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El mundo subterráneo de las novelas de fantasías militares chinas

Después de la fundación de la República Popular China en 1949, las novelas de fantasía y de ficción científica se vieron fuertemente guiadas por la ideología comunista. La meta de estas obras se transformó en describir “el futuro de la sociedad comunista, libre de la lucha de clases y dedicada a la reconciliación de la humanidad y la naturaleza”.

China, hacia el futuro.

China, hacia el futuro.

Es el año de 2049. El desarrollo económico de China ha trastocado tanto a los otras grandes potencias que los Estados Unidos, Japón y Rusia forman una alianza para invadirla. Feroces batallas estallan en las planicies del noreste de China, donde las tropas japonesas y los jets de combate estadounidenses rodean a la infantería china. La armada china, tomada por sorpresa y sin importarle nada, escenifica un glorioso contraataque con una formación de tanques levitadores, empleando una estrategia basada en lecciones aprendidas de la guerra antijaponesa y de la guerra de resistencia a América (mejor conocida en Occidente como Segunda Guerra Mundial y Guerra de Corea, respectivamente).

Esta es la línea argumental de La última contraofensiva, una novela serial publicada en Blood and Iron Reading, un portal de literatura militar china. En una de sus últimas partes, publicada el pasado 2 de mayo, hackers financiados por el gobierno de Estados Unidos han infiltrado la red interna del ejército chino, y accidentalmente, han lanzado un misil nuclear chino dirigido hacia aquel país. El perfil anónimo del autor en línea dice que es un coronel retirado del Ejército Popular de Liberación y actualmente oficial a cargo de operaciones y reconocimiento en la 12ª División Armada en el 21º Grupo del Ejército en China. Bajo el seudónimo de “el Oficial del Viejo Personal”, que usa en línea, declaró a Foreign Policy (FP), en una entrevista manejada a través del sistema chino de mensajería QQ, que él “disfruta la sensación de dejar volar [su] imaginación”. Pero Li, como yo lo llamo, cree que lo que él está escribiendo ahora quizás llegue a suceder. En un blog, correspondiente a abril, explicó sus pensamientos para el libro: “El mundo acorrala a China y la ataca por todos lados. ¿Es esto posible? ¡Sí!”

Las novelas siguen uno de dos patrones distintivos. La mayoría toma lugar en el pasado, a menudo durante periodos donde China sufre una serie de invasiones traumáticas. “En China, la ficción científica demuestra la esperanza de las personas de trascender la realidad, y la realidad es que China casi siempre pierde”.

Hay miles de novelas de fantasía bélica chinas en internet, demasiado delicadas para ser publicadas en forma de libro, circulan en blogs y en portales como Blood and Iron Reading. La mayoría de ellas decaen, pero las más populares son leídas millones de veces. Mientras la pujante China batalla para definir sus aspiraciones militares, y mientras el extenso aparato de propaganda del país alienta a los ciudadanos a que definan su versión del vago slogan del presidente Xi Jinping, “El Sueño Chino”, estas novelas de fantasía militar proveen una profunda percepción de cómo lucen las ensoñaciones de guerra de los chinos.

Las novelas siguen uno de dos patrones distintivos. La mayoría toma lugar en el pasado, a menudo durante periodos donde China sufre una serie de invasiones traumáticas. “En China, la ficción científica demuestra la esperanza de las personas de trascender la realidad, y la realidad es que China casi siempre pierde”, dice Wu Yan, profesor de educación en la Universidad Normal de Pekín y estudioso de la ficción científica china. (Las novelas de fantasía militar encajan en este género, aunque comparadas con otra ficción especulativa, tienden más a enfocarse en las relaciones internacionales y menos en la tecnología.) Algunas de las novelas presentan personajes modernos que viajan al pasado para defender a China de la humillación. En 1894: China se levanta, un hombre de negocios fracasado se ve lanzado de regreso a 1883, al principio de la guerra franco-china, donde se convierte en un general del ejército y vence a las fuerzas invasoras francesas. Otra novela, Resistan a Japón y expulsen a los piratas japoneses, cuenta acerca de un mayor de la armada que regresa a la guerra antijaponesa, y, pertrechado con la tecnología actual, conduce a las fuerzas japonesas fuera de Manchuria. Otras novelas, como El último contraataque, se desenvuelven en el futuro cercano, cuando el crecimiento en fortaleza económica y militar de China da la pauta para que otras potencias mundiales la contengan por medio de un conflicto armado. De cualquier modo, China siempre sale airosa de estas amenazas, ya sea por medio de ingeniosas estrategias militares o armamento avanzado, y eventualmente, gana el respeto y el prestigio que merece en el escenario mundial.

