MÉXICO CALIENTE

Literatura, narco y violencia

Nuestro país es un horno sometido a altas temperaturas por la ceguera de las autoridades federales empeñadas en sostener una guerra a muerte contra el narco, en que las víctimas son ciudadanos inocentes, policías sin entrenamiento y periodistas desprotegidos y a merced de fuerzas ciegas.

uno

Penal Gómez Palacio

Domingo 25 de julio/2010. Un comando de internos del penal de Gómez Palacio, Durango, sale y ejecuta a diecisiete asistentes a una fiesta en la ciudad de Torreón, Coahuila, colindante con la primera. Para cometer la masacre los reos utilizan armas de los propios custodios y autoridades carcelarias, con anuencia de la dirección del penal y con el conocimiento las autoridades estatales que nombraron a Margarita Rojas Rodríguez directora del reclusorio.

dos

Lunes 26 de julio. Basadas en un video que subió a YouTube una banda del crimen organizado, las autoridades federales, PGR y Secretaría de Gobernación, procedieron a investigar los hechos y encontraron: a) que las armas utilizadas en la ejecución correspondían con las reglamentarias de los custodios de la cárcel de Gómez Palacio, que los comisionados para el crimen se trasladaron en vehículos del mismo lugar; b) que luego de verificados los videos instalados en el presidio y cotejadas las bitácoras del movimiento de las unidades automotrices, se encontró que, efectivamente, la confesión de un poli preventivo y grabada en el documento subido a Internet, antes de su ejecución en vivo, era cierta.

tres

Misma fecha. En efecto, la directora del penal autorizaba la salida del comando de internos no sólo para la ejecución del día anterior a la conferencia de prensa aquí consignada, sino que había consentido dos salidas anteriores: una en febrero de este año para ultimar a diez personas en el bar Ferrie y otras ocho en mayo en el bar Juana’s, ambos localizados en Torreón. Se presume que los atacantes, con domicilio temporal en el Centro de Rehabilitación Social de Gómez Palacio, pertenecen a un cártel rival al de los ejecutados, excluidos los inocentes.

cuatro

Martes 27 de julio. Después de cubrir una movilización de familiares de los detenidos y arraigados —además de la directora, el subdirector, el jefe de seguridad y el de vigilancia—, “desaparecen” dos camarógrafos y dos reporteros que cubrieron la nota para medios locales y nacionales. Sus captores, relacionados con alguno de los dos cárteles, solicitaron a los jefe de los periodistas que difundieran tres videos, con una duración global de quince minutos, entre éstos el de la confesión y ejecución del policía que señaló la complicidad de autoridades estatales con una facción del crimen organizado.

cinco

Miércoles 28 de julio. La madrugada de este día, en la cabecera municipal de Jerez, Zacatecas, es allanado el domicilio del director del semanario local La Opinión, Ulises González, al que un comando armado se llevó con destino desconocido luego de sacar de cuajo la puerta de entrada y hacer disparos en muebles y paredes. Según colegas del reportero desaparecido o secuestrado, recientemente solicitó, y en reiteradas ocasiones, a la dependencia federal correspondiente información acerca de las pensiones que perciben rectores jubilados de la universidad (UAZ).

seis

Jueves 29 de julio. Entrevistados en corto, esto es fuera de grabadora, dos colegas del coordinador del semanario refirieron que no existe una agrupación de periodistas que reclame a las autoridades estatales ni federales por el ilícito, ni tampoco los familiares de González García han interpuesto querella alguna por su secuestro. Tampoco se han presentado quejas por las amenazas recibidas por reporteros de otros medios que han sido amedrentados, vigilados y perseguidos por integrantes del crimen organizado.

siete

Para cometer la masacre los reos utilizan armas de los propios custodios y autoridades carcelarias, con anuencia de la dirección del penal y con el conocimiento las autoridades estatales que nombraron a Margarita Rojas Rodríguez directora del reclusorio.

En 1985 apareció publicada la crónica novelada Asesinato, de Vicente Leñero, con una vasta trayectoria en el periodismo, sobre la muerte de dos ancianos, los Flores Alavez, abuelos de Gilberto, supuesto verdugo de la pareja por oponerse a la relación homoerótica que éste sostenía con un estudiante universitario. En el cuerpo de la investigación plasmada en un relato cargado de suspense se refiere que a Quile se le llegó a ver en la Zona Rosa mientras purgaba la condena en un reclusorio de la ciudad de México.

ocho

Élmer Mendoza, Yuri Herrera y Martín Solares, narradores de asuntos sobre narcotráfico, abordaron, a mediados de mes, en el marco del Hay Festival, el tema “Literatura y violencia” en esta ciudad —Zacatecas— y donde coincidieron en que actualmente nuestro país es un horno sometido a altas temperaturas por la ceguera de las autoridades federales empeñadas en sostener una guerra a muerte contra el narco en que las víctimas son ciudadanos inocentes, policías sin entrenamiento y periodistas desprotegidos y a merced de fuerzas ciegas.

Campos minados

¿Hasta qué grado la violencia que asuela al país se ha tornado en una olla exprés a punto de estallar por la presión que ejerce el crimen organizado sobre la sociedad civil y las instituciones; es México un campo minado en que cada día es más frecuente enterarnos de que la víctima más reciente fue un periodista de algún punto de la frontera norte, Michoacán, Guerrero, Veracruz o cualquier otro sur, este, oeste, centro o Oaxaca; es lícito imaginar la superficie del territorio nacional como una alfombra de fuego, como un puchero de cabezas decapitadas o una caverna que se tragó decenas, centenas o miles de cuerpos descuartizados?

Más aún: la cabeza de Circe que dibujó Julio Ruelas (1870-1907), ¿resultó una premonición de los tiempos que corren y nos corroen; ese grabado movió a Sergio González Rodríguez para escribir su crónica íntima, El hombre sin cabeza; es internet el espacio que nos permite alejarnos del hedor que provoca un cuerpo separado de una cabeza que alguna vez fue un todo; no leer los diarios ni ver el video del coche-bomba que ayer estalló en el norte del país, nos concederá un sueño más profundo y balsámico ésta y las noches subsecuentes; no responder a las llamadas anónimas y de voces desconocidas que pretenden tomarnos por el cuello para una extorsión probable nos vuelve más inmunes al terror que se ha propagado por nuestra dermis como el gas con el que se exterminaba a miles de judíos en el pasado, pleno de campos de concentración?

Acaso Caravaggio, quizá la Salomé de Óscar Wilde, puede ser que los bocetos de Francisco Goitia de los colgados de la Guerra Cristera y los quemados en vivo que todos vimos por Tv Azteca en Tláhuac hayan alterado nuestra rutina, la fuerza de nuestras pisadas en el asfalto, los plantíos del medio rural, el tic-tac de todos los relojes, incluidos los que agotaron las pilas y la luz fosforescente de minuteros y segunderos. Todo esto es parte de nuestros miedos más recónditos mientras los llamados “delitos de cuello blanco” permanecen impunes, mientras los candidatos en campaña de todas las franquicias pactan con el crimen organizado. ®

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Publicado en: Agosto 2010, Ensayo

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