Las ropas del emperador no son nuevas, sus apreciaciones acerca de mi forma de abordar la crítica al arte contemporáneo se suman a los muchos que se esfuerzan en denostar mi trabajo con descalificaciones y pobres argumentos.
Sus conocidos me leen, y eso a usted le disgusta. Razón suficiente para escribir un texto.
Algunas precisiones:
Cuando hablo del Body Dysmorphic Disorder le informo que éste tiene entre sus consecuencias recurrir a las cirugías estéticas para cambiar lo que el enfermo cree que está desproporcionado o le causa incomodidad, le dejo una cita de la Clínica Mayo:
When you have body dysmorphic disorder, you intensely obsess over your appearance and body image, often for many hours a day. Your perceived flaw causes you significant distress, and your obsession impacts your ability to function in your daily life. You may seek out numerous cosmetic procedures or excessively exercise to try to “fix” your perceived flaw, but you’re never satisfied. Body dysmorphic disorder is also known as dysmorphophobia, the fear of having a deformity.
En su cita acerca de mi texto “El complejo del urinario” y la información acerca del complejo de Jung, le recomiendo que lea sobre los arquetipos jungianos y principalmente “The Cultural Complex: Contemporary Jungian Perspectives on Psyche and Society”.
No soy “aficionada” a los términos psiquiátricos, son parte de mi formación y mi experiencia laboral, trabajé muchos años con neurocientíficos y psiquiatras en la realización de guiones museográficos.
Sobre el robo de arte, es tan desequilibrada la diferencia entre los robos de las piezas contemporáneas robadas y las de arte que ahora llaman “tradicional” que el arte contemporáneo no es un problema relevante o por lo menos estadístico para el Art Crime Team, el área del FBI encargada de estos robos.
Sobre el robo de arte, es tan desequilibrada la diferencia entre los robos de las piezas contemporáneas robadas y las de arte que ahora llaman “tradicional” que el arte contemporáneo no es un problema relevante o por lo menos estadístico para el Art Crime Team, el área del FBI encargada de estos robos, que es la fuente de mi texto. Los archivos están en internet.
Por lo demás, y citándolo a usted, las ropas del emperador no son nuevas, sus apreciaciones acerca de mi forma de abordar la crítica al arte contemporáneo se suman a los muchos que se esfuerzan en denostar mi trabajo con descalificaciones y pobres argumentos. Le recuerdo que sin embargo me leen. Aquí el link a mi site. ®
Boris Tabarè
Considero importante la presencia, irritante sin duda, de una personalidad como la de Avelina Lèsper en el contexto cultural mexicano, por un motivo en particular: el de hacer la crìtica a la adulterada situación del arte, su mercado y promoción, en esta etapa de nuestra cultura, la del capitalismo financiero. En eso sì que hace bien en aplicar su fiereza.
Por lo demás, no faltan motivos para dudar que su apasionamiento y carácter explosivo le han llevado a externar opiniones muy discutibles (y otras auténticas barrabasadas), que no hacen valer su inteligencia; cito, de memoria – pero esencialmente con fidelidad-, de su entrevista al programa «La Mezcladora» de canal 22:
«Como èl (Marcel Duchamp) no podía pintar como Leonardo, prefirió burlarse y cometer un acto de vandalismo pintándole bigotes».
Marcel ciertamente, además de ser un hombre muy inteligente y, por breve tiempo, un pintor vanguardista de gran mèrito era , sì, un gran majadero. Pero ten por seguro, Avelina, que no era de Leonardo ni de su Gioconda de quien se burlaba. Tendrìas que saberlo tú, Avelina, que has dedicado tu vida a informarte sobre arte y las ideas estèticas.
En fin, que como esa he encontrado, tristemente, varias otras expresiones del ofuscamiento de Avelina Lèsper cuando màs que criticar, destroza a Frida Kahlo o Gabriel Orozco, por ejemplo. Sin embargo, creo que es posible negociar algo con ella, respecto a ese par y algunas otras de sus victimas.
Existen otros tantos aspectos de su labor analítica del quehacer artístico contemporáneo que tampoco me satisfacen; pero, creo sinceramente que el nicho que ocupa en la «ecología cultural» de México, no lo esta ocupando otra voz.
Si buscan mayor sapiencia, amplitud de criterio, serenidad y ponderación expositivas en un pensador mexicano, no me cansare de insistir en que atiendan las disertaciones del maestro Jorge Juanes conservadas en el Podcast de Radio Educación, bajo el título «Territorios del Arte Contemporáneo»
Jose María Cabrera
¿Pobres argumentos los de Érick Vázquez? Señora Lesper, hay más pobreza en su respuesta visceral, de niña caprichosa, en su tu quoque, en su non sequitur, en su recurso al principio de autoridad y en su ingenua manera de asentarla: ¿trabajar con neurocientíficos y psiquiatras en la realización de guiones museográficos la hace especialista en esos campos científicos? Buen dato ese, no sabía que las especializaciones y el conocimiento se pasan por ósmosis. Me juntaré más con mi amigo el chef para ver si me convierto en uno.
