Resulta inadmisible que un periódico como La Jornada valide una versión y una caricatura grotesca en torno a Elena Garro, en su emisión del pasado 8 de julio de 2022.
¡Ah!, y también quedan los comentaristas infames cuya baba ensucia los basureros en donde sepultan a sus víctimas. “Búsqueda” –Elena Garro
Dos comentaristas, Raúl Criollo y Jorge Caballero, en la columna “El estante de lo insólito”, aparentemente renocen el talento de Elena Garro como una de las escritoras más importantes de la literatura universal, pero digo “aparentemente” porque no pueden dejar de mostrar su alianza con el statu quo, el de los intelectuales al servicio del “papa” de la cultura mexicana e hispanoamericana, Octavio Paz. Y, claro, si me mencionan es para desacreditar mis investigaciones en torno a la autora. Lo que sucede es que estos dos comentaristas no se han tomado el trabajo de leer a fondo la vida de Elena Garro, esa existencia bajo el yugo implacable del uno de los patriarcas más autócratas del siglo XX: Octavio Paz.
El poeta y ensayista no sólo le prohibió escribir y publicar a su esposa durante veinte años, sino que le suplicaba, llorando, que quemara sus escritos pues ella escribía como hombre y, desde luego, escribía mejor que él. Raúl Criollo y Jorge Caballero mencionan que Garro declaró en varias entrevistas que gracias a Octavio había dado a conocer sus obras, pero lo que los dos comentaristas olvidan convenientemente mencionar es que Elena Garro estaba condenada a hacer esas declaraciones para que el Premio Nobel de Literatura 1990 le pasara la miserable pensión que les había asignado a ella y a su hija Helena Paz cuando orquestó un divorcio express en 1959 en Ciudad Juárez. Elena Garro nunca firmó tal documento y se enteró de tal hecho una vez que su marido había concluido la acción. Así se las juegan los machos en la sociedad mexicana, bajo una total impunidad, porque esos patriarcas, como Octavio Paz, optan por vivir bajo la sombra del erario para lograr su fama y sus laureles.
El poeta y ensayista no sólo le prohibió escribir y publicar a su esposa durante veinte años, sino que le suplicaba, llorando, que quemara sus escritos pues ella escribía como hombre y, desde luego, escribía mejor que él.
Ahora bien, ¿qué significa ese dibujo grotesco de Flores Manjarrez que acompaña a ese texto? ¿Qué pretende este ilustrador, nada ilustre, ridiculizando a una de las escritoras más innovadoras de la literatura universal?, aunque en México los escritores, artistas y dibujantes con sus mentes obtusas y mediocres no puedan verlo ni creerlo… Y no pueden verlo ni creerlo pues están adoctrinados por el Estado, y son unos oportunistas, misóginos y envidiosos.
A raíz del agravio a Elena Garro, Guadalupe Lezama Limias leyó enfrente de las instalaciones de La Jornada “El llano de huizaches” (Cristales de tiempo. Poemas de Elena Garro) el domingo 10 de julio. Indignada, Lezama Limias se paró y dio lectura a los versos en los que la autora muestra el descuartizamiento que padece la mujer en la sociedad falocéntrica mexicana. Lo exclamó a gritos, como gritamos todas ante el acoso y la ignominia perpetrados por los machistas.
Elena Garro no necesita que nadie salga a su defensa, cada una de sus obras es una inmensa bofetada con guante blanco en pleno rostro de sus infames detractores.
Al buen entendedor, pocas palabras. ®
Gustavo
«El poeta y ensayista no sólo le prohibió escribir y publicar a su esposa durante veinte años, sino que le suplicaba, llorando, que quemara sus escritos pues ella escribía como hombre y, desde luego, escribía mejor que él.» ¿Esto es verdad?