Comencemos por las definiciones: hentai es entendido como “transformación”, “metamorfosis” o “pervertido”, y actualmente sirve para denominar a aquella rama pornográfica del manga —aunque, por extensión, toda obra nipona con contenido sexual explícito forma parte del término, sean videojuegos (bishojo) o ánime. La palabra proviene de “hen” (inusual, extraño) y “tai” (actitud, apariencia). En contraposición, nomaru (“normal”) se utiliza como antónimo a hentai.
En el mundo occidental, con la popularización de los cómics japoneses, se consumen grandes cantidades de esta producción aunque los japoneses mismos no se refieren a ella como hentai, sino con algunos de los términos que describen el contenido no apto para menores de edad, tales como jü hachi kin (“venta prohibida a menores de 18 años”), ecchi / h anime (“ánime pornográfico o sexual”) y seinen (que es el cómic para adultos). Lo anterior resulta importante pues una de las características principales del manga es la impresionante lista de subdivisiones en las que se especializa. Hay títulos para todo tipo de público, de niños a adultos, con todas las variaciones y necesidades —u obsesiones— imaginables. Un solo ejemplo: los niños más pequeños leen manga kodomo, mientras que aquellos cuyas edades oscilan entre los doce y 18 años consumen títulos de manga shonen. Hentai es pues un término originalmente utilizado para designar a personas, no al cómic; este uso se ha dado más que nada en occidente. H manga es una manera de llamar al hentai manga, nombre acortado desde los años sesenta como una forma de convención, un eufemismo. En Japón la expresión “H” se usa comúnmente cuando se habla de sexo y relaciones sexuales y es aceptada socialmente para evitar nombrar las cosas por su nombre. “H” (pronunciado etchi), es un término del slang. H es un adjetivo que designa a cosas o gente altamente interesados o enfocados en el sexo y no tiene una connotación negativa. Al parecer, el término manga se extendió para referirse a lo que ya sabemos tras el boom de Internet y su uso se sobregeneralizó para nombrar la pornografía en los cómics. Los lectores de manga más especializados intentan que hentai y h manga dejen de ser términos intercambiables, aunque la explotación primigenia de esta vertiente a nivel masivo, por medio de páginas pornográficas, ha dado como consecuencia que no se distinga entre uno y otro y que el último sea incluso poco conocido.Por otro lado, la industria pornográfica nipona goza de reconocimiento en el mundo occidental, especialmente por sus características específicas: la obsesión por el sadomasoquismo y el erotismo infantil —o infantilizado. Pero el caso del porno japonés merece un capítulo aparte que pronto trataremos aquí.
H
Más allá de lo obvio —el retrato explícito de escenas sexuales—, ¿qué hay en el h? La diferenciación del término sirve para enmarcar con más especificidad una de las características esenciales del cómic porno: las revistas con fotografías son totalmente diferentes y aunque la regla básica parece ser el uso de imágenes de corte fetish (chicas en uniformes de sailor girls, bondage, etc., elementos que también existen en los manga porno), lo que las separa del h es que en este último hay una exploración extrema de la fantasía, resultando en escenas muy intrincadas y de una gran complejidad. Se sabe lo sensible que es la sociedad nipona respecto al uso de cierto tipo de situaciones de manera gráfica, así que el terreno propicio y hasta cierto punto permitido para expresar este tipo de situaciones es el h. Aquellas formas de expresión que la sociedad reprueba en el h son libre y brutalmente reflejadas. El bukkake (acto en el que varios hombres eyaculan sobre la cara u otras partes del cuerpo de una mujer), la sodomización, el tentacle raping (ésta muy extendida, en donde algún personaje, generalmente un monstruo, viola a una mujer, a la que le introduce sus largos tentáculos), la humillación y todo tipo de variaciones eróticas que el humano promedio se supone que no practica o no puede practicar, florecen aquí.
La intención primordial es, sobre todas las cosas, retratar escenas sexuales sin límites, extrema y bizarra, aunque la animación y los cómics exigen una historia, un guión.
La intención primordial es, sobre todas las cosas, retratar escenas sexuales sin límites, extrema y bizarra, aunque la animación y los cómics exigen una historia, un guión. Cuando hablamos de ilustraciones pornográficas individuales se trata de CG, gráficos que son distribuidos por medio de CD-roms y usualmente forman parte de la gráfica de los videojuegos. Por su parte, los videojuegos —llamados eroge— suelen ser simuladores en los que se sostienen relaciones sexuales que pueden ser remarcadamente heterodoxas. También, como en el caso de las famosas Tijuana bibles, que eran parodias porno de cartoons y personajes conocidos, el h tiene una vertiente similar llamada dōjinshi. Los personajes que parodian son generalmente de otros mangas. Los mangakas —o sea, los artistas creadores de esos personajes— suelen pasar por alto el hecho, pues sirve para promocionarlos gratis —con el plus erótico— entre la fanaticada enloquecida. Contrario a los Tijuana bibles, los personajes copiados son reproducidos con gran calidad, sin que el trabajo original desmerezca.
