La Venezuela que Sean Penn no vio

El único riesgo es que te pueden matar

Si preguntas a los venezolanos por qué ir a Venezuela es casi seguro que la mayoría te hablará de sus bellezas naturales. Con una gran sonrisa hablarán de Canaima, la Gran Sabana, Los Roques, la isla de Margarita… Claro que puedes hacerte a la idea de que Venezuela es un paraíso tropical, hasta que comienzas a notar que ese paraíso está poblado y, además, en crisis.

La mayoría de los venezolanos jamás han ido a Canaima, la Gran Sabana o Los Roques. Su poder adquisitivo no da para visitar esos lugares. Mi idea original era escribir una nota en la cual presentaría uno de los destinos antiturísticos del país, pero al empezar a investigar los lugares potenciales se hizo evidente que hay un proceso en curso por el que el país entero se está convirtiendo en un lugar al que es mejor no ir.

Recuerdo que hasta principios de los años noventa era frecuente encontrar turistas paseando por Caracas. Los veías caminando por el centro de la ciudad, visitando la casa natal de Simón Bolívar o sentados en la Plaza Altamira disfrutando de un helado. Eso era cuando la geografía estaba libre del radicalismo político al que se asocia hoy en día. Podías establecer conversaciones con extraños y sentir que formabas parte del mundo.

El cuadro ha cambiado drásticamente. Ahora verás, en el centro de la ciudad, playeras rojas por doquier (quizás ahora empieces a ver algunas amarillas, también) así como la cara del presidente Hugo Chávez haciendo metástasis por todo el espacio público. Los turistas, especialmente si son rubios, corren el riesgo de ser abusados verbal o físicamente. Si llegas a pasar la prueba inicial (recuerda responder que amas a Chávez) podrás conversar sólo del maravilloso proceso que ocurre en Venezuela. Hasta podrás tener tu visita guiada al Puente Llaguno, una esquina cercana a la plaza central, donde un local te contará la pelea de vaqueros que tuvo lugar allí “para salvar la democracia”. El cuadro es surreal y dadaísta.

En la plaza Altamira, por el contrario, verás más orden y limpieza, así como una virgen afeando la armonía de la plaza. Es probable que cuando preguntes qué hace esa estatua ahí escuches una versión menos pintoresca, aunque igual de insólita a la versión chavista. Los únicos extranjeros que notarás serán los vendedores de helados, haitianos en su mayoría. Habla con los locales, sentirás su frustración e impotencia, la sensación de que están atrapados en un lugar desconectado del resto del globo.

Lo cierto es que en Caracas ya no hay turistas. Dejaron de hacer escala cuando la violencia ya no se pudo ocultar. Con un poco de suerte verás chinos, no como turistas, sino como expatriados, pues China es ahora el principal socio comercial de este paraíso caribeño. Trabajan, por lo general, en las empresas de telecomunicaciones. Es poco probable que los veas por las calles o usando el transporte público. Lo que sí te puedes topar es uno que otro cubano. Son traídos por el gobierno, pero para trabajos de menor nivel. Muchos están tranquilos con eso. Venezuela tiene petróleo, por eso viven mejor que en su Cuba natal.

Lo cierto es que en Caracas ya no hay turistas. Dejaron de hacer escala cuando la violencia ya no se pudo ocultar. Con un poco de suerte verás chinos, no como turistas, sino como expatriados, pues China es ahora el principal socio comercial de este paraíso caribeño.

Así las cosas, los que van a Venezuela de vacaciones llegan en vuelos directos hasta la isla de Margarita, desde Alemania, por ejemplo. Incluso si llegan al aeropuerto de Maiquetía la ventaja es que no tienen que aventurarse a visitar Caracas y correr el riesgo de ser robados al salir de la zona de desembarque, secuestrados si toman un taxi por su cuenta, atracados en la autopista que comunica el aeropuerto con la ciudad… Todo esto colocaría a la capital en el tope de los destinos antiturísticos del país. Aunque ya hoy en día son frecuentes las noticias acerca de robos, atracos y asesinatos a turistas incluso en la isla de Margarita. Dudo que haya visitantes extranjeros en otros destinos del país, como Coro o Barquisimeto.

¿Te parece increíble esto? Revisa las noticias y lee las recomendaciones para quienes aún siguen pensando en visitar Venezuela. Por supuesto, toma con cuidado las opiniones de los lugareños. Los mismos que te hablarán de las cualidades paradisíacas del país dirán que la información contenida acá es falsa o, por lo menos, una exageración. Yo podría decirte que la razón es sencilla: ellos tienen que lidiar con el caos y la incertidumbre día a día. En comprensible que el uso de la fantasía sea la estrategia necesaria para sobrellevar ese horror que se extiende como cáncer (¡ups!) en todas las dimensiones de la vida cotidiana de los venezolanos. Al final tendrás que explorar por ti mismo y tomar tu decisión. Sólo ten cuidado, estamos hablando de turismo ya no de aventura, sino de alto riesgo.

Para terminar en un tono positivo, puedo decirte que tendrás unas vacaciones maravillosas en mi país si eres invitado de Hugo Chávez. Serás alojado en un hotel de 5 estrellas que no tiene nada alrededor, sólo un dispensario construido estratégicamente para ser visto desde tu habitación. Te pasearán por unos pocos lugares estratégicos y tendrás acceso ilimitado a los cuentos fantásticos del presidente —los cuales, la verdad sea dicha, pueden ser la delicia de todo aquel que esté dispuesto a obviar el cuadro más general de lo que pasa en Venezuela. ¡Anda, pregúntale a Sean Penn y disfruta de la Corea del Norte latinoamericana! ®

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Publicado en: Agosto 2011, Crónicas antiturísticas, Destacados

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