Los delirios de Zepeda

AMLO no es y no será un Madero ni un Allende

Lo que ha hecho Zepeda es validar los supuestos temores de López Obrador sobre un asesinato político. Sobre un intento de asesinato no existen siquiera indicios de posibilidad real.

Madero luce la banda presidencial. Fotografía del AGN.

Jorge Zepeda Patterson es el defensor de oficio de AMLO en El País. Y uno más de los muchos escuderos presidenciales en Milenio. Se distingue de los demás sólo porque finge ser o se esfuerza por parecer equilibrado —con lo que da un mal nombre al equilibrio crítico—, no por la profundidad de su defensa. Y es que Zepeda no es profundo: es mustio y difuso, entre otras cosas; diluye su obradorismo en aguas de apariencia solemne, fría e impasible —aunque ya, a su modo, ha hecho afirmaciones directamente arrebatadas.

El articulito “Madero y no Zapata, intríngulis presidenciales”, publicado esta semana en El País, es una muestra nueva de las formas zepedianas para el mismo fondo partidista, de fe obradorista. En el texto Zepeda trata lo que sería ocioso o absolutamente gratuito si no fuera un intento de apoyo enrevesado al presidente. ¿Cuál es el tema principal? No la “admiración” de López Obrador por Francisco Madero y sus ramificaciones ciertas sino la “posibilidad” de que opositores asesinen a un López Obrador (auto)percibido como héroe. El escrito es indigno de cualquier periódico de altura. No es un análisis, no es un ensayo, no es una reflexión aguda, no es nada necesario. Es un frasco de basura obradorista, con etiquetado engañoso.

Como siempre, Zepeda ignora hechos como el tamaño real de los programas sociales vigentes, su uso clientelar, la falta de toda reforma fiscal estructural y progresista, la inacción económica gubernamental en medio de la pandemia, la gama de relaciones políticas con los empresarios y los conflictos de interés entre algunos de ellos y la familia presidencial.

El texto es malo de inicio a fin. Comienza con una falla escritural (no formalista), lo que no es infrecuente en lo que escribe Zepeda. Ésta: “Es un misterio las razones que explican la devoción que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador por la figura de Francisco I. Madero”. Debió escribir “Son un misterio”… Sigue con una “visión” raquítica y atrasada sobre lo que es ser liberal, con la creencia de que AMLO es un estudioso de la historia (no lo es, como Zepeda no es ningún científico social ni un economista aunque tenga licenciatura en economía) y con una “definición” de la presidencia amloísta que es tan mañosa en su colocación como falsa en su contenido: “un régimen en favor de los pobres y crítico de la mentalidad pequeñoburguesa, a la que Madero estaría adscrito”. Como siempre, Zepeda ignora hechos como el tamaño real de los programas sociales vigentes, su uso clientelar, la falta de toda reforma fiscal estructural y progresista, la inacción económica gubernamental en medio de la pandemia, la gama de relaciones políticas con los empresarios y los conflictos de interés entre algunos de ellos y la familia presidencial. El etcétera no sería corto. Pero lo peor es el fin doble: eso con lo que termina el escrito es el verdadero propósito de Zepeda, que a su vez termina por ser verdaderamente un despropósito:

Lo paradójico es que, en sentido estricto, el “martirio” de Madero fue resultado de la bajeza de sus enemigos y no del sacrificio personal en defensa de sus convicciones republicanas o democráticas: ya había accedido a dejar la presidencia para salvar la vida en el exilio. Algo que Salvador Allende no hizo y, llegado el caso, estoy convencido, tampoco haría López Obrador. Pero esa (sic) es otra historia, una que espero nunca se escriba.

Ahí acaba Zepeda… Un texto que en sus mejores partes sólo es mediocre cierra así. ¿Por qué? Porque o Zepeda está en un momento mucho peor del que he diagnosticado aquí en Replicante, lo que significaría que está perdiendo mucha capacidad mental, o quiso e intentó ayudar a la narrativa épico–trágica del presidente —¡es tan bueno y hace tanto bien que si no hace aún más es porque se lo impiden quienes hasta podrían matarlo!

López Obrador, nos revela y explica Zepeda, teme que lo asesinen (ese temor lo arrojaría psicológicamente en brazos del ejemplo maderista), podría ser asesinado por algún grupo opositor, pero si este grupo intentara asesinarlo tendrían que enfrentar a un AMLO resistiéndose como un Allende, lo que querría decir que no podrían lograr el asesinato tan fácil y bajamente como lo lograron con Madero. Eso es lo que nos quiere decir Zepeda sobre el presidente y sus opositores. Y es mentira. Es obradorismo. Barato, aunque se publique por error en El País.

AMLO es lo que quiere creer Zepeda y matarlo sólo demostraría que puede ser un mártir de la izquierda como Allende. Sea como fuere, Zepeda yerra.

Lo que ha hecho Zepeda es validar los supuestos temores de López Obrador sobre un asesinato político. Sobre un intento de asesinato no existen siquiera indicios de posibilidad real. Sin embargo, Zepeda “pensó” en ello. Y la conclusión suena a confirmación de sesgo y a mensaje político: AMLO es lo que quiere creer Zepeda y matarlo sólo demostraría que puede ser un mártir de la izquierda como Allende. Sea como fuere, Zepeda yerra. Suponiendo que alguien quisiera y planeara matar al presidente, ese alguien no estaría en el liderazgo de los grupos más poderosos de México. La Iglesia no está con los conservadores contra un presidente liberal, como sucedió en el siglo XIX, porque no tenemos un presidente liberal sino conservador (con hijos no autónomos de mentalidad grande–burguesa) y la Iglesia no lo enfrenta de ningún modo; el conjunto de la televisión privada no hace campaña golpista ni crítica tan dura, por lo que en público no promueve nada que se acerque a la posibilidad de un intento de asesinato y en privado sus dueños tampoco lo hacen porque ellos no han perdido dinero ni influencia en este sexenio, sólo han variado sus formas, y, por último, ni el Ejército mexicano ni el gobierno de Estados Unidos son enemigos de AMLO. Al contrario: “nuestro” Ejército es el mayor amigo presidencial y el gobierno gringo intenta ser otro amigo con intereses. La estupidez de Zepeda pasa por relacionar a López Obrador con Madero y Allende —haciendo que supere al primero y equiparándolo muy extrañamente al segundo— cuando a Madero lo asesinó un grupo militar aliado al embajador de Estados Unidos Lane Wilson y a Allende lo asesinó un grupo militar con la ayuda de la embajada de aquel país.

No soy aficionado a predecir, pero esto lo predigo: el presidente mexicano del periodo 2018–2024 no será asesinado por la cúpula militar mexicana ni por la cúpula del Estado gringo. No es y no será, para casi nada, un Madero ni un Allende. Y Jorge Zepeda Patterson, quien ya no es lo que fue, jamás volverá a serlo —publique en El País o no. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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