La distribución de títulos de hentai se da de manera abierta en Japón, pudiéndose encontrar en tiendas de conveniencia —del tipo de Oxxo—, librerías y otros espacios públicos. Las restricciones aduanales de occidente han mandado al hentai al subterráneo. Por ejemplo, las editoriales que manejan títulos eróticos evitan mandar pedidos de este tipo pues generalmente son confiscadas. Del mismo modo, las antologías sobre historia del manga, por lo menos la mayoría, evitan tratar el tema del hentai pues sigue siendo considerado un punto bajo en la cultura pop japonesa, a pesar de su popularidad entre los otaku.
Tipos
La subdivisión parte del tipo de relaciones sexuales a retratar. A partir del sexo heterosexual y el homosexual brotan más líneas de acción que, recordemos, se tratan de situaciones límite. El sexo hombre-hombre se llama yaoi y el lésbico es yuri. Si las marcas faciales en el dibujo de manga tiene una serie infinita —o casi— de nombres para cada rasgo o mueca, lo mismo pasa aquí. El yaoi engloba a los hombres de apariencia y comportamiento amanerado y ambiguo, llamados bishonen, palabra que significa “niño bonito”. El shonen-ai aplica para las historias en las que dos hombres se sienten atraídos pero jamás sostienen relaciones eróticas.Otros tipos dentro del hentai son el bakunyuu (mujeres con senos grandes), BDSM (bondage, dominación, disciplina, sumisión y sadomasoquismo), nekos (catgirl, mujeres con disfraces de felinos), coprofilia, urofilia, deformidad, ecchi (desnudez parcial sin interacción sexual), futanari (hermafroditas), guro (gore), incesto, lolicon (lolitas), maiesiofilia (atracción fetichista por las mujeres embarazadas), fetichismo por la leche (es decir, fijación por los pechos femeninos en lactancia), shota-con (sexo de niños con hombres, mujeres u otros niños), furry fandom (gusto por animales antropomorfos con rasgos juveniles) y un largo etcétera. La situación legal de este tipo de manga es ambigua pues, por citar solo un ejemplo, el llamado lolicon, especializado en retratar menores de edad sosteniendo sexo con adultos, se considera ilegal ya sea en fotografías o ilustraciones apenas desde el año 2000. Por otro lado, para diferenciar el gusto fetichista por las menores de edad han surgido más clasificaciones. El lolicon, se supone, se enfoca en pre-adolescentes, pero no en niños. Toddlerkon es en donde entra el gusto por niños pequeños e incluso bebés. Los anteriores son cuestiones culturales difusas, pues si bien es un hecho que existe una gran afición perversa por la pedofilia, también lo es que los personajes prototípicos del manga casi siempre aparentan una edad menor que la que se supone que tienen, sin que ello signifique necesariamente que se trate de porno infantil. De hecho, como antecedente, se recuerdan los ánimes como Sailor Moon, en el que se da por hecho que durante las transformaciones de los personajes las chicas están desnudas… y se trata de caricaturas que ven los niños.
En el código penal japonés —específicamente el artículo 175— se especifica que la publicación de todo aquel material que perjudique la moral queda prohibida. Así, queda estrictamente prohibido retratar genitales. Hasta antes de 1994 tampoco se permitía exponer vello púbico, lo cual provocó que los dibujos de personas desnudas aparecieran sin tal (cosa que, podemos adivinar, creó una nueva forma de fetichismo por los pubis rasurados). Igualmente, la ley japonesa es estricta en cuanto el uso de imágenes zoofílicas. Se sabe bien que la censura no permite que se retrate sexo con animales reales. Es por eso que se extendió tanto el tentacle raping, en el que monstruos con tentáculos que representan falos penetran a mujeres, en una forma de darle la vuelta a ambas prohibiciones.
