El trabajo de Tania Candiani (Ciudad de México, 1974) se ha caracterizado por el uso y desarrollo de múltiples disciplinas como premisa para crear un arte cargado de contenidos, partiendo de la experiencia y la cotidianeidad femenina para ilustrar una realidad universal.
Si bien los inicios de esta artista fueron como pintora, pronto empezó a usar fotografía y video en sus instalaciones pictóricas. En Tijuana, ciudad en la que vivió quince años y desde donde literalmente se internacionalizó su arte, fue coproductora de una fotonovela que se publicó en la revista Moho en 1996. Más adelante se dedicaría a explorar los terrenos de la instalación y, como buena artista contemporánea, a reciclar los excedentes de producción de la sociedad de consumo en arte que se pretende crítica al sistema, con logros notables en sus dardos hacia la problemática de la comida chatarra y el sobrepeso o la violencia doméstica de género.
Después regresó a la senda del dibujo pero lo hizo con hilos y bordados creando a partir de ese momento una serie de trabajos en los que la costura es uno de los principales y más explícitos elementos.
Además, quizás porque Tania Candiani cursó varios semestres en la SOGEM de la Ciudad de México, la noción de lo “literario” siempre ha estado presente en la concepción de sus creaciones. De hecho, me confesó que hace poco había retomado la lectura de literatura de manera metódica y trataba de terminar un libro cada dos días. De ese proceso nace la serie Tales and other Nightmares.
En esta serie Candiani propone dos niveles de significado, como ya ocurrió en otros proyectos donde usó un juego de sinónimos para complejizar el concepto inicial, Avalaible en un caso, Limits en otro.
El primero de los niveles de significación son los referidos a la plasticidad, a lo matérico, y por el otro, los significantes de las palabras que usa en sus piezas, integrando el texto también en su vertiente gráfica, visual. En boca de la artista: por la estética de la palabra en sí…
En este proyecto Tania estableció un juego a partir de que la imagen contara una cosa y el texto, si no otra totalmente diferente, algo que en principio no estuviera obligatoriamente relacionado.
Descartados los cómics por poseer un lenguaje demasiado obvio y explícito, y luego las fotonovelas que despliegan ese erotismo de vecindad porque no servían a sus propósitos, se decantó por las imágenes de la popular revista de los cincuenta Mecánica Popular. Todas las imágenes de la serie son tomadas de esta publicación a excepción de una fotografía de un tag, literatura callejera, realizado en una pared de Kaunas, Lituania (donde la artista participó en una bienal de textiles obteniendo el primer lugar).
Una vez establecida la naturaleza de las imágenes, escoger los textos fue un poco más complejo. Después de internarse en foros en la red donde se discuten y votan las cien mejores frases de la literatura universal, Candiani optó por seleccionar el inicio de algunas novelas de su librero que son representativas en el plano personal.
Las frases están en inglés porque ése es el idioma de la mayoría de los títulos y por un afán de uniformar, ya que esta serie se expuso en la Galería Kunsthaus, en Miami. Y también por la experiencia de quince años de vivencia transfronteriza obviamente bilingüe. Aunque, si la serie crece, Candiani piensa usar los idiomas originales en los que están escritas las novelas.
La combinación de imágenes domésticas con los comienzos de las novelas (de autores como Camus, Bukowski, Duras…) que generalmente suelen ser puntos emotivos muy álgidos, crean una confusión y extrañeza inicial que da a pie a un juego de asociaciones libres en las que el espectador no puede ser pasivo, porque este juego lo obliga a replantear precisamente su inercia asociativa, como es el ejemplo de Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, que empieza It was a pleasure to burn… y la imagen que lo acompaña es el dibujo a lápiz de una joven prendiendo un calentón. Pero la acción junto a esa frase queda en una inquietante ambigüedad porque en realidad no sabemos exactamente qué es lo que va a arder, si la muchacha, la bomba-calentón o el lienzo entero.
Siguiendo con los juegos del lenguaje, con la novela The girl who played with fire del sueco Stieg Larson, Candiani confecciona una columna con una lista con acciones junto a una de puros adjetivos, para que sean leídos de manera aleatoria y siguiendo los impulsos del lector/espectador, creando posibilidades infinitas de significación.
Esta serie de lienzos, combinación de dibujo a carboncillo y letras bordadas en máquinas de coser se completa con un video en el que la artista performea soplando globos con palabras cosidas que forman la frase de inicio de una novela de Clarisse Lispector que tiene que ver con el origen de la vida.
En Tales and other Nightmares Tania Candiani conjuga varios niveles de significación, conformados por un discurso a la vez narrativo y plástico. Este arte además de verse, también se lee, y por esa razón su poder de evocación es tan poderoso como el de la lectura. ®