El escritor chino Han Song piensa que China ya parece un país de ciencia ficción. Ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. Foto © U.S. Army/Tim Hipps.

El escritor chino Han Song piensa que China ya parece un país de ciencia ficción. Ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. Foto © U.S. Army/Tim Hipps.

Li rechazó entrar en más detalles acerca de su proceso de pensamiento, diciendo que “no necesita fama”, pero mencionó su admiración por Caspar Weinberger, el secretario de Defensa de Ronald Reagan, y su libro La guerra siguiente. Publicado en 1997, imagina conflictos regionales que surgen de los Estados Unidos, “verdaderas perlas” en despliegues militares, incluyendo una donde una guerra nuclear irrumpe en la península coreana y China se apodera de la oportunidad de conquistar Taiwán. “Cualquiera que estudie la guerra debería recordar a Weinberg”, dice Li.

Las fantasías militares son únicamente un subgénero dentro de un vigoroso y mucho más grande mercado de libros de tema bélico en China. No es como en Estados Unidos, donde Tom Clancy puede imaginarse un escenario donde Washington ataca Pekín, algo como esto la censura china lo vuelve imposible de publicar como un libro. “Los editores me dijeron que cualquier novela que describa guerras entre diferentes países están estrictamente fuera de la norma”, dice Zheng Jun, un escritor y agente de ficción científica independiente radicado en Chongqing, que ayuda a publicar cerca de cien libros de ese género cada año. China “solamente puede pelear con extraterrestres o con un país ficticio”, dice. La última y más grande edición permitida de novelas de fantasía militar en forma de libro fue The Golden Bullet Series, en 2003, que se enfoca en conflictos entre seres humanos y extraterrestres o terroristas no identificados.

Esas restricciones han llevado a los escritores de fantasías bélicas a publicar su trabajo en línea, donde la censura es menos estricta. Blood and Iron Reading, la más grande plataforma web de literatura con temática militar, provee cerca de 2,500 novelas de este tipo para descargarlas gratis, y alardea con un estimado de 30 millones de visitantes únicos por mes. Se le llamó así a causa de un famoso discurso pronunciado por el canciller alemán Otto von Bismarck en 1862 acerca de la unificación de los territorios alemanes. “Bismarck es una figura popular entre los militares aficionados chinos”, dice Jiang Lei, el fundador del website, en una entrevista de 2012 con la revista china People Weekly.

China tiene una larga tradición de narrativa de fantasía, desde la novela del siglo XVI Viaje al Oeste, que trata de un chango que pelea con demonios, hasta la colección de historias de fantasmas del siglo XVIII Relatos extraños de un estudio chino. Pero la tradición de utopías/distopías prevaleciente en la ciencia ficción occidental es más corta en China —la primera obra mayor en explorarla fue el libro aparecido en 1902, El futuro de la nueva China. Escrito por el prominente maestro de principios del siglo XX Liang Qichao, el libro imagina a China en 1962, cuando ha logrado una democracia constitucional. Los escritos de Liang sobre la necesidad de un cambio radical en China tuvieron una grande influencia en Mao Tse-tung, quien adquirió la idea de construir un futuro hipotecado en el presente. (Como sea, el mandatario no estuvo muy interesado en la democracia constitucional).

