Diego, te aburriste de nosotros

En el cielo y en el infierno

Nos volviste locos, viviste cien años en sesenta, nos alargaste la vida, y acortaste la tuya. Acá lograste todo, ya no te queda nada.

Cartel de la Iglesia Maradoniana.

Anoche no pude dormir, me resultó raro, siento que todavía no caigo. No estoy angustiado, tampoco tengo muy en claro qué es lo que pasa adentro mío. Sólo hay algo que no cuadra.

“Dios está muerto”, tituló L’Équipe, el diario deportivo francés. Increíble. Un puñal directo al corazón. Una manera simple, con una frase de tres palabras, resume lo que pasó el 25 de noviembre de 2020. Lo siento mucho por la gente que cumplía años en esa fecha, lo festejaremos un día después. Un tiempo después.

Todavía me acuerdo de cuando, siendo muy pequeño, le pregunté a mi papá: ¿De verdad era tan bueno Maradona? “Uf, increíble”. La respuesta no fue más que eso, corta. Pero vi algo muy loco en mi viejo, había algo que me quería explicar y que no sabía cómo. Al margen de que yo era un nene y no iba a entender mucho, él me quería dar una respuesta y no encontraba la manera. Mi vieja, desde la cocina, sacudió: “Cuando se ponía la de Argentina, transmitía algo que no se puede explicar”. La mujer lo hace más certero, a nosotros nos cuesta un poco más. Pero, al fin y al cabo, me hizo entender que mi viejo no iba a poder decirme nada, porque lo que quería responderme era justamente lo que Diego generaba.

No fuiste sólo fútbol, fuiste pueblo y caribe, fuiste rey y mendigo, fuiste el último soldado de Malvinas, que esquivó las balas y que robó la bandera.

Me cuesta muchísimo escribir en pasado, no quiero, no me gusta. Siento que me estoy equivocando. Tardaré meses en acostumbrarme, porque en mi cabeza seguís vivo. En la mía y en la de todas las personas que te aman. Nunca te vamos a dejar ir, y te pido perdón por eso, pero es tu culpa. Algunos no toman dimensión de lo que hiciste, y quienes piensen que escribo y siento esto sólo porque amo el fútbol están muy equivocados. No fuiste sólo fútbol, fuiste pueblo y caribe, fuiste rey y mendigo, fuiste el último soldado de Malvinas, que esquivó las balas y que robó la bandera. Hay una frase que dice “Muere quien es olvidado” y yo a vos nunca te voy a olvidar.

Te entiendo, te cansaste. No era tan fácil ser Maradona, era un poco más fácil ser Diego. Entiendo que nunca te dimos paz, que nunca encontraste el apoyo que necesitabas, que fuiste un títere para personas que solamente te usaron, entiendo que no hayas aguantado más. Yo hubiese preferido que te quedaras porque no quiero llorar más. Pero si esto fue por vos, no voy a quejarme. Nos volviste locos, viviste cien años en sesenta, nos alargaste la vida, y acortaste la tuya. Acá lograste todo, ya no te queda nada. Porque siempre hiciste lo que quisiste, no lo que esperaban los demás. Por eso, sé que te fuiste por elección propia, te aburriste de nosotros. Ojalá los de arriba te amen tanto como te amamos acá. Te ganaste el cielo, la tierra y el infierno. Anda a donde vos quieras, Pelusa, acá no te vamos a olvidar nunca. Los dioses nunca mueren. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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