Clítoris rojo.
La lengua se inflama
tras la mamada.
Un tatuaje que
termina ahí donde
el culo nace.
Moja el dedo.
Es un ostión jugoso,
la vulva encarnada.
Desaparecen,
entre las nalgas gruesas,
nariz y boca.
Una vagina
con sed, como esponja,
guarda la leche.
Tope ligero,
el de los testículos
contra el culo.
Verga enhiesta
abandona el hoyo.
Brota el semen.
La lengua frota.
Dos manos las sostienen.
¡Bolas enormes!
Desde el cenit:
panocha devorando
la torre. Gestos.
El ano pierde,
de momento, sus pliegues:
piel expansiva.
Un pezón rosa
responde con erección
la dentellada.
Con ambas manos,
abierta la vulva
frente a un espejo.
El choque chasca.
La chocha lechosa es
pucha henchida.
Escupitajo
directo a los labios:
la lubricación.
Dildo naranja
aumenta la vagina
como la lupa.
La lengua tiembla
en el clítoris. Baba
olor, quejidos.
Ano abierto
es fosa carnívora:
representación.
No son lamentos
ni mohíno lloriqueo,
es sólo dedeo.
Pintar círculos
con los tres dedos sobre
su calvo sexo.
El pito pulsa
dentro de una boca
antes del chorreo.
En una vulva,
la lengua cuan larga es,
se va hundiendo.
Como los fluidos,
el aroma genital
es pegajoso.
Hilo viscoso,
entre glande y lengua,
curvo se tiende.
Las mordeduras
hinchan y amoratan
muslos y nalgas.
Por la mejilla,
escurre el esperma
recién salido.
Diáfana gota
en la mera punta del
pene venoso.
Fluido blancuzco
embadurna el vello
sobre el pubis.
Las cabelleras
se encrespan. Los dedos
entran y salen…
Sale goteando,
de entre unos labios,
el pezón negro.
Del cunnilingus,
salivoso y brusco,
al anilingus. ®