La Ciudad Creativa Digital en Guadalajara

¿Es un proyecto el del Valle del Silicio tapatío?

Vuelve a renacer el fácil entusiasmo entre algunos espíritus proclives a ello, ahora provocado por el anuncio oficial de que Guadalajara fue elegida, entre una docena de urbes mexicanas, para ser la sede de un proyecto llamado Ciudad Creativa Digital.

En la historia reciente de Guadalajara [México] ha habido cosas que, de súbito, han suscitado el fácil entusiasmo. Eso sucedió hacia la segunda mitad de los noventa, poco después de que el Partido Acción Nacional (PAN) llegara al gobierno de la comarca, cuando con un optimismo desbordado se habló de que el Valle de Atemajac estaba destinado a convertirse en el Valle del Silicio de América Latina, para envidia, claro está, del resto del subcontinente.

Pronto se vio que esas presuntas grandes inversiones de capital extranjero eran en realidad poco menos que un espejismo, creado por un grupo de empresas maquiladoras como Solectrón que habían decidido instalarse en Guadalajara, aunque de manera transitoria, pues en cuanto avizoraron un mercado laboral más ventajoso que el tapatío no se la pensaron mucho para emprender el vuelo, con lo que quedó demostrado también que por algo se les conoce como “capitales golondrinos”

Quince años después y en las vísperas de lo que tal vez vaya a ser la despedida temporal del PAN de los grandes cargos de gobierno en Jalisco, vuelve a renacer el fácil entusiasmo entre algunos espíritus proclives a ello, ahora provocado por el anuncio oficial de que Guadalajara fue elegida, entre una docena de urbes mexicanas, para ser la sede de un proyecto llamado Ciudad Creativa Digital.

Independientemente de lo que esto signifique, se habla de que tal “ciudad” se establecería en las inmediaciones del parque Morelos, en el mismo sitio donde, hace apenas dos años y medio, el entonces alcalde tapatío, Alfonso Petersen Farah, no sólo pretendía edificar la Villa Panamericana, sino que aquello fuera la punta de lanza de un proyecto que repoblaría el centro de Guadalajara.

Ese proyecto, de nombre Alameda, también suscitó el fácil entusiasmo de quienes ya daban por hecho que el primer cuadro tapatío iba a revertir el cada vez más decreciente uso habitacional de la zona.

Ahora ya no se habla de uso habitacional sino de algo parecido a la salvación económica y urbanística de Guadalajara. De algo que, a la hora de la verdad, podría ser sólo una dulce quimera como tantas otras que han aparecido en el horizonte de la ciudad en los años recientes.

Aun cuando el presidente de la república, Felipe Calderón, haya venido a Guadalajara para hacer el anuncio oficial de la presunta Ciudad Creativa Digital, hasta ahora ésta es un enigma, envuelto en dulces promesas para un futuro aún sin precisar:

Hasta ahora se trata sólo de sueños futuristas, afincados en las palabras de autoridades federales, estatales y municipales, autoridades que en unos cuantos meses dejarán de serlo. Porque proyecto, proyecto, lo que se llama proyecto, la cacareada Ciudad Creativa Digital aún no llega a serlo.

La generación de más de 20 mil empleos directos; la conversión de los alrededores del parque Morelos no sólo en el “Hollywood de la producción digital”, como ha llegado a decir el gobernador de Jalisco, sino en una zona que sería la envidia de cualquiera de las grandes urbes del Primer Mundo, con un área inicial de medio centenar de manzanas que, casi de inmediato, irradiaría sus bondades al perímetro completo del centro tapatío.

Hasta ahora se trata sólo de sueños futuristas, afincados en las palabras de autoridades federales, estatales y municipales, autoridades que en unos cuantos meses dejarán de serlo. Porque proyecto, proyecto, lo que se llama proyecto, la cacareada Ciudad Creativa Digital aún no llega a serlo.

No se especifica, por ejemplo, qué empresas de animación han hecho el compromiso de establecerse sobre los terrenos que el exalcalde Petersen Farah compró a un irresponsable sobreprecio.

Aunque no falten las víctimas del fácil entusiasmo que, de manera temeraria, hayan dicho que el anuncio de la Ciudad Creativa Digital es, en el ámbito económico, “el acontecimiento más importante para Guadalajara después de la llegada del ferrocarril en 1888”, hasta ahora esa Ciudad Digital no pasa de ser otro capítulo de la copiosa mitomanía a la que se han vuelta tan afectos algunos espíritus de la comarca.

Entre los numerosos ejemplos esa mitomanía se podría mencionar casos como el del yacimiento de oro, “descubierto” casi al principio de la administración de Enrique Álvarez del Castillo, a mediados de los ochenta, en el municipio de Guchinango y tan “rico” que pronto íbamos a salir de pobres, o el primer Museo Guggenheim de América Latina, que no sólo convertiría a Guadalajara en la ciudad de las musas, sino que iba a ser un imán irresistible para legiones de turistas, y ahora, la anunciada Ciudad Creativa Digital, que dizque le va a cambiar el rostro a la capital de Jalisco y a convertirla en el “Hollywood de América Latina”.

Ni hablar, no son pocas las personas propensas al fácil entusiasmo ni los partidarios de contar los pollos antes de que salgan del cascarón. ®

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Publicado en: Febrero 2012, Política y sociedad

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