El vínculo entre el cine y la literatura queda de manifiesto una vez más con esta antología de narradores noveles y experimentados en torno al séptimo arte.
Escribe Jorge A. Abascal Andrade en el libro Próximamente en esta sala. Antología de cuentos de cine (Cal y Arena, 2016), que el cine llegó a acompañar a la literatura hará unos 120 años, si tomamos como fecha oficial aquel 28 de diciembre de 1895 en el París de los hermanos Lumière. Con esa premisa, el compilador de este volumen reunió a trece escritores —contándose él mismo— para escribir relatos inspirados en el llamado séptimo arte —que cumple ya 121 años de existencia.
Abascal Andrade vive en Puebla, aunque nació en Orizaba en el año de 1964. De niño lo llevaban a la matinée los domingos, y desde entonces nunca dejó de ver películas. En algún momento empezó a interesarse por el análisis y la lectura relacionada con el cine y se leyó los diecisiete tomos y el glosario de La historia documental del cine mexicano, de Emilio García Riera.
Conversamos con él acerca de esta compilación en la que hay escritores noveles y veteranos. Cuando se realizó esta charla, durante la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Guillermo Samperio, uno de los participantes en este libro, no había fallecido.
—En este libro reúnes a trece escritores… ¿cómo lo decidiste? ¿Por qué trece?
—El número fue fortuito, no hay nada cabalístico. No fue una selección generacional, no es una selección por perfiles de escritores. Lo que intenté fue cubrir con la presencia de cada uno de ellos las distintas maneras que tienen de escritura. En este caso abordando el cine, de tal forma que parece que lo que resultó es un libro sumamente plural, muy abarcador de las maneras de escritura en México; hay hasta experimental, hay minificciones, hay cuentos tradicionales, hay cuentos con ciertas características innovadoras. Esa fue la premisa que me planteé al principio y creo que se logró.
—Hay menos mujeres en la compilación (Ave Barrera, Isa González, Edmée Pardo y Mónica Lavín). ¿Piensas que pueda haber una mayor cercanía de los hombres al cine?
—No, yo me supeditaría a lo que te dije antes. Es buscar distintos registros literarios de tal manera que sea una conformación plural. En esa conformación hay más hombres pero no por ninguna otra razón.
—En la crítica de cine la mayoría de los críticos más conocidos son hombres…
—Yo creo que tiene que ver con un relativo porcentaje natural que existe; también si hiciésemos una revisión del número de escritores y escritoras en el boom latinoamericano, sólo son hombres, pero en la generación del medio siglo en México, ahí está más o menos equilibrado. Creo que tiene que ver con porcentajes naturales de búsqueda de un oficio, en este caso de críticos de cine. Me estaba acordando de la revista Dicine, que publicaron heroicamente durante mucho años Emilio García Riera y Nelson Carro. ¿Qué mujeres eran las que hacían crítica de cine? Susana López Aranda, por ejemplo. Pero ¿sabes en qué parece que sí hay un número importante de mujeres? Como guionistas. Ahí están Marina Stavenhagen, Paz Alicia Garciadiego, Laura Santullo. Están produciendo en este momento muy buen cine.
—Has dicho que “el cine viene a ser una especie de venganza a la literatura”.
—Amorosa es esa venganza, amorosa. En 1995, cuando el cine cumplió cien años entrevistaron a Peter Greenaway y dijo que el cine en realidad no se había acabado de despegar de la literatura, que lo único que hacían eran tomar historias y filmarlas, por eso él hace un cine que no se parece a la literatura. Yo creo que esta antología es un poco pedirle al cine que apoye a la literatura. Usarla a ella para la creación de cuentos. Un poquito al revés.
—Háblame sobre los autores de los cuentos…
—No hay un corte generacional. Los dos autores mayores aquí son autores muy experimentados, con una larga trayectoria, Guillermo Samperio y Agustín Monsreal. En el caso de las mujeres, me gusta mucho esta combinación de una escritora muy valiosa y joven como Ave Barrera y una escritora muy reconocida como Mónica Lavín, sin menoscabo alguno de Edmée Pardo e Isa González, que es una joven escritora de Puebla.
