido, en 1986, la Muestra de Cine Mexicano ni existiría, ahora, el Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

A saber: ¿cuántos centenares de millones de pesos, salidos de las arcas públicas, han costado las 26 ediciones del Festival Internacional de Cine en Guadalajara? ¿Y qué beneficios reales ha dejado ese festival en la sociedad jalisciense?

En la lista de instituciones y organismos públicos que subsidian el festival, según se publicó en la prensa local el viernes 25 de marzo, figuran el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Mexicano de Cinematografía, el Gobierno de Jalisco, los ayuntamientos de Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque… y, desde luego, la propia Universidad de Guadalajara.

Salvo las dos primeras dependencias, el resto son instituciones públicas de la localidad, que manejan recursos de los jaliscienses, recursos que deberían servir para remediar males públicos y atender necesidades sociales, pero no para subsidiar frivolidades como desfiles por la alfombra roja, o pagar fiestas y saraos de gente de la farándula.

Se sabe, por ejemplo, que el Ayuntamiento de Guadalajara entrega, para la organización del festival cinematográfico tapatío, un millón de pesos anuales. Habría que averiguar a cuánto ascienden las aportaciones de los otros entes públicos.

Hay gastos que se hacen con recursos fiscales y que sobradamente se justifican. Por ejemplo, la anunciada ampliación al servicio del Tren Ligero, o las plantas de tratamiento para sanear las aguas residuales de los tapatíos, o la construcción de una nueva preparatoria.

Pero, ¿se justifica, de veras, que parte del presupuesto de universidad pública de Jalisco, del gobierno del estado y de ayuntamientos metropolitanos vaya a parar a un oropelesco festival cinematográfico, a una suerte de Hollywood totonaca, que ni siquiera ha conseguido tener un mínimo rebote social entre la comunidad jalisciense?

La respuesta sería: no, el gasto público del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, acumulado durante 25 años, no se justifica, al no ser que una futura tesis (de licenciatura o de posgrado) sobre este tema viniera a demostrar lo contrario. ®

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Publicado en: Cine, marzo 2011

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