Cuando conocí a Gabriel Chacón hace veintidós años, ya era un acérrimo coleccionista de cómics y hoy constatamos cómo la fascinación del chaval se transforma en la inspiración del artista. Es probable que, cuando muere Supermán hacia el 92, haya emigrado a refugiarse de lleno al planeta paralelo de su imaginación, esa fuente inagotable de formas y colores que nutren su propuesta de ilustrador urbano, de creador versátil que igual estampa diseños en prendas, calcomanías o inventa un ejército compuesto por muñecos de papel armable. Ahora es mejor conocido como Chakz pero basta un vistazo a su obra gráfica para constatar la permanencia de la pasión de aquel niño que leía tebeos de Batman, de Karmatrón, asimilada en el estilo figuroso que despliega para convocar personajes de la mitología pop: luchadores, extraterrestres, monstruos y demás fauna de creaturas que habitan la epilepsia del soñador contemporáneo. ®
