Celuloide catarsis

If yes, okay, de Dick Verdult

Aparentemente, If yes, okay (2023) de Dick Verdult —mejor conocido en el extrarradio sudamericano como “Dick el Demasiado”—, es una comedia negrísima que retrata a una familia asquerosamente burguesa y egoísta que vive en un salón de espejos.

Lola Koppen en If yes, okay.
La cabalgata es
un verdadero deporte
cristiano.
If yes, okay, Dick Verdult

Like a virgin
touched for the very
first time.
—“Like a virgin”, Madonna

El ilusionismo es un arte de ingenio y espectáculo, en donde el ilusionista produce artificialmente una distorsión de la realidad a través de una serie de efectos que parecen inexplicables.

Los primeros antecedentes sobre el ilusionismo provienen del antiguo Egipto. El primer documento que refleja un acto de ilusionismo como tal es el Papiro Westcar (Papiro de Berlín 3033), un conjunto de cinco relatos mágicos: historias de milagros dispuestas en doce columnas de escritura hierática; narraciones como las de la historia de Imhotep; la historia del cocodrilo de cera; la historia del colgante turquesa; la historia de Khufu y el mago y la historia del nacimiento de los tres faraones. En él se retrata también cómo el mago Dyedi lleva a cabo una serie de acontecimientos de magia, presentados ante la corte real de Keops.

En el siglo XVIII a los magos se les consideraba ya como hombres de ciencias; en esta época ellos comenzaron a usar la electricidad en sus espectáculos para la ampliación de sus repertorios, acompañados de otros adelantos científicos. En el cine, la electricidad es una fuerza de apoyo, una energía de sustitución. El cine existe porque existe la electricidad. La electricidad es magia. La magia es vida. Electricidad, magia y vida, triple combinación de la que nace ese Frankenstein que es el cine.

Aparentemente, If yes, okay (2023) del director Dick Verdult (Eindhoven, 1954) —mejor conocido en el extrarradio sudamericano como “Dick el Demasiado” por su ingeniosa labor en la cumbia experimental y el arte multidisciplinar—, es una comedia negrísima que retrata a una familia asquerosamente burguesa y egoísta que vive en un salón de espejos. Amy, la hija de quince años, intenta escapar de la presión de ese ambiente tóxico, transformando su vida en un capricho extravagante: un teatro ponzoñoso al puro estilo kabuki. Pero hay un movimiento en la mano del ilusionista que no puedes advertir, una estrategia, un truco que altera el argumento, la percepción que el espectador tiene de la película. Es en ese momento cuando la historia comienza. If yes, okay es gimnasia para el cerebro.

Hace treinta años Dick Verdult se encontró con una mujer en una galería de libros de arte. Ella no parecía encajar en aquel contexto; al menos, ésa fue su impresión, hasta que alguien le dijo que la mujer había traducido el Locus Solus (1914) de Raymond Roussel —un viaje que conduce por parajes extraños e inverosímiles, cerca del punto de inicio donde se unen todas las aventuras del mundo—. Dick sabía que era un libro insólito que uno sólo se atreve a “entrar si se encadena y tira la llave”, porque es una obra sumamente difícil. El ahora director de If yes, okay le preguntó a la mujer cómo había logrado traducir al holandés aquel manuscrito, con ese francés pedante lleno de homónimos. Ella le respondió: “Lo leí dos veces seguidas y luego escribí mi propio libro”. Su traducción es magistral.

“Y un poco lo pienso con If yes, okay, que es densa, pero da material de ejercicio psicológico, para que cada uno de los que la absorben lea su propia traducción; yo diría que podría traducir esa película de muchas maneras, según el día”.

En una primera lectura, If yes, okay se me asemejaba a la historia de Fitzcarraldo (1982), filmada por Werner Herzog, sobre un excéntrico amante de la ópera que está obsesionado con construir un teatro en plena selva amazónica; acá tenemos a la hija (Lola Koppen) de una familia patricia que trata de montar una obra kabuki —colmada de mucho acidrealism— en plena decadencia de la burguesía. Pero, claro, los caprichos son distintos; el de Brian Sweeney Fitzgerald es una pasión desbordada, él quiere algo a costa de todo; el de Amy es completamente punzante, sus observaciones sobre la familia y la burguesía son de una acidez terriblemente lúcida. Fitzcarraldo anhela románticamente el deseo, la hija lo regurgita, vomita sus propias obsesiones (una bella forma de darle una bofetada a Herzog).

En la película Lola termina orinándose en un bolso Louis Vuitton. Koppen, a quien Dick describe como un “alma vieja”, tras hacerle la propuesta de participar en la cinta, por medio de correo electrónico, la pequeña contestó: “Siempre me quise mostrar al mundo”.

A fin de cuentas, es como arrojarles margaritas a los puercos. Fue Mateo, en el capítulo siete de su evangelio, quien dijo: “No deis lo sagrado a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que vayan a pisotearlas con sus patas y vueltos hacia vosotros os despedacen”. Esta cita del recaudador de impuestos cristiano podría definir bien este filme, que ha sido proyectado en Argentina, en salas como Multiplex Lavalle, Lorca y Cosmos dentro del marco del 24 Buenos Aires Festival de Cine (BAFICI), y en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam (IFFR). El personaje de Lola Koppen es una polluela de gallina ciega, buscando alimento en un estercolero.

