Ama y deja amar

El matrimonio igualitario como principio del camino hacia la diversidad

Crear una sociedad que reconozca la igualdad, en la que aquellos factores que nos hacen diferentes sean respetados y no ignorados, pues cada persona en este mundo es única e inigualable.

Los mismos derechos…

En julio de 2010, Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en reconocer el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo a escala nacional. Todos los derechos y obligaciones que deriven de la unión marital aplican para todas las uniones, sin importar su orientación sexual o composición.

Este hecho fue el primer paso hacia una sociedad igualitaria y justa. El debate comenzó en la Argentina a partir de la campaña nacional por la igualdad jurídica lanzada por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, bajo la consigna “Los mismos derechos, con los mismos nombres”.

Iniciativas como éstas abren camino a una sociedad que respete que no todos somos “iguales” y que el amor se puede representar a través de la unidad de personas del mismo sexo. Por lo tanto, la democracia supone convivir con aquellas personas con una orientación sexual diferente, por más que se esté de acuerdo o no.

Se trata de crear una sociedad que reconozca la igualdad, en la que aquellos factores que nos hacen diferentes sean respetados y no ignorados, pues cada persona en este mundo es única e inigualable. Todos poseemos diferentes cualidades, formas de pensar y sentir, que nos hacen ser quienes somos.

En relación con esto, la democracia se construye entre todos, con el fin de que ésta pueda crecer, establecerse y ser positivamente efectiva. Para ello es necesario sostener actitudes de tolerancia, para que cada persona pueda amar y ser amado sin importar el sexo, la raza, religión y demás.

La sanción del matrimonio igualitario conlleva a una confianza generalizada de aquellas personas que tienen una orientación sexual diferente.

Franco y Norberto.

Franco Padilla convive con su pareja Norberto hace años y nos cuenta sobre su experiencia. Nuestro entrevistado comenzó definiendo al matrimonio igualitario” como “el comienzo hacia la posibilidad de ser todos iguales”.

Franco conoció a su pareja a través de una página gay, por medio de la cual acordaron un encuentro en la ciudad de Santa Fe capital y, después de varios encuentros, Norberto decidió irse a vivir con él a la ciudad de Buenos Aires.

Su relación fue positiva desde el comienzo, aunque a Norberto le fue difícil blanquear la situación con su familia. Y si bien no han sentido discriminación por parte de su entorno, ambos sostienen que aún faltan varios factores para seguir avanzando. En relación con esta situación fueron destacados conceptos como la adopción y la poca iniciativa de las charlas en los colegios. Pues una situación controvertida que surge hoy es la de la adopción, factor que ya se encuentra en un estado de parálisis en la sociedad argentina y más aún para aquellas parejas del mismo sexo.

Si nos remontamos al concepto de adopción, entendemos que “es el sistema que les permite a las niñas, niños y adolescentes tener una familia que les brinde afecto y cubra sus necesidades materiales cuando no lo puede hacer su familia de origen”. Un concepto que simplemente abarca la posibilidad de brindarles amor a jóvenes que lo necesiten por sobre todo. Es por esta razón que no tiene lógica que una pareja del mismo sexo no pueda cumplir con este requisito.

La realidad es que la sociedad comete un acto de discriminación aún mayor contra las parejas del mismo sexo que quieren ser padres.

Con base en esta problemática nos planteamos la necesidad de que ningún joven quede desamparado, sin hogar, sin amor y contención, y que tengan la oportunidad de ser adoptados por un matrimonio tanto hetero como homosexual. Es por esta razón que Franco se pregunta: “Cuántos chicos vemos por día en las calles abandonados y sin hogar, que podrían gozar de una familia hermosa sin importar las elecciones sexuales de sus padres”.

Finalmente, en relación con las charlas, destacó la necesidad de hablar en los colegios sobre la discriminación, el bullying y las elecciones sexuales que cada persona puede tomar y escoger en su vida, con el fin de que cada niño, niña y adolescente salga al mundo preparado para enfrentarse a estos factores.

