El Chilango, el Gran Chairo

Los menesteres del ocio, II

El obradorismo es chillante, corriente y barato como una mercadería china que se expende en los vagones del metro, en los autobuses suburbanos y en los tendidos de las aceras por unos pesos, los que sobran de una pensión del bienestar.

Escena de «El misterioso viaje de Homero», perteneciente a la octava temporada de Los Simpson, 5 de enero de 1997.

El Gran Chairo. Dicen que son treinta millones: ojalá leyeran libros, pues harían de la industria editorial una de las ramas más opulentas y pudientes de la economía nacional. Si se bolearan los zapatos una vez por semana, reactivarían con este simple acto los índices macroeconómicos, sobre todo en las grandes urbes como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. (Por cierto, ya que se descubrió que el antiguo nombre de Mictlán–Tenochtitlán fue Meztitlán, sería bueno que los chilangos adoptaran este nombre: Ciudad de los Mestizos, con su correspondiente apellido, naturalmente: Meztitlán de Cortés. He aquí una modesta proposición para conmemorar el quinto centenario de los ídolos a nado y del arrasamiento de aquellas viejas mitologías…)

Y aunque parezcan violentos y atrabiliarios, tal vez sean sólo como la Oruga Gritona de Los Simpson: criaturas indefensas, dependientes, a un tiempo paternalistas y edípicas. Indefensas pero no inofensivas: acechan en los rincones de la Red, siempre en pandilla, con el kendo en ristre, para golpear a aquellos que no crean en la persona sagrada de su blanca cabecilla, y no la acaten como tal. Ellos son la camorra, grupos de choque virtuales que todavía, cien años después, hacen honor a la raíz italiana del fascismo.

Indefensas pero no inofensivas: acechan en los rincones de la Red, siempre en pandilla, con el kendo en ristre, para golpear a aquellos que no crean en la persona sagrada de su blanca cabecilla, y no la acaten como tal. Ellos son la camorra, grupos de choque virtuales que todavía, cien años después, hacen honor a la raíz italiana del fascismo.

Los chairos son un fenómeno chilango, y como chilangos tienen raíces y vínculos familiares activos con Oaxaca, Guerrero, Michoacán y los estados del Bajío. Su comercio ideológico al menudeo se ha propagado por el Estado de México y Veracruz, abarcando con ello la zona más densamente poblada del país, y la que más votos aporta, de manera masiva y no razonada. El obradorismo es chillante, corriente y barato como una mercadería china que se expende en los vagones del metro, en los autobuses suburbanos y en los tendidos de las aceras por unos pesos, los que sobran de una pensión del bienestar.

A los Estados Unidos ellos mismos lo llaman El Gabacho, por no decirle el Gran Gabacho, pues su envidia y su mezquindad son muy grandes. En reciprocidad, la mancha urbana posthistórica que habitan pudiera denominarse por antonomasia El Chilango. De dos décadas para acá, todavía con mayor precisión, el Gran Chairo: nuestra versión de la esclavitud de la raza de cobre y del culto a la muerte de los egipcios.

Asechan en los callejones sin salida de las Redes, decía, y su kendo fosforescente está hecho de obscenidades, maldiciones, blasfemias. Si esos treinta millones fueran con el psicólogo este gremio se volvería millonario, se irían abismalmente hacia arriba, siendo que hasta ahora los cartujos de Freud han vivido sólo de succionar a una cada vez más escuálida y anémica clase media. Las malas palabras no son sólo un síntoma de impotencia de lenguaje, sino también de impotencia sexual y de impotencia de pensamiento…

Homo homini lupus
Sórdido el lobo hombre, y solitario
nos gobierna: combate la pobreza
empobreciendo a la nación, proeza
de que se enorgullece, solidario.
Abraza al traficante y al sicario,
en lugar de ataúd les pone mesa;
ellos lo cargan, oro que no pesa
y lo coronan en el leprosario.
El lumpen traga, mientras, y sufraga,
vota al Diablo, sabiendo que el futuro
entre más se lo piensa, más estraga.
El austero, el republicano, el puro
gusanos, ratas, cucarachas traga:
el hambre de poder es su cianuro.
(20 de noviembre 2019)
Cuánto más
Tatiana es peculiarmente antipática,
con su aire de heroína y dama rica
que fustiga a los ricos y critica
a los políticos con lengua enfática.
Puede ser presidenta del país,
en cuanto sea manejable; ayer
llegó a la meta el nombre de Clouthier,
si perdió por un palmo de nariz.
En cuanto sea manejable, insisto,
puede ser presidenta ciudadana,
cuando el Profeta toque la campana
y el escenario luzca aseado y listo.
Veremos su oro transformado en cobre,
en cuanto lo comparta con el pobre.
(15 de diciembre 2019)
Babia
No importa, con el senador Monreal,
un sólido y pacato monorriel,
que la doctrina sea superficial,
pues se la pone cual segunda piel.
Se las arregla para seguir fiel
al partido del pueblo, sea cual
fuere éste, tragándose la hiel,
y cambia para mantenerse igual.
Padece insomnio, por lo cual labora
las horas veinticuatro; en el Senado
la oposición sólo es saliva y babia.
Pasa como chofer de aplanadora
sobre ellos, pues el pueblo ha sufragado:
la mayoría siempre es justa y sabia.
(15 de diciembre 2019) ®
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Publicado en: Poesía

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