Con Ekaterina Levental, quien es una afamada arpista y cantante mezzosoprano, Dick Verdult ya había trabajado con anterioridad en la película Viva Matanzas (2018). Ekaterina colabora en ambas películas como actriz incidental, mientras que Lola Koppen es una artista que aún no cumple la mayoría de edad y cuyo primer trabajo fue If yes, okay. Dick tenía algo de miedo al realizarle un casting, le tenía aprensión a las madres de las chicas de quince años, que se meterían a controlar y neurotizar todo, pero, finalmente, acabó por escoger a Lola como protagonista, ya que se la había aconsejado una amiga. En la película Lola termina orinándose en un bolso Louis Vuitton. Koppen, a quien Dick describe como un “alma vieja”, tras hacerle la propuesta de participar en la cinta, por medio de correo electrónico, la pequeña contestó: “Siempre me quise mostrar al mundo”. Al final, se quedó ella. Dick iba pidiéndole algunas líneas en video, a través del teléfono móvil, y Lola ya estaba completamente dentro del personaje. “Era una actriz muy rock & roll”, confiesa Dick Verdult. Escribo esto porque gran parte del mérito de If yes, okay se lo lleva Lola Koppen, sin duda. Su actuación es apoteósica.

If yes, okay es una verdadera representación de cómo Dick Verdult ve las cosas, no es que esté contándose algo a sí mismo, imaginándose algo a la par de la realidad. Él lo ve así: “Ni siquiera pienso que estoy alucinando, yo creo que, efectivamente, esas combinaciones tan ridículas y poco previstas están ahí todo el tiempo. No es un intento de ser vanguardista sino del automatismo de un lenguaje que la gente considera inusual”.

El filme es un juego de cuerdas flojas entre un idioma convencional con bisagras a lo grotesco, y te encuentras rebotando todo el tiempo en ese trapecio. Entre esos rebotes, tienes que orientarte tú mismo, para encontrar el compás de la historia. Es un ejercicio de manipulación. Recuerden siempre que la otra mano del mago ya ha realizado un movimiento que en el siguiente asalto te dejará tendido.

If yes, okay es una película ultra–punk, de la manera más violenta, porque no solamente le dice “fuck you” al contexto de la riqueza, sino también al idioma del cine. La cinta es un fanzine en ese sentido, un fanzine súper–elaborado. Confunde, porque no cumple con los clichés de lo posible. “Todos los clichés sostienen una mentira”.

Es importante mencionar aspectos técnicos de la cinta, como lo es el sonido —“los sonidos, escuchados con atención, van definiendo un espacio”, diría John Cage—, que corrió a cargo del holandés Kees de Groot, quien también ha trabajado en la serie de TV Dag & Nacht (2023). Dick me cuenta en entrevista que

no sólo es un buen sonidista, es asimismo un muy buen compañero del camarógrafo, es decir, dentro del equipo además de concentrarse en el sonido y de estar siempre a la sombra —para no estorbar el encuadre—, es un gran apoyo para el realizador. Cuando hace mucho calor saca un paraguas de su camioneta y lo sostiene sobre la cabeza del camarógrafo, cuando ve que éste se tiene que inclinar le da un apoyo con su cuerpo, cuando ve que el camarógrafo tiene que moverse durante una toma, cuida que no se tropiece con cosas.

Dick Verdult realizó todos los segmentos musicales de sub–consciencia, las canciones y el score. Lo ejecutó todo durante las noches de edición. Es por eso que en la película se escucha esa mezcla (sound–design) como un verdadero equilibrio sonoro, a la par del trabajo del editor (Peter Boonstra) y del sound mixer (Jeroen Goeijers).

La Real Academia de la Lengua Española define el término catarsis como un efecto purificador y liberador que causa la tragedia en los espectadores suscitando la compasión, el horror y otras emociones. Eso es lo que precisamente yo sentí tras ver If yes, okay. Fue lo más parecido a una sanación con medicina ayahuasca, dietando en el Amazonas de la mano de un taita. Los efectos de la medicina ayahuasca se definen en tres fases de visiones, sensaciones y pragmatismos físicos, metafísicos, mentales y espirituales, descritos como el reino del águila, el reino del jaguar y el reino de la serpiente. If yes, okay es lo más parecido a ingresar en este último, el más denso de todos, la cuarta dimensión, el mundo astral. En esta fase las visiones se tornan oscuras temáticamente; pero lo más importante es que se trae información del inconsciente al consciente. Un día un chamán me dijo que en esta fase podías sacarte la lotería, porque puedes llegar a ver la raíz de todos tus problemas. Con If yes, okay me saqué el premio mayor. Las artes deben perturbar, producir un cambio de consciencia.

El ilusionista, el mago que el sistema aísla y rodea con atributos negativos, se convierte aquí en prueba de una alteridad fecunda. El yo del tiempo y el espacio frente a la butaca se intuye a sí mismo y salta sobre sí, situándose fuera, sustrayéndose en otro yo trascendente. Pero entre el yo contingente y el yo Demasiado queda abierta una zanja donde yacen las cualidades de lo temporal, y todas las limitaciones de la existencia. Esta cinta es la nada que lo es Todo. Si es así, está bien. ®

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Publicado en: Cine

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