EL DESPERTAR DE LA LITERATURA GRÁFICA MEXICANA

Tuvimos que llegar al 2010 para que se creara un primer premio a la novela gráfica en nuestro país. Tarde, pero a tiempo. El futuro es alentador.

Presentación de los ganadores del Primer Premio Nacional de Novela Gráfica

No sé cómo ocurrió, realmente no me di cuenta en qué momento la mayoría de mis amigos se volvieron fanáticos del cómic. A mí siempre me ha interesado, tanto que la primera palabra de mi hermanita fue Batman, sin embargo, no me he dado la oportunidad de leerlo tanto como me gustaría, por eso últimamente no entiendo la mitad de las referencias en las conversaciones de madrugada, no tengo libros de Alan Moore, ni sigo las caricaturas políticas de Peter Kuper. Mis amigos no son geeks (bueno, un poco), ejercen distintos oficios, distintas artes y su imaginario se ha nutrido por igual de las narrativas ilustradas.

Estoy convencido que estamos en los inicios de una época dorada para la literatura gráfica en nuestro país. Los principales responsables son los creadores que están realizando un trabajo de calidad, eso, naturalmente, ha provocado un aumento en los lectores y por lo tanto en la apuesta de más de una editorial. O viceversa, las editoriales han reconocido el talento y puesto al alcance del público las mejores obras.

Paralelamente se está generando un aparato-crítico-lector a la altura de las circunstancias, la columna de Blumpi en esta revista es uno de los mejores ejemplos. La entrega del Primer Premio Nacional de Novela Gráfica a Patricio Betteo (Mundo Invisible) y Augusto Mora (El Maizo) representa un paso significativo. Las ediciones son de primer nivel, la calidad del papel, de las tintas, es de lujo. Un aplauso a Jus por arriesgarse. Y lo que es más importante, las obras de ambos representan búsquedas distintas e inquietantes, con ilustraciones y textos con una poética profunda y auténtica. Por si fuera poco, tuve la oportunidad de entrevistar a ambos para el Resonante sobre cómic que transmitiremos el próximo miércoles 8 de diciembre, ambos me parecieron humildes, inteligentes, con ideas claras, trazo ingenioso y con un pequeño demonio sentado al hombro que seguramente terminará por consolidar sus narrativas. Si a eso le sumamos la madurez que han alcanzado los Jises y los Trinos, el boom del web cómic, ciertas viñetas de ciertos periódicos, los experimentos de José Luis Pescador y Rodrigo Betancourt, inclusive estando parado entre decenas de miles de gentes que transitan la FIL, recargado en un cartel gigante de Paulo Coelho, frente a un stand que insita a una lectura acelerada y maquinaria, existen motivos para sonreír.®