La tradición de utopías/distopías prevaleciente en la ciencia ficción occidental es más corta en China —la primera obra mayor en explorarla fue el libro aparecido en 1902, El futuro de la nueva China. Escrito por el prominente maestro de principios del siglo XX Liang Qichao, el libro imagina a China en 1962, cuando ha logrado una democracia constitucional.

Después de la fundación de la República Popular China en 1949, las novelas de fantasía y de ficción científica se vieron fuertemente guiadas por la ideología comunista. La meta de estas obras de literatura se transformó en describir “el futuro de la sociedad comunista, libre de la lucha de clases y dedicada a la reconciliación de la humanidad y la naturaleza”, escribe Wu, erudita china en esa materia en un ensayo titulado “Planeta de la Gran Muralla: Una introducción a la ficción científica china”. En una entrevista citó la historia “Una fantasía del comunismo”, establecida en el año 2000 y escrita en 1958, durante el Gran Salto Adelante. En ella, un trabajador visita Pekín para reportar su progreso y conoce a un Mao presidente de 107 años de edad en medio de “jardines abundantes de vegetales” e “industrias automatizadas que producen cientos de miles de toneladas de acero cada día”.

Estas novelas siempre han estado ligadas a la exploración de la identidad nacional china. “Los escritores chinos de ficción científica han estado soñando con el Sueño Chino desde el final de la dinastía Qing”, escribió Han Song, uno de los escritores de ese género más conocidos, en un blog. “Ahora, tenemos la responsabilidad de soñar un mejor sueño”, haciendo eco del slogan de Xi, que describió como “la gran renovación de la nación china” —a menudo interpretada como el regreso del siglo XVIII o del siglo VIII chinos, cuando la nación dominaba asuntos mundiales.

Cyberpunk china. Imagen: cyberpunksnotdead.wordpress.com.

Cyberpunk china. Imagen: cyberpunksnotdead.wordpress.com.

Muchas novelas de fantasía bélica usan la historia como un espejo para el autoexamen. Un gran número de ellas retratan a los chinos como guerreros feroces y valerosos incapaces de achicarse frente a armas y tropas extranjeras —muy distinto a como se sienten respecto a sí mismos. “Los así llamados chinos modernos son en realidad los chinos que siguieron a la dinastía Qing, castrados en su espíritu marcial”, escribió Li en otro blog. A menudo, por debajo del barniz del orgullo nacional fluye una corriente subterránea de autoexaminación y crítica. La novela de Han, Estrella roja sobre América, retrata a Estados Unidos en las violentas punzadas y espasmos de una revolución cultural, donde bandas de maleantes constituidas por estudiantes estadounidenses pelean batallas en las saqueadas zonas rurales del país. China es la primera superpotencia mundial, y un terremoto ha hundido a Japón, borrándolo del mapa. El protagonista, un chino jugador de Go y enviado diplomático, trata de regresar la civilización a un Estados Unidos hecho pedazos. En la superficie, la novela describe a una China del futuro poderosa y a una América en decadencia —pero otra manera de leerla es como una sutil reconvención de la debilidad del régimen chino y la xenofobia durante su propia revolución cultural.

Otro tema común que corre a través de los libros es China forzando al mundo —algunas veces con violencia— a volverse más armonioso. El motivo está presente en El futuro de la nueva China, de Liang, que se desarrolla en una conferencia internacional en Shanghai, en donde países de todo el mundo acuden a pagar tributo a China, igual que en obras recientes como Estar contigo, acerca de un grupo de siete hombres que encabeza a la humanidad en la resistencia contra una invasión de extraterrestres. “Los escritores de ficción científica chinos están a menudo preocupados con la sensación de que el mundo debería estar unido”, dice Wu. “Pero parece que siguen sintiendo a China marginada, no incluida en el orden mundial”. A través de la historia, dice Li, China con frecuencia ha evocado sospecha y hostilidad a la distancia. “La más grande fortaleza de China yace en su población gigantesca, que es la mayor razón histórica de por qué llegó a ser conocida como la Amenaza Amarilla”.

