Es un autor más reconocido que conocido. Gerardo Deniz (1934) es sobre todo poeta y observador. Bien dice Javier García-Galiano que su escritura “procede de la erudición no siempre azarosa de un lector, de un químico, de un corrector editorial, de un traductor autodidacta, de un paseante, parece original e imposible de imitar”.
Pero ahora no es un volumen de poesía sino una selección de los textos que publicó en la revista (ya desaparecida) Viceversa, realizada por quien fuera director de esa publicación, Fernando Fernández, y en ellos podemos conocer un poco más del tono del Deniz escritor y sobre todo lector.
Sus artículos son alrededor de temas variados, con un humor ácido; por ejemplo, critica a los poetas españoles que otros veneran a tope, dice “Qué latoso se vuelve el sonsonete de la rima. Me molesta hasta esa manía antidiluviana de empezar todos los versos con mayúscula. Tal como en tanta poesía española más o menos contemporánea, hay un no sé qué de sentencioso, de obvio, de chato”.
Y lo hace con la misma naturalidad con la que comenta su relación con el legendario Juan Grijalbo cuando trabajó en su naciente editorial, así como sus pasos en el Fondo de Cultura Económica o los múltiples momentos de lectura en el bosque de Chapultepec.
Lo establece de manera clara en la entrevista que le realiza el mismo Fernando Fernández y con la que cierra de gran forma el volumen: “Un genuino racionalista sabe, ante todo, qué cuestiones (científicas, por supuesto) son planteables y entretenidas)”.
El sentido común juega y se habla de tú con los acontecimientos que menos teníamos registrados en el radar tradicional, pero que Deniz desliza en su inventiva natural para recordarnos que “Un procedimiento para pasar por sensible y profundo (lo cual, bien administrado, puede ser provechoso) consiste en desdeñar y devaluar el presente, como si el mundo no hubiese sido siempre monstruoso, sin necesidad de hacer muchas sumas y restas”.
Y desdeñar el presente, devaluarlo es lo que para muchos hace el poeta, y que algunos califican como una máscara, la pose que ha elegido para mantenerse en esa parte de la escenografía de las letras. Lo establece de manera clara en la entrevista que le realiza el mismo Fernando Fernández y con la que cierra de gran forma el volumen: “Un genuino racionalista sabe, ante todo, qué cuestiones (científicas, por supuesto) son planteables y entretenidas)”.
En Red de agujeritos [Red de agujeritos, México: Ficticia Editorial, Universidad Veracruzana, 2012] podremos encontrar a un Gerardo Deniz, como se autodenomina: “erratonero de editorial” (o el retrato que hace Juan Almela —su verdadero nombre— de sí mismo), que sabe comentar y ser crítico, que disfruta lo que hace y que nunca estará de acuerdo con las convenciones tradicionales porque así le marca su naturaleza. De allí su selecto club de lectores y admiradores. ®