Luego de que el Tribunal Estatal de lo Administrativo ordenara suspender la construcción de la Villa Panamericana, por la flagrante violación a varios reglamentos en materia urbanística y ecológica, el gobernador, quien en teoría es el primer obligado para cumplir y hacer cumplir la ley, montó en cólera en contra de esa resolución judicial.
A la manera Luis XIV de Francia, el famoso Rey Sol, Emilio González Márquez maneja los asuntos de Jalisco como si él fuera la encarnación de la ley en el estado que gobierna y, por lo mismo, un tuviese que sujetarse a otro marco jurídico que no sean sus propias convicciones, gustos e intereses. Y ante ello, todo lo demás es lo de menos. Así lo demuestra en el caso de la tristemente célebre Villa Panamericana, que en tres años ha ensayado ya más sedes que Guadalajara en la época de su fundación.
González Márquez ha vuelto exhibir su estilo personal de gobernar, un estilo rupestre que exige que las cosas se hagan como él dice, aun cuando no le asista la razón. Y no hay poder humano, ordenamiento legal, plan parcial de desarrollo, reglamento de protección al medio ambiente, autoridad municipal, juez o tribunal que se lo puedan impedir.
Luego de que el Tribunal Estatal de lo Administrativo ordenara suspender la construcción de la Villa Panamericana, por la flagrante violación a varios reglamentos (estatales y municipales) en materia urbanística y ecológica, el gobernador, quien en teoría es el primer obligado para cumplir y hacer cumplir la ley, montó en cólera en contra de esa resolución judicial, habló de un boicot orquestado en contra de los Juegos Panamericanos, boicot en el cual estaría implicado el juez que libró la orden para detener las obras de la Villa.
Sin embargo, ni nuestro encolerizado Rey Sol ni ninguno de sus cortesanos que han repetido a coro lo del supuesto complot antipanamericano han sido capaces de identificar a esos “malos jaliscienses” que estarían tan interesados en descarrilar el tren deportivo continental y cuyo arribo se anuncia para mediados de octubre.
Pero mal que le pese a los susodichos, las cosas son de otro modo: resulta que el sitio donde se construye la Villa Panamericana (El Bajío del bosque de La Primavera) es una zona de alta fragilidad ecológica, por lo que el plan parcial de desarrollo no permite ahí ningún tipo de vivienda que exceda de cien habitantes por hectárea. No obstante, ese complejo habitacional está concebido para una densidad de población tres veces mayor. Es decir: el Plan Parcial de Desarrollo de la zona establece una cosa y los desarrolladores y el gobierno de González Márquez hacen otra muy distinta.
Luego de esta evidente anomalía, los vecinos de Rancho Contento y el Parlamento de Colonias recurrieron ante el Tribunal Administrativo del Estado, y el juez de la IV Sala dictaminó que a los quejosos les asiste la razón.
González Márquez ha vuelto exhibir su estilo personal de gobernar, un estilo rupestre que exige que las cosas se hagan como él dice, aun cuando no le asista la razón. Y no hay poder humano, ordenamiento legal, plan parcial de desarrollo, reglamento de protección al medio ambiente, autoridad municipal, juez o tribunal que se lo puedan impedir.
Ése es el meollo del asunto y lo demás son fantasías complotistas, palabrería y paranoia oficiales, a las que la que se han sumado las cúpulas empresariales de la comarca y más de un oficioso u ofuscado editorialista, con el fin de soslayar la cauda de irregularidades que ha venido arrastrando la construcción de la Villa Panamericana y también para tratar de justificar el proceder autoritario y extralegal del gobierno del estado, incluida la movilización de cuerpos policiacos, los cuales están ahí desde el lunes de esta semana para, según dijo textualmente Fernando Guzmán Pérez Peláez, secretario general de Gobierno, “evitar incidentes”.
¿Cuáles “incidentes”? ¿La llegada, el martes por la mañana, de la funcionaria de Zapopan que iba a cumplir con su deber (a clausurar las obras de la Villa Panamericana) y a la que el empresario desarrollador y la Policía Estatal le impidieron el paso?
Esto ocurrió diez horas antes de que la empresa en cuestión consiguiera un amparo para continuar con los trabajos, lo que significa que el gobernador y el secretario general de Gobierno usaron la fuerza pública para obstruir la aplicación de la ley.
Por lo demás, con ello se creó otro precedente no menos grave: se puso en entredicho la tan invocada “autonomía municipal”, que consagra el Artículo 115 de la Constitución, con lo que también quedó en evidencia que el gobierno de Zapopan no siempre manda en su territorio, aun cuando tenga el respaldo de una autoridad judicial.
Y todo porque existe la urgencia de terminar la Villa en que habrán de alojarse los atletas que asistan a los Juegos Panamericanos, de lo cual se han aprovechado empresarios vivales para incumplir con la ley y para presionar al gobierno de Emilio González Márquez, a fin de que les dé su respaldo.
O dicho de otro modo, se salieron con la suya no quienes tienen la razón, sino los gandayas que, con la fuerza pública de su lado —fuerza usada de manera extralegal—, hacen negocios violando planes parciales de desarrollo y ordenamientos ambientales.
Finalmente, por lo que hace a nuestro Luis XIV y funcionarios, dirigentes empresariales y demás espíritus oficiosos que lo han escoltado en esta tragicómica mascarada, todos a coro podrían repetir una de las frases favoritas de los cínicos de ayer, de hoy y de siempre: para las leyes, las muelles. ®
fishrizo
Entonces podemos decir que gracias al interés y la demanda de los ciudadanos de Rancho Contento y el llamado Parlamento de Colonias (el cual desconozco)se inicio esta guerra donde el maligno poder disfrazado de benigno hace de las suyas?. Me parece interesante y celebro que todo inició gracias a ciudadanos..lástima del ingrato ese Don Emilio (ni ganas de mostrarle respeto.
Gracias