En Estados Unidos, el término Amenaza Amarilla se originó a finales del siglo XIX y se refería a los supuestos peligros que representaban los inmigrantes chinos que trabajaban en países occidentales. En China el término es más vasto, se refiere al prejuicio y la opresión que los chinos experimentaron en las manos de los poderes imperialistas de Occidente. El más conocido uso reciente del término es el título de una novela distópica de 1991 del escritor disidente radicado en Pekín, Wang Lixiong, que es quizás también la novela mejor vendida de fantasías bélicas china (aunque mayormente en ventas internacionales —fue prohibida en China). Amenaza Amarilla imagina una guerra civil que estalla en China después de la masacre del 4 de junio de 1989 en la Plaza de Tiananmen, liberando a cientos de millones de refugiados chinos que causaron disturbios políticos en todo el mundo por su cantidad abrumadora.

“Los escritores de ficción científica chinos están a menudo preocupados con la sensación de que el mundo debería estar unido”, dice Wu. “Pero parece que siguen sintiendo a China marginada, no incluida en el orden mundial”.

Al igual que 2066, de Han, muchas novelas de fantasía militar china manejan la destrucción de Japón. La novela más popular en Blood and Iron Reading se titula Guerra chino-japonesa. El prólogo a la Tercera Guerra Mundial, que ha tenido más de 140 millones de visitas. Gao Yan, una jovencita que creció cerca de un campamento militar, la comenzó en 2005 con el seudónimo de “La última defensora de los principios”. El libro concibe una guerra entre China y Japón a gran escala en la primera década del siglo XXI, encendida por un choque naval entre Japón y Taiwán cerca de las disputadas islas Diaoyu, que los japoneses llaman las Senkakus. “El inicio de la novela es fuerte y realista”, escribió un lector en una reseña. “Siempre ha habido poca confianza y comunicación entre nosotros y esos tipos en ese archipiélago [Japón]. Nunca es difícil de imaginar el odio entre los dos pueblos.” En el prefacio a la novela Gao escribe que ella piensa que una guerra entre China y Japón es inevitable: “China solamente se convertirá en una superpotencia después de que haya empujado a Japón —el obstáculo— a un lado”.

Cerca de la mitad de los dramas de televisión chinos hechos en 2012 demuestran la misma animadversión: se llevan a cabo durante la Segunda Guerra Mundial, con niveles caricaturescos de violencia contra los japoneses: los soldados chinos lanzan con fuerza granadas que derriban jets de combate japoneses y despedazan japoneses por la mitad con sus propias manos (visualice una toma de Bastardos sin gloria, sin ironía, con japoneses en el lugar de los nazis, y se dará una idea).

Fantasías militares. Imagen: cyberpunksnotdead.wordpress.com

Fantasías militares. Imagen: cyberpunksnotdead.wordpress.com

La frustración contra el ejército chino es otro tema común. Cuando FP menciona el rápido desarrollo del armamento chino y de su milicia a Li, él dice: “Sí, pero nunca la usamos”. Durante las protestas antijaponesas en agosto de 2012, otro escritor de novelas de fantasías bélicas que publica con el nombre de “Café Humeante” ventiló un sentimiento similar en su cuenta de Weibo. “El coraje chino sobre la disputa de las islas Diaoyu no es suficiente para comenzar una guerra, además sigue siendo reprimida por el Estado”, escribió. “Quiero preguntar, ¿por cuánto tiempo más será reprimida?

En su blog Li describe la época cuando China era atacada por fuerzas aliadas al final de la dinastía Qing, y dibuja nítidos paralelismos con el presente. “En una palabra”, escribe, “pensar en una guerra en donde China es atacada por todos lados es extremadamente necesario”. ®

Tomado de Foreign Policy. Traducción de Gabriel Valtierra.

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Publicado en: Entre la ciencia y la ficción, Junio 2013

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