La FIL en Los Ángeles

Candil de la calle…

El viernes 25 de febrero, en una videoconferencia de prensa trasmitida vía satélite desde Los Ángeles, California, se hizo el anuncio oficial de la I Feria del Libro en Español, a celebrarse del 29 de abril al 1 de mayo del año en curso en la mencionada ciudad estadounidense.

FIL 2010

Si la feria en cuestión se hiciera con dinero privado sólo cabría aplaudir esa iniciativa, cuyo propósito, según sus organizadores, es “promover la lectura en español” en la ciudad más poblada de la costa oeste de Estados Unidos, donde reside una de las mayores comunidades hispanoparlantes. Pero como la FIL de Los Ángeles se va a realizar con fondos públicos, que en su mayoría proceden de la Universidad de Guadalajara, entonces hay que reclamar a los autores de la iniciativa (funcionarios de la propia UdeG) por disponer, abusivamente, del dinero y los recursos de esa institución, pues éstos hacen falta aquí, en Jalisco, y no sólo para que las autoridades de la UdeG comiencen a pagar el consumo de agua potable del teatro Diana, el Auditorio Telmex y otras empresas universitarias que, al decir del SIAPA, tienen un gran adeudo acumulado, el cual, según el rector sustituto, Marco Antonio Cortés Guardado, sencillamente no piensan pagar —aunque ya se habló de un sustancioso descuento.

Pero volviendo al dinero de los jaliscienses, que la cúpula udegeísta gasta en el extranjero —para no hablar de frivolidades domésticas que no son menos costosas— ese dinero no llega ahí, a donde debiera llegar: a mejorar las tareas académicas y ampliar los servicios educativos, que son la razón de ser básica de una universidad pública como la UdeG.

¿En qué beneficia, por ejemplo, a las decenas de miles de jóvenes, que son rechazados cada semestre de la UdeG, el hecho de que esta institución, la cual opera con el dinero de los contribuyentes, establezca una feria anual del libro en la ciudad de Los Ángeles? Aparte de que no le reporta ningún beneficio a esas legiones de jóvenes que no hallan cabida en las aulas de la UdeG, esa feria -—l igual que las demás actividades que, a nombre de la universidad oficial de Jalisco, se han venido haciendo en Los Ángeles— es una burla tanto para los estudiantes rechazados como para las familias de éstos, pues el mensaje tácito de los jeques udegeístas es que no hay dinero para ampliar la matrícula, pero sí para pagarles el viaje, la estancia y los honorarios en la más poblada ciudad californiana a escritores, intelectuales, teatreros y hasta periodistas, a los que desde hace tiempo la cúpula directiva de la UdeG trata con mimos, y ellos saben corresponderle firmando desplegados o publicando artículos a favor de sus benefactores.

Ese dinero no llega ahí, a donde debiera llegar: a mejorar las tareas académicas y ampliar los servicios educativos, que son la razón de ser básica de una universidad pública como la UdeG.

Lo peor del caso es que ese constante desvío de recursos se ha venido dando de manera impune, ante el silencio cómplice o la indiferencia ídem de la inmensa mayoría de la comunidad que integra la Universidad de Guadalajara. En otras palabras, nadie llama a cuentas a los jeques universitarios. Y por eso se mantiene y seguirá manteniendo la sangría de recursos de los jaliscienses hacia la urbe californiana, donde opera ya, desde hace algún tiempo, un membrete llamado Universidad de Guadalajara en Los Ángeles (UdeGLA), donde el ex rector Raúl Padilla y sus adictos planean abrir un centro universitario en forma, el cual sería sostenido con los impuestos de los jaliscienses, como ya se sostiene la burocracia que ahora mismo representa en aquella ciudad y como se han podido financiar también todas las actividades (cinematográficas, literarias y académicas) que allá mismo se realizan.

Pues lo mismo va a suceder con la Feria del Libro en Español en Los Ángeles, cuya primera edición acaba de anunciarse para ser inaugurada a fines del mes entrante, y a la que habrá de asistir más de medio centenar de escritores (en su mayoría de la Ciudad de México), varios grupos artísticos, entre ellos uno de teatro de la localidad que llevará una versión para niños de Romeo y Julieta.

Una vez más: ¿quién va a paga la cuenta de todo ello? Exacto, los jaliscienses, incluidas las familias de los miles y miles de jóvenes que semestralmente son rechazados de la UdeG porque, según las autoridades de esa institución, no se cuenta con los recursos suficientes para que la matrícula crezca, aun cuando sí haya dinero y recursos para gastarlos en Estados Unidos, como ocurre desde hace tiempo, y como ha seguir ocurriendo, ahora con la Feria del Libro en Español en Los Ángeles.

¿Cómo se llama esta historia? Candil de la calle y oscuridad de la casa forever. ®

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Publicado en: Libros y autores, marzo 2011

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