Antecedentes
La cultura japonesa está repleta de antecedentes en lo que respecta a gráfica erótica. Sólo uno: el arte del shunga, prints y grabados que retrataban ya desde la era Muromachi (que abarca de 1336 a 1576) escenas explícitas de sexo que, aparte de las típicas relaciones hombre-mujer, escenas de sexo homosexual e incluso de hombres sosteniendo coitos con niños, así como imágenes de masturbación y utilización de dildos. Influidos por las imágenes médicas chinas, estos dibujos se caracterizan por el retrato de genitales de tamaños exagerados. Algunos artistas reconocidos del shunga son Moronobu Hishikawa, Yanagawa Shigenobu y Katsushika Hokusai, aunque generalmente se trata de trabajos no firmados. Al igual que el hentai, este tipo de obras se distribuía de manera subterránea (en hojas sueltas y más tarde en libros recopilatorios llamados enpon), hasta que comenzó a ganar adeptos en Europa, popularizándose ampliamente.A mediados del periodo Meiji (1857-1912) se comenzó a utilizar el término hentai en un sentido psicológico para referirse a lo anormal o inusual. Específicamente se refería a los casos de histeria, así como las capacidades paranormales como la hipnosis y la telepatía. Durante mucho tiempo se trató de un término puramente médico hasta que en 1917 se publicó el journal Hentai Shinri (psicología anormal). En ese momento la palabra hentai comienza a ser usada con regularidad. Pero su uso ya como referencia sexual se debe al término hentai seiyoku, que significa “deseos sexuales anormales”. Este último proviene de la psicología alemana. El estudio del doctor germano Krafft-Ebing, Psychopathia Sexualis (conocido en occidente también gracias a su adaptación al cómic por Robert Crumb) y que retrataba una serie de 238 desórdenes clínicos y que en Japón fue traducido como Hentai seiyoku shinrigaku (“la psicología de los deseos sexuales perversos”). En adelante, y sobre todo durante los años veinte, muchos estudios psicológicos sobre las formas sexuales “desviadas” fueron acompañados por la palabra hentai. Una de las formas perversas de la sexualidad era el suicidio en pareja que, se notaba, era común en las parejas homosexuales. Esos suicidios eran etiquetados como hentai. Las lecturas médicas, que proliferaban, se volvieron, extrañamente, lectura popular entre la clase trabajadora, volviendo el hentai un concepto del uso común. Es lo que se conoce como uno de los primeros booms del hentai. Las descripciones pormenorizadas de las desviaciones sexuales y el morbo del pueblo fueron los motores de esta popularización hasta que el gobierno, en los años treinta, comenzó a aplicar medidas censoras rígidas, acto que mandó a la lectura de casos de hentai al subterráneo, caldo de cultivo de las subculturas.
A mediados del periodo Meiji (1857-1912) se comenzó a utilizar el término hentai en un sentido psicológico para referirse a lo anormal o inusual. Específicamente se refería a los casos de histeria, así como las capacidades paranormales como la hipnosis y la telepatía.
La popularidad del hentai decreció debido a una crisis en la industria papelera en 1933, obligando a los editores a recortar sus presupuestos y a imprimir muchísimos menos journals. Los morbosos nipones tuvieron que esperar hasta el fin de la guerra, momento en el que florecieron las publicaciones pulp (kasutori). Los kasutori eran publicaciones de baja calidad que trataban temas “decadentes”, como la literatura carnal. Esta decadencia servía como catalizadora de los estragos de las ciudades destruidas por la bomba atómica. Los japoneses encontraban en su lectura cierta pulsión de energía sexual, en contraste con los cadáveres de sus paisanos muertos. Es en este punto cuando hentai y el término h se comienzan a usar para llamar no sólo a los comportamientos sexuales extraños, sino también a las personas, y sería en la década de los sesenta cuando los jóvenes comenzarían a usarla para referirse al sexo. Hay que anotar que los kasutori hacían exploraciones de la sexualidad heterosexual.
Un subgénero sería el que desencadenaría el hentai como una exploración de formas sexuales homosexuales y “grotescas”. Es el hentai seiyoku (recordemos: “deseos perversos”) el que se concentra en las relaciones sexuales extrañas, como los suicidios por amor, el desmembramiento y el erotismo grotesco. Se conocen varios títulos de este tipo de literatura: Ningen tankyū (Investigación humana), Amatoria (1951-1955), Fūzoku kagaku (Ciencia de las costumbres sexuales), Kitan kurabu (El club de la charla extraña). Esas publicaciones contenían discusiones sobre “desviaciones” sexuales, como la homosexualidad, el fetichismo, el lesbianismo, el trasvestismo, la masturbación y el sadomasoquismo, escritas por médicos, lectores y diletantes. Los lectores tenían ahora la oportunidad de enterarse sobre sus intereses y sus fantasías secretas y, de paso, conocer gente afín a sus gustos. El tiempo hizo que el hentai, originalmente referido a relaciones heterosexuales, se volviera una referencia fuertemente homosexual en el Japón. También el tiempo y la tecnología convirtieron a la palabra hentai en la referencia primordial al hablar de pornografía nipona.
¿Conclusión? Simple: los cómics japoneses de contenido pornográfico se llaman h manga, no hentai. ®