CUENTOS MALA LECHE

Paella mixta, de Manel Zabala

Al leer “Gas natural”, primer cuento de Paella mixta (Ediciones Arlequín, 2010), sublimé todos mis deseos de venganza contra Telmex, Telcel, Banamex y demás prestadores de servicios que me han sacado canas verdes. El protagonista del relato se llama igual que el autor de este libro: Manel Zabala, y es un usuario molesto por la correspondencia excesiva de Gas Natural. Zabala escribe una carta a la jefa de ventas de la gasera en cuestión, donde le cuenta la historia de un pino llamado Marcelino que sufre al ver a su pina, Marcelina, convertida en estampitas religiosas y volantes de inmobiliarias. Así como quien no quiere la cosa, un enfurecido Zabala le advierte a la funcionaria que si no le deja de enviar misivas donde lo invitan a contratar el Servicio Plus toda la furia de Marcelino caerá sobre ella, de la misma forma como cayó sobre los peregrinos que llevaban estampas del Santo Cristo de la Salud y sobre el jefe de marketing de Inmobiliaria Pedraza. Sospecho que el Zabala real se parece mucho al del cuento: ambos viven en Santa Coloma de Gramenet, Cataluña, y tienen una pluma afiladísima que puede ser usada como arma blanca.

Zabala se burla del pseudointelectualismo y del exceso de artificios literarios, creo que por eso Garcilaso, un toro en extremo ilustrado, se lamenta cuando el perico Garcialorca muere asfixiado, porque nadie conocía la obra del poeta catalán Ausiàs March como él. En el siglo XV March apostó por un lenguaje alejado de la retórica trovadoresca y de alguna forma, seis siglos después, Zabala hace algo parecido, se aparta de lo que hace el resto y se entrega al goce de narrar. Sus cuentos son como una fiesta alocada en un departamento minúsculo: mientras escuchas una conversación sobre anatomía irrumpen las vociferaciones de una pareja que pelea y al fondo se oye el murmullo confesional de un hombre que está a punto de ser padre.

En las historias de Zabala aparecen murciélagos convertidos en humanos, poetas que pactan con demonios y conejos que se enamoran de camarones dentro de una paellera; todos enredados en problemas ridículos y risibles. Sin embargo, detrás de su aparente jocosidad, se esconde el ars poética de su autor: “A mí cuéntenme cuentos con su punto de mala leche y crueldad”. Los personajes de Zabala recuerdan al lobo feroz (el original, el que sí se come a Caperucita), son una versión más ácida de los cuentos clásicos, son narraciones sorprendentes, hipertextuales, y por tanto, vivas.

Una cosa que salta al ojo es que al traducir Paella mixta del catalán al español no se usaron modismos de España sino de México, entonces el libro suena más natural, no hay necesidad de hacer una pausa y consultar la página web de la RAE para ver de qué rayos habla el traductor. Y en cuanto a esta edición, hay que decir que es un libro bien cuidado, muy al estilo de los textos de Ediciones Arlequín, como los que ya no abundan. ®

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Publicado en: Julio 2010, Libros y autores

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