Poema 8: Bob
Vistiendo un saco de lana,
un hombre cálido
planta flores en sus alfombras.
Jo ja ja y una botella de ron.
Lo romántico y la costumbre
le impiden alegrarse de que ha vuelto a beber.
Negros vientos y blancos viernes,
el grasiento charlatán, el dios vagabundo
toca su música y nos da una dosis contemporánea.
¡Pálido prófugo que hace sonar su guitarra!,
su armónica y su espíritu;
renace con el orgullo roto,
muerde su camino, su ruido y su sombra.
Bastardo pintor de la realidad.
Si ha visto que la libertad está tan cercana,
¿por qué la vida le pasa a ser tan sólo un pretexto
para encender un cigarro tas otro?
Un sombrero algún martes,
un pase de abordar por la noche
y más de diez mil millas lejos de casa.
Sus sonidos armónicos que rebotan
huyendo.
¡De la miseria, de la cólera, y
de nosotros que nos ha confiado su tesoro!
He aquí su divino castigo.
¡En marcha!
Poema 2: Aburridos
Cuando nos hayamos aburrido de todos los placeres
inimaginables y que hacemos realidad,
destruiremos lo que queda del mundo.
Lo imposible, la vida de nuestra infancia.
Destruiremos el trabajo humano y las explosiones
que iluminan nuestros abismos.
A la vanidad que hace a la ciencia y el arte
no le quedará más que salir a esconderse.
La culpa caerá sobre el corazón de los otros…
Más allá de las noches futuras y eternas,
de las visiones que braman
y de los universos fantásticos;
la traición al mundo significará un último suspiro.
Poema 3: Joven poeta
Alguien,
alguno,
un joven,
un poeta
protesta,
escribe,
en un verso,
en los muros.
Explota
y revive.
Se reinventa,
en todos
sus recuerdos,
sus anhelos,
en las letras.
Se conforta,
a cada instante,
con sonreírle
a la vida
que le espera. ®