Otra historia es la de Andrea Heredia y Liliana Mora, quienes fueron la primera pareja de mujeres que se casó en la ciudad de San Lorenzo.

Andrea y Liliana.

Andrea dice: “Para mí la igualdad tiene que ver con oportunidades y derechos, con lo esencial del ser humano, más allá de cualquier condición, situación o realidad que lo atraviese”.

Ellas están juntas desde 1992; en ese momento Andrea tenía dieciocho años y Liliana veintiséis. Se conocieron en la escuela municipal de teatro, en Rosario. Ambas son rosarinas y vivieron juntas varios años en esa ciudad, hasta que se fueron a vivir a San Lorenzo, por la cercanía con la hermana de Liliana, que vivía en la ciudad, y la posibilidad de construir una casa. Están en San Lorenzo desde 2004.

Andrea destaca que siempre fueron muy afortunadas en relación con sus vecinos desde el primer momento en que se inició la construcción. Por otro lado, habla sobre la relación que ambas tienen con sus respectivas familias:

Desde el principio planteé lo que sentía y quién era Liliana en todos mis ámbitos. Para mí nunca fue un tema tabú o que fuera más importante o interesante que otras partes de mi personalidad. Nunca me definió mi homosexualidad, siempre sostuve que soy muchas cosas junto con mi modo de definir mi sexualidad; soy la que disfruta la naturaleza, ama leer, le gusta el arte y no le pone azúcar al mate, la que siempre está dispuesta a salir al parque y la que tiene un carácter de mierda. Entonces todo eso me hace diferente y tan igual al mundo.

Andrea dice que sus relaciones de vida siempre estuvieron definidas por gustos compartidos o formas de pensar la sociedad, donde en el camino han aparecido personas de “todos los colores”. Dice que “para Liliana siempre fue más difícil, nunca lo habló con su familia. Con sus papás nunca lo habló y fue algo que se suponía, pero no se decía. Pudo hablar con su hermana y sus sobrinas recién en 2011, cuando nos casamos y fue amorosamente escuchada y respetada”.

La decisión de casarse no fue ni romántica ni vinculada con la causa, fue más de índole personal. Para Liliana fue reconocer y normalizar una liberación que pudo hacer porque tenía un marco legal, como si a partir de esa ley nadie tuviera posibilidad de juzgarla.

En relación con la discriminación que muchas parejas homosexuales sufren, destacó que nunca sufrieron esa problemática:

Como pareja nunca nos sentimos discriminadas, pero la realidad también es que el miedo de Liliana nunca dejó que camináramos de la mano o nos abrazáremos en público, pero en general en los ámbitos que nos hemos movido nunca no han hecho sentir apartadas. En la infancia y adolescencia de Liliana sí fue discriminada y señalada por su grupo y gente de su barrio, lo cual generó en ella muchas inseguridades.

Por otro lado, dijo que la decisión de casarse no fue ni romántica ni vinculada con la causa, fue más de índole personal. Para Liliana fue reconocer y normalizar una liberación que pudo hacer porque tenía un marco legal, como si a partir de esa ley nadie tuviera posibilidad de juzgarla. Y para mí fue una posibilidad de darle un marco legal a nuestra relación, a partir de esos derechos. En verdad lo que yo veo como positivo después del casamiento es la cercanía y el afecto compartido con mi cuñada y sus hijos. Finalmente, dijo:

Me parece que, como sociedad, hemos construido muchos cambios que nos conducen hacia la diversidad. Aunque aún nos falta mucho para que esa igualdad sea naturalizada y no sólo filosofada, pero creo que las generaciones más jóvenes tienen el camino claro. Cada una de estas pelea y construye desde su realidad sociopolítica cada conquista, por mínima que sea, y crea una base para el futuro. Lo que nos debe unir es la concepción de un mundo más justo en su totalidad, con base en los valores que compartimos para amar.

A modo de conclusión resaltamos esa iniciativa, que remarca el resultado positivo de tantas luchas, de personas que sólo eligen amar con libertad. Finalmente, amen y dejen amar: “Love is love”. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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