Un macho (reiteradamente violento) le «responde» a una #MUJER no como a la mujer política de carrera que es —y que ocupa un cargo en el Congreso de la Unión— sino con un insulto personal; peor aún, la cosifica y la reduce a ser «#procreadora» de los hijos de otro.
Eso sucede en medio de un debate público sobre las formas de comportarse en el parlamento.
Es decir, el presidente del Senado invisibiliza a la legisladora, la minimiza a ser «procreadora de los hijos» de tal, la insulta al argüir que ella (sus palabras) no tiene valor debido al hombre con quien ella procreó a sus hijos.
Para Noroña, ella NO es «merecedora» de una respuesta directa, ella es un objeto que sirve como conducto para insultar al hombre que —a la mirada de Gerardo Fernández Noroña— ¿le da existencia a ella por haber tenido hijos con él? ¿Es el señor —aunque en este momento no tiene un cargo— que Noroña quiere tener como interlocutor, en lugar de debatir con una mujer política de carrera que además es legisladora?
¿Alguien del régimen va a negar que ella tiene méritos propios en la política que obligan a que un legislador la trate como su igual? ¿Los hombres del régimen de 4ta sólo saben debatir con una mujer desde la misoginia?
Soy #feminista, soy #lesbiana, nací en el barrio y en la izquierda, mi irreligiosidad es pública… así que la distancia entre esa diputada y yo es inmensa. Sobra decir —ella lo sabe directamente por mí— que tengo muy profundas diferencias políticas, ideológicas y de clase con ella.
En las pocas ocasiones en que tuvimos algún intercambio fue para disentir, para debatir. No hubo puntos de coincidencia.
Nunca seríamos amigas —ella seguro que opina lo mismo y más—. Pero le reconozco que, a diferencia de la «manada de lobos» que hoy nos gobierna (con disfraz de pastores de ovejas), Margarita no niega lo que es.
Me consta que cuando esa señora debate con un político lo hace desde la política.
Y justo ahí está el centro de esto: ella es —desde su mundo de derecha— una política, lo ha sido desde su juventud y lo ha sido margen del tipo con el que se casó ¿Acaso Margarita Zavala no tiene su propia historia política para criticar sus acciones?
Estas letras no son para defenderla de la agresión tema de esta publicación. Ella tiene muchísimos recursos para defenderse sola, para nada necesita de una voz como la mía que terminaría por incomodarle.
A ella le sobran herramientas y recursos para tomar acciones. Ahí veremos qué hace el INE México ante ese insulto.
Esta publicación no es por ella.
Escribo porque en estos tiempos de fuerte #CENSURA de Estado, en los que el régimen ha castigado a mujeres ciudadanas «de a pie» —con el argumento de la «violencia de género— por decir muchísimo menos que lo que el reincidente Noroña ha dicho, quedarse callada, guardar silencio es COMPLICIDAD con la #ViolenciaMachistaDeEstado.
¿Cómo sostener que se es feminista y no señalar la preocupación por la «vara de medir» de la presidencia del Gobierno de México apoyando que periodistas lleguen a la cárcel por lo que le dicen a una gobernadora tan peculiar como la de Campeche y luego verles desdeñar una agresión cuando es el presidente del Senado quien actúa así contra mujeres políticas?
¿Qué dirá la Secretaria de las Mujeres? Creo que se verán obligados —no por ganas o por hacer su trabajo— a decir algo respecto de si una mujer política que ocupa un cargo de elección popular puede ser denostada así por «ser procreadora» de los hijos de otro político. Veremos la calidad del argumento.
Pero el asunto que eludirán es que la censura se ha escudado —manipulando conceptos— en nuestra agenda para abrirse paso ¿Cuando la #Misoginia viene directa del Estado no es hora de mostrar la falsedad del régimen y cómo en realidad ese no es el tema que les preocupa?
¿Qué #feminismo es ese que no señala la violencia y el abuso de poder contra mujeres ejercido por personajes como Noroña?
De eso va este texto. ®