”El cuento de Gerardo Horacio Porcayo es de una escritura muy densa, muy apretada, un cuento distinto a los demás. La experimentación de Alberto Chimal, las minificiones de José Luis Zárate; yo mismo escribo un cuento con tintes tradicionales; hay un poco de flashbacks. Tanto Eusebio Ruvalcaba como Edmée Pardo hacen una añoranza, regresan a su pasado y nos hablan de su primer encuentro con el cine. En general es un libro sumamente grato. Me parece que abarca muchas posibilidades literarias en torno al cine.
¿Pensarías en convocar a cineastas que escribieran sobre literatura?
—No. No es su ámbito, y mira que tengo una buena relación con el maestro Ripstein, por ejemplo. No creo que quisieran. No creo que les resultase una oferta atractiva.
—¿Por qué?
—Los cineastas trabajan con imágenes, trabajan con gente. No trabajan directamente con las palabras.
—¿Por qué no invitaste a críticos de cine para que escribieran en este libro?
—La idea era que aquellos que conocen, que juegan, que crean, que producen desde la palabra, que son los escritores, abordaran el tema del cine. Los cuentistas que aparecen aquí, su principal apuesta y el medio inmediato que tienen es la palabra. En el caso del crítico la palabra está subordinada a la intención, y aquí es creación.
—Me acordé de Jorge Ayala Blanco, quien dice que como no tiene imaginación ve películas para poder escribir sobre ellas. Sería interesante ver a cineastas y a críticos escribir algo…
—Sin duda sería interesante, pero no estoy seguro del resultado, es como si a algún escritor le dijeras: “¡Dirige una película!” Son creaciones distintas.
—¿Tienes otros planes?
—En este momento estoy escribiendo una serie de cuentos, y estoy dándole la vuelta a un proyecto similar a éste. Una antología de cuentos que sucedan en un medio de transporte: avión, tren, burro, autobús…
Las aficiones fílmicas del escritor
Al también maestro de la Universidad Iberoamericana de Puebla le interesa el cine de Luis Buñuel, principalmente el que hizo en México. En algún momento, dice, escribió reseñas sobre cine para periódicos e incluso salió a cuadro en una cápsula que se transmitió en la televisión de ese estado.
—¿Cómo ves a la crítica de cine a partir de tu oficio como escritor?
—Yo creo que se está atravesando una crisis. No quiere decir que lo que exista en este momento esté mal, de hecho hay una crítica valiosa pero no es mucha. Hubo un momento cuando el cine mexicano tuvo su esplendor, que no hablo del Indio Fernández, aunque a mí el Indio me gusta mucho. Eso fue en el sexenio de Echeverría, del 70 al 76, cuando su hermano fue director del Banco Cinematográfico, hubo una explosión de directores. Ya había empezado un poco antes, pero ya estaban Arturo Ripsten, Jorge Fons, Felipe Cazals, Luis Alcoriza, muchos.
”Al mismo tiempo hubo un reflejo de esta creación cinematográfica en la crítica de cine. Había muchos que tenían ese oficio, ya no quedan muchos de esos. Yo mencionaría a Leonardo García Tsao, es de los críticos oficiales que van por parte de México a Cannes como jurado. También está Fernanda Solórzano. No me acuerdo de muchos.
—¿Cuál es tu experiencia como escritor y espectador de cine?
—Con el cine me pasó como con la literatura. Cuando empiezas, empiezas a leer absolutamente todo lo que te caiga. En el cine también. Pero si empiezas a reflexionar un poco sobre lo que estás viendo, vas dirigiendo tus aficiones y tu gustos a cierto tipo de cine un poco más elaborado, reflexivo, propositivo, que algunos llamaron en alguna época cine de autor. El cine que tiene como premisa decirle al mundo la visión que de él tiene el director, y no la de ganar o perder dinero; no es esa la primer premisa: la ganancia de dinero, que es la del cine de Estados Unidos, principalmente. No hay que olvidar que en la década de los treinta el ochenta por ciento del cine que se veía en el mundo era gringo. Esto en la década de los treinta del siglo pasado, hace casi cien años. Hace noventa años el ochenta por ciento ya había inundado al mundo del cine.
”Vas eligiendo cada vez con mayor cuidado lo que ves. Vas entendiendo y acercándote a directores que te seducen, que tienen que ver con tus propias aficiones estéticas. Me gustan mucho Ripstein, Buñuel, Bergman, Fellini, el neorrealismo italiano. Ese tipo de cine. ®