Bruno
¿No va enserio verdad?.
En lo personal, para mí ambos argumentos, tienen puntos válidos, como dice el nombre de este sitio web «revista replicante», Lésper tienen todo el derecho de replicar. Pero entre el «yo tengo la razón», quien está perdiendo no es Lésper o Vázquez, quien estamos perdiendo somos todos. Al presentarnos en museos públicos piezas que realmente no valen ni lo que costaron hacerlas.
Esos dichosos museógrafos, curadores, críticos, gobierno, empresas crean una «mitificación», de lo que es arte y lo que no es, o de lo que vale o de lo que no vale.
Al final una familia de clase trabajadora, va al museo en domingo y lo que mira es una bicicleta plateada, colgada del techo con cadenas y enrollada con malla de esa que usan en los gallineros, con un título que ni el papá que pudo apenas terminar la preparatoria puede pronunciar (y no quiero ofender a nadie, pero esa es la realidad), o miran un cuadro muy «bonito» que parece sacado de algún restaurante o tienda de moda.
Creo que a esa familia, no les deja nada, ni mensaje, ni sentimiento, vamos ni la experiencia. Ya sabemos que el círculo de arte es un mecanismo de una burbuja comercial la cual es aprovechada por clases ricas, políticas y elitistas. Que se siente bien «chido» codearse en esas fiestas/celebraciones con gente bonita y copas de vino. Y nos sentimos estupefactos con personas que usan un lenguaje tan pomposo de teorías sacadas de no sé dónde (que por cierto voy a tratar de leer), pero al final todo es una farsa, para adquirir incentivos, para vender, para crecerse el ego, para lo que ustedes quieran, menos para algo útil a la sociedad.
Lo que digo es que al final, el arte no es para unos pocos privilegiados, o para los estudiosos, es para toda la gente del «mundo mundial», gente sencilla, común, muchos no somos gente “especializada”. Yo vendo calcetines en una estación del metro. Y tampoco es que quiera ir a los museos y ver cosas bonitas, pero si todo el día mi vecino que vende películas piratas tiene 3 teles, no se me hace diferente de ir una exposición y ver un video de un sujeto golpeando una puerta o cortándose el cabello. Al menos mi vecino le pone variedad, trae las de estreno.
Saludos.
Osnola
La crítica que no resiste la crítica. Vaya que hay que aprender a leer con mayor cuidado lo que se escribe…
Carlos Díaz Botello
Coincido con Maud. Lo peor para mi es la selección que hizo en Milenio: ¡está hasta la esposa villamelona de un gobernador actual! Al ver la cantidad de autores de tercera que eligió (hay sus excepciones como debe ser) perdí todo respeto por esta señora.
Maud
Pues no se nota formación ni información, sus ensayos carecen de rigor y ahora que Milenio publica sus ensayos sobre pintores queda más claro su formación basada en una interpretación lírica de las obras, un ejercicio que tanto mal ha hecho a la literatura sobre artes plásticas y a la literatura misma, por decir lo menos. T
Escribir:
«El desierto nos muestra los extremos de la existencia, este díptico lleva en sus tonos esa dualidad que divide a un solo mundo. Cada lienzo tiene una ventana que delimita un espacio simbólico, superpuestas sobre un paisaje que no define, insinúa, menciona. El desierto cambia constantemente, se erosiona, aquí queda suspendido dentro del marco espacial del lienzo.»
Vaya crítica. Tanta «formación» para escribir poetadas mientras que la Avelina combativa mandaba cortarse las piernas a los performanceros. Avelina es síntoma de la crisis cultural de la sociedad mexicana: una sociedad marcada por el revanchismo, la desinformación y la descalificación indiscriminada. Un dudoso manejo del lenguaje y una peor formación académica. Esto es lo que publican las revistas y los suplementos culturales, esto es lo que nos merecemos como sociedad reflexiva, la misma que discrimina maestros, descalifica mujeres… de algo estoy segura: Avelina es un eslabón más en la cadena de esta furibundez que no lleva a ningún lado y que sólo consiste en el pan y circo. ¿Y qué nos va a ofrecer a los lectores que tenemos formación e información? Que sabemos distinguir cuando alguien maneja de manera inteligente la información y no tiene que venir a decirnos que hizo guiones y trabajó con neurocirujanos, y lee libros dedicados a los ejes del pensamiento psiquiátrico, ojo no lee directamente a Jung y a Freud, no, lee literatura alrededor de…. Avelina, por favor, no nos de atole con el dedo.