Viagra Boys comenzó 2021 como nadie y pretenden eternizar este momento cagándose en el hombro de los caporales. En estos tiempos de locura y paranoia, ¿qué más se puede hacer?
“If you don’t like it / Well, babe / I’ll see you later”, se burla el líder de Viagra Boys, Sebastian Murphy, con su ronco acento en “Ain’t Nice”, el track que abre su segundo álbum Welfare Jazz (2021). Desde sus inicios, en 2015, los seis disparatados de Estocolmo se han centrado en un post–punk muy sucio, con infusión de jazz y fechorías imprudentes arriba del escenario, rasgo que los han convertido en los chicos malos del mundillo punk.
Por mucho que ésa sea su verdadera careta, no es lo único que tienen a su favor. En lugar de jugar con personajes elegantemente dilapidados, Welfare Jazz los ve eludir una supuesta caída de su segundo álbum. Entiendo que hay una gran reinvención del sonido, a excepción de algunos ecos country —tipificados por una versión de “In Spite of Ourselves” del ya fallecido John Prine, que se convierte en un punk hoedown (paso cuadrado) con Amyl y Amy Taylor de los Sniffers—, pero para ellos ya es una versión definitiva, que suena a una reinvención de la mentalidad escocesa.
Si el debut de 2018 Street Worms fue como el hermano pequeño amante de las fiestas, Welfare Jazz es el primo acomodado y entusiasta del country que está listo para abrocharse el cinturón y no mirar atrás. Las juergas juveniles, el entumecimiento, la embriaguez y la resaca están todas en el espejo retrovisor.
Al igual que con las ofrendas anteriores de la banda, aquí se habla ni más ni menos que de sátira. Tomemos el confesionario de ruptura que se tambalea en “Toad”, casi brutal en su enfoque; la canción encuentra los roncos cumplidos iniciales de Murphy a su futura ex, completamente erosionados por las implacables afirmaciones de sus compañeros de remo de que “you don’t need no woman”. Viagra Boys se burla del atractivo de la noche pastoral sentimentalista y la danza country con chillidos de saxofón cansados, todo esto con sintetizadores de psych–funk. A pesar del pequeño desliz de esperanza que recorre cada pista, desde optimistas ritmos campestres, “Creatures” se adentra en los abismos del desastre. Las sombrías imágenes teñidas de un inframundo en el que “we don’t need to sleep” ofrecen un marcado contraste con los resplandecientes sintetizadores de la canción. Ese relleno para pista de baile alternativo que es “Girls & Boys” es un retroceso consciente a sus días de fiesta, con una explosión de disonancia al más puro estilo de Nick Cave y The Birthday Party, mientras que “I Feel Alive” es ese track motivador para despertarnos que todos necesitamos en la mañana. “¡Jesus Christ, I feel alive!”, anuncia Murphy en esta oda a la sobriedad, que también es un himno a la positividad.
Entre atravesar la sobriedad, el final de las relaciones, “be a jerk” —como dijo Murphy en una declaración reciente— y, extrañamente, el amor por los perros, Viagra Boys comenzó este 2021 como nadie, y aparentemente pretenden eternizar este momento: cagándose en el hombro de los caporales. En estos tiempos de locura y paranoia, ¿qué más se